A lo largo de dos jornadas, especialistas de Estados Unidos y América Latina reflexionaron sobre la evolución de la fotografía a través de los últimos cien años, en sus vertientes documental y artística. El evento fue organizado por la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano del IDAES de la UNSAM, con el auspicio de Terra Foundation for American Art.
Por Camila Flynn
Entre el lunes 19 y el martes 20 de noviembre el auditorio del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas ‘Rodolfo Ugalde’ (IIB) de la UNSAM fue el epicentro de un encuentro inusual para su ámbito, quizá poco familiarizado con el tema de la imagen, al menos en su dimensión estético-filosófica.
Convocados por la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano del IDAES, prestigiosos especialistas de toda América abordaron distintos aspectos de la práctica fotográfica, a la luz de los lenguajes promovidos, entre otras cosas, por las vanguardias históricas.
En relación al origen de la iniciativa, Marisa Baldasarre, profesora de la Maestría y una de las organizadoras del evento, refirió: “Este proyecto surgió con la intención de favorecer la puesta al día de los debates relacionados con las artes visuales, dedicados sobre todo a la fotografía. En la UNSAM hay muchos investigadores que trabajan con cuestiones asociadas a la imagen: historiadores, sociólogos, antropólogos… Nos pareció que un simposio de estas características podía insertarse en más de un debate”.
Con el subsidio otorgado por la Fundación Terra de Chicago (importante divulgadora de investigaciones vinculadas al arte de los Estados Unidos) el IDAES espera celebrar un segundo simposio en 2013, con continuidad temática, pero focalizada en el siglo XIX. “Nuestra idea fue reunir a investigadores que estuvieran interpelados por el tópico de la cultura visual. La historia del arte es una disciplina que renovó hace rato sus objetos de estudio y ahora debate con el resto de las ciencias sociales. En este sentido, estimular el diálogo entre Estados Unidos y América Latina también nos pareció importante”, dijo Baldasarre.
En esta primera edición del evento, alrededor de 20 investigadores provenientes de EEUU, Brasil, México y Argentina contrastaron figuras y perspectivas, orientadas en su mayoría a la segunda mitad del siglo XX y principios del siglo XXI. Entre ellos, Luis Priamo (investigador independiente, Argentina) compartió su trabajo sobre los archivos del peronismo; Mariana Giordano (IIGHI-CONICET/UNNE, Argentina) habló sobre procesos de ficcionalización, exhibición y apropiación en la fotografía etnográfica; Laura González Flores (IIE-UNAM, México) analizó el pasaje del fotoperiodismo mexicano a la fotografía artística en los ‘80; Roberto Tejada
(Southern Methodist University, Dallas, Estados Unidos) examinó la cultura visual setentista de Los Ángeles; Catalina Fara (CONICET/IDAES-UNSAM, Argentina) y Verónica Tell (CONICET/UBA, Argentina) compararon imágenes de Buenos Aires de inicios del siglo XX en base a las pinturas y fotografías de Pío Collivadino y Horacio Cóppola (primer fotógrafo “artista” interesado en mostrar una imagen moderna de la ciudad); Tadeu Chiarelli (Museo de Arte Contemporáneo, Universidad de Sao Paulo, Brasil) y Annateresa Fabris (Universidad de Sao Paulo, Brasil) se ocuparon de la influencia de la vanguardia en la obra de dos artistas brasileros y Esther Gabara (Duke University, Estados Unidos) indagó en las ficciones estéticas y políticas de la fotografía norteamericana de los años 60 y 70.
Con éxito de asistencia, el encuentro también contó con la presencia de comentaristas mexicanos y chilenos, concentrados en la elaboración de un relato integrador de las distintas intervenciones.
Acerca de los puntos de contacto entre la fotografía y el resto de las artes visuales, Marisa Baldasarre opinó: “El debate en torno a las posibilidades artísticas de la fotografía me parece que ya está saldado. La fotografía es parte de las artes visuales. Por supuesto que el tema de la huella siempre vuelve… Aquello que estuvo ahí en el momento del click!, ¿no? Una dimensión testimonial que suele aparecer como determinante. Las ponencias que en este simposio trabajaron el pasaje del fotoperiodismo a la fotografía artística pusieron de manifiesto la necesidad de un distanciamiento de esa denotación referencial. Justamente, en la Maestría lo que tratamos de desmontar es esta supuesta transparencia del dispositivo fotográfico. La imagen es un constructo, un artefacto que siempre implica un recorte, un punto de vista. El desafío es poder decir, más allá del reconocimiento de la foto como fuente, que hay un discurso que es propio del medio. La foto debiera ser confrontada con la palabra, no ya como refuerzo de lo verbal, sino como contrapunto. Lo que aporta la imagen no siempre es paralelo a lo que aporta el texto. Aunque se proclame como tal, no creo que la fotografía sea tan transparente. Y dado que las ciencias sociales comparten cierta fascinación por el trabajo con imágenes -es cierto que las imágenes son documentos muy fuertes-, lo que la historia del arte puede aportar son herramientas de análisis útiles para dar cuenta de un discurso que es propio del soporte, de su status como artefacto. Estamos tan acostumbrados a decodificar imágenes, a absorberlas con naturalidad…Yo creo que hay que desconfiar un poco de eso. Las imágenes no son tan naturales”.
En cuanto a la evolución de la fotografía tras la revolución digital, la historiadora expresó: “Hoy tenemos una capacidad impresionante de apropiación de imágenes. Hay un deseo muy fuerte de producirlas. Es un nuevo modo de consumo. Una necesidad de tener el registro propio de la experiencia. Es una práctica a la que hay que prestarle atención, porque resulta interesante para entender lo que pasa en términos socio-culturales. Una cultura visual ultra dinámica, con un ejercicio muy liberal de pasaje entre imágenes, que de algún modo determina nuevas formas de la experiencia, cada vez más mediada por los dispositivos. La historia del arte aborda justamente el tema de cómo se construye la visualidad de cada época -porque no vemos siempre lo mismo-. En su origen, la fotografía fue un dispositivo de la burguesía que modificó radicalmente los modos de ver de las personas. También los modos de escribir y de pintar. La cultura visual del siglo XIX, que venía muy mediada por la palabra, con la fotografía se revolucionó por completo. En este sentido, nos pareció importante pensar un espacio que combinara investigadores de distintas disciplinas, y que funcionara como centro de difusión de esas investigaciones. También sentimos que este primer simposio sirvió para que los propios estudiantes del posgrado comiencen a pensarse a sí mismos como futuros investigadores”.