“’Me llamó la atención que Andreotti muriera ahora, será porque vio a la democracia cristiana en el poder’, bromea el escritor y periodista italiano Bruno Arpaia. La imagen que intuye este napolitano, de visita en la Universidad Nacional de San Martín, es la perpetuación de Silvio Berlusconi en el poder. Ese y no otro sería el resultado de las recientes elecciones en su país, con tres fuerzas pugnando, con dos meses de negociaciones que después de un triunfo insuficiente de la centro-izquierda terminaron con Enrico Letta formando gobierno pero haciendo lo que su hasta ahora jefe en el Partido Democrático, Pier Luigi Bersani, juró que jamás haría: pactar con Berlusconi. ¿No estaba acabado il Cavalieri? ‘La Democracia Cristiana inunda el gobierno con sus cuadros. Mientras, el verdadero dueño sigue siendo Berlusconi’, dice Arpaia.”

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