“Por dos días se podrá participar de talleres y ver alguno o varios de los nueve grupos de danza, tres de Uruguay y seis de Argentina. Y, luego, reflexionar y hacer carne, en la medida de lo posible, un nuevo cuerpo. “Lo primero que hay es una postura frente a la vida”, dice González Gonz, “cómo se ve el cuerpo propio y el ajeno. La cultura, la sociedad, la escuela, la familia, están metidas en un tiempo en que se hace culto, se exacerba un cuerpo casi no real, armado para la comunicación, para que se vea bonito a los ojos de otros; 90-60-90, color de ojos, lolas, todas necesidades externas que nada tienen que ver con alegría. Considerando belleza un tipo de belleza, que es la de este siglo, chicos de 4-5 años participan de desfiles en los Estados Unidos, produciendo menos niñez, menos juego: los padres incentivan esta situación para que los chicos sean más grandes y menos chicos.”

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