“Hay nuevas formas de concebir qué es una obra de arte, dónde hay artistas que ya no ponen nada en la pared sino que la inauguración de su exposición es cocinar para los amigos. (…) No hay una experiencia ni visual ni auditiva necesariamente… es la amistad convertida en un concepto que tiene que ver con la creatividad, que transforma a las personas para interrelacionarse y ser parte conscientemente de ese momento. (…) El lenguaje del arte se volvió inespecífico. Hay gente que sigue pintando  o escribiendo, pero lo que más hay son artistas que van migrando por distintas formas de expresión, que trabajan pensando juntos desde distintos campos. Una de las cosas más fuertes tiene que ver con la sinestesia, una cierta unión de sensaciones. Hay una repolitización de la sensibilidad”.