El director del Programa de Estudios Sur Global de la UNSAM analiza el rol de China, el peso de los capitales financieros, y los efectos de la violencia política en África y América Latina.
“Durante el siglo pasado, el “sur” recibió distintas definiciones: países subdesarrollados, tercer mundo, bloque no alineado, periferia. Si bien existía una coincidencia territorial, esas nominaciones estaban relacionadas con un orden geopolítico, vinculado a la Guerra Fría, primero, y la hegemonía norteamericana, después. En la actualidad, con el surgimiento de economías emergentes y la consolidación de un mundo cada vez más multipolar, el debate sobre el lugar del “sur” cobra un lugar novedoso.
Si bien se podría decir, pensando en fronteras más o menos estables, que hoy el “sur” incluye América Latina, África y gran parte de Asia, el problema no se cierra ahí. Por ejemplo, Rusia, por su poder geopolítico, y China, por ser la segunda potencia económica, están en los límites de esta definición. Pero no son los únicos: ¿se debe incluir a India? ¿Dónde se sitúa Brasil, la quinta economía mundial, inserta en América Latina? Pero, además, ¿proponen estas economías emergentes modelos autónomos de desarrollo o se trata de nuevos colonialismos? ¿Se compensan o se reformulan las antiguas asimetrías?”
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