Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, Notas de tapa
La UNSAM participa de un proyecto interuniversitario para investigar y difundir en jardines de infantes de la provincia de Buenos Aires cómo se contagia la bacteria Escherichia coli productor de toxina Shiga (STEC), agente causal del Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad que puede ser mortal en niños menores de 5 años y es la primera causa de insuficiencia renal aguda.
Por Paula Bistagnino. Fotos: Pablo Carrera Oser.
En el salón de juegos del Jardín 952 de Ezpeleta, sentadas en las sillitas de los chicos, las maestras cambian de rol y se disponen a escuchar al médico Marcelo Da Rocha, de la Asociación de Lucha contra el Síndrome Urémico Hemolítico (LuSUH). Casi todas escucharon hablar de esta enfermedad, pero pocas saben sobre las muchas maneras de contagio y los serios riesgos que puede tener en la salud de los menores de 5 años.
Con 500 casos diagnosticados por año y una estimación real del triple, Argentina es el país de mayor incidencia en el mundo de SUH. Producido por un grupo de bacterias llamado STEC, el SUH es la primera causa de insuficiencia renal aguda en la edad pediátrica la segunda de insuficiencia renal crónica y, además, es responsable del 20% de los transplantes renales en niños y adolescentes
Prevenirlo, diagnosticarlo e investigarlo es la triple tarea que se propone un equipo del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la UNSAM que, junto a colegas de otras universidades nacionales, comenzaron una campaña en jardines maternales y de infantes de la provincia de Buenos Aires para informar a los docentes y obtener muestras que puedan ayudar a la detección de las principales fuentes de contagio.
La iniciativa surgió hace un año. A partir del Consejo Interuniversitario Nacional y con el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), se reunieron equipos de investigadores de la UNSAM, la UBA, la UNQ y la UNL que ya venían trabajando en el tema. “El interés por ocuparnos del SUH tiene varias razones. Una muy importante es que en la Argentina tiene una incidencia muy alta respecto de otras enfermedades y de otros países. Y además puede dejar secuelas para toda la vida y hasta ser mortal”, explica el bioquímico e investigador del IIB, Andrés Ciocchini.
Junto con su colega Gabriel Briones –también investigador del Laboratorio de Microbiología de la UNSAM- Ciocchini está a cargo de este proyecto. Además, participan
Cristina Ibarra (UBA), Marina Palermo (Academia Nacional de Medicina), Leticia Bentancor y Jorge Trelles (UNQ), Mariana Ugarte (UNL) y la asociación LuSUH.
Un proyecto, muchos objetivos
Aunque el trabajo comenzó hace un año, recién en noviembre se inició la campaña en escuelas. Las primeras fueron en la región sur del conurbano bonaerense pero ya se están tramitando los permisos para hacerlo también en los distintos distritos a los que pertenecen las universidades participantes del proyecto: San Martín, Lanús y la Ciudad de Buenos Aires.
El trabajo en las escuelas tiene dos partes. Por un lado, se dictan charlas informativas al personal sobre la enfermedad y las formas de prevención con la entrega de una caja didáctica para que luego ellos puedan, además de aplicarlo en su trabajo cotidiano, transmitirlo a los chicos. Por otro, en cada visita se toman muestras de agua y alimentos, y también, de manera voluntaria, de sangre y saliva de los adultos en contacto con los chicos. “Esto sirve para el objetivo de investigación del proyecto, que es determinar los lugares en los que se encuentra la bacteria –si en las personas, los alimentos, el agua, etc.- para luego pensar en las maneras de combatirla. Porque uno de los problemas que tenemos es que hoy todavía no se sabe cuáles son exactamente las principales fuentes de contagio”, remarca Ciocchini.
En esta tarea, el equipo de la UNSAM tiene una participación especial: las muestras de saliva y sangre se analizarán con uno de los sistemas de diagnóstico de SUH desarrollados en el Laboratorio de Microbiología del IIB. “El objetivo es ver si este sistema sirve para detectar portadores de la bacteria en la población sana y determinar dónde esta la STEC. Porque muchas veces detectamos el caso pero no sabemos cual es la fuente de transmisión. Con esto podremos saber si está, por ejemplo, en las manos del personal o en el agua o los alimentos”, agrega el investigador de la UNSAM.
Además, el proyecto está en relación con otros dos proyectos que se desarrollan en el IIB en asociación con otras instituciones públicas y empresas privadas: el primero dedicado al desarrollo de técnicas diagnósticas rápidas y confirmatorias para STEC en muestras humanas y alimentos y el proyecto NANOPOC, una plataforma de diagnóstico portátil para detectar Mal de Chagas, Brucelosis y SUH en minutos. Uno de los sueños del Dr. Rodolfo Ugalde, fallecido hace tres años y al que el IIB homenajea día a día con su nombre y su trabajo.
Los que conocemos desde siempre a Andrés Ciocchini, estamos seguros de que su vocación por la investigación y el valor de la actualización constante del conocimiento darán sus frutos. Felicitaciones y un abrazo afectuoso.
Claudia Marcela Girón
Directora
Escuela Normal Superior – General Pinto