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Migrar hacia la Argentina: Historias de extranjerxs en la UNSAM

Conocé a algunxs de lxs investigadorxs, estudiantes y no-docentes extranjeros, miembros de la Comunidad UNSAM. Cómo es su vida en el país y por qué eligieron a la Argentina como destino.

Lovisa Ericson (Suecia)

Lovisa visitó por primera vez la Argentina en 2002, como estudiante de intercambio becada por la universidad donde estudiaba. Sólo se quedó un cuatrimestre. En los años siguientes repitió la misma operación en Argentina, China, Francia y Kosovo. “Fui y volví entre Argentina y Suecia un montón de veces. Pude viajar mucho”, cuenta. 

En el 2011 volvió a la Argentina y nunca más volvió a emigrar. Como profesional en Relaciones Internacionales y especialista en Cooperación Internacional y Educación, comenzó a trabajar en la Gerencia de Relaciones Internacionales de la mano de Valeria Pattacini, gerenta del área. 

“El proceso de expatriación no es lineal. Se produce de manera diferente según el contexto histórico. No es lo mismo si tenés 20, 30 o 40 años. A mi me costaron un montón de cosas, pero te vas acostumbrando y te vas construyendo en función de la nueva realidad que estás viviendo. Son procesos formativos constantes”, dice Lovisa.

Hoy, Lovisa tiene una vida consolidada en el país. “Hay que deconstruir estos imaginarios que muchas veces se ven en los medios de comunicación de que el migrar es ‘me voy del país que es un desastre y logro la felicidad’. Es un relato muy simplista que dice que uno cuando migra tiene que convertirse en otra persona. Eso está muy mal”, dice.

 

Ximena Simpson (Brasil)

Ximena se define como una “extranjera rara”. Hija de una madre brasileña y de un padre argentino, nació en México pero vivió desde los 8 años en Río de Janeiro. Se siente brasileña y vive en Argentina desde 2001. “Vine porque quería quedarme con mi papá”, cuenta. Ella tenía 11 años cuando sus padres se separaron y su papá volvió a Buenos Aires. Desde ese año, Ximena siempre viajó a la Argentina para visitarlo, hasta que en 2001 terminó su maestría y decidió  migrar a la Argentina con la esperanza de comenzar su carrera como investigadora. Politóloga de formación, uno de sus colegas argentinos le facilitó el contacto con Marcelo Cavarozzi, docente e investigador de la UNSAM. Desde ese momento empezó a trabajar en el departamento de Política y Gobierno, hoy Escuela de Política y Gobierno.

“En la Argentina conocí a mi marido, me casé y me quedé.  A mi me gusta mucho Buenos Aires y soy una privilegiada, porque pude estudiar, tengo un trabajo y hago lo que me gusta. Soy brasilera, pero tenía un núcleo familiar que me esperaba antes de venir. Eso no quiere decir que no haya tenido un desarraigo. Hay un cambio cultural que sentí mucho, porque no es lo mismo venir de vacaciones que quedarte a vivir”, dice Ximena.

Hoy, Ximena es docente, investigadora y secretaria de Extensión de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM. Ya con su vida consolidada en el país, dice que migrar no es tan sencillo: “Es una ridiculez pensar que por irte siempre vas a estar mejor y no te va a costar adaptarte. Esa idea parte de un extracto socioeconómico bien definido que se puede ir cuando quiera. Tenés que tener un empleo, posibilidad de llevarte a tu familia, dinero para costearlo… No desconozco las dificultades de la Argentina, como las pocas chances de tener una casa o vivir de una jubilación, pero eso tampoco quiere decir que cambiar de país sea tan simple como lo reflejan algunos sectores. Es una fantasía un poco infantil”.

 

Varada Varma (India)

Varada llegó al país el 6 de febrero de 2020. Tan solo un mes antes del inicio de la cuarentena. Es estudiante del Doctorado en Astrofísica del Instituto de Tecnología y Detección de Astropartículas (ITEDA) de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la UNSAM y la Comisión Nacional de Energía Atómica.

Oriunda de la India, vino a la Argentina seducida por las investigaciones que se realizan en el Observatorio Pierre Auger, una colaboración internacional para la detección de rayos cósmicos de la que forma parte el ITEDA.

“Me sorprendió mucho la hospitalidad de la gente de la UNSAM. Cuando comenzó la cuarentena, fue difícil hacer las cosas por mí misma porque no podía entender el idioma. Pero la gente del Instituto siempre estuvo dispuesta a ayudar e hizo todo lo posible para facilitarme la vida. Ahora me he acostumbrado a la situación de la oficina en casa. Estoy tratando de aprovechar al máximo el escenario actual, pero realmente espero que la situación mejore pronto y pueda volver al instituto. Sería genial si pudiera salir y conocer gente nueva también”, dice Varada. 

 

Lenin Olivera (Venezuela)

“Yo me siento argento, soy un argentino honorario”, dice Lenin, que llegó al país hace diez años siendo abogado y empezó trabajando como camarero en un restorán. En el año 2016 fue contratado por la UNSAM para trabajar en el Centro Universitario San Martín (CUSAM) y debido a su experiencia en gestión cultural (tarea que desempeñaba en Venezuela) fue traspasado al Instituto de Artes Mauricio Kagel (IAMK).

“Desde el principio Argentina me recibió bien. Todos me hicieron sentir siempre en casa”, cuenta Lenin, pero admite que al encontrarse solo, los primeros meses sintió mucho el desarraigo: “Emigrar no es fácil. Además, siendo extranjero a uno le cuestan mucho más las cosas porque su CV es una hoja en blanco. No saber cómo moverte en esta ciudad tan grande, para donde ir o cómo tomar el subte… Yo no migré por situaciones políticas, simplemente me vine a estudiar y me di cuenta que este es mi lugar en el mundo”.

 

Roberto Lampa (Italia)

Economista e investigador, llegó al país en julio de 2012 luego de los recortes presupuestarios en las áreas de ciencia y tecnología que sucedieron tras la crisis económica global de 2008. Roberto fue uno de 25 mil jóvenes investigadorxs italianos que se quedaron sin trabajo entre 2008 y 2011.

Su pareja investigadora argentina adhirió al programa RAICES de repatriación de científicxs y consiguió una beca de dos años en el CONICET. Ambos migraron a la Argentina y se establecieron en el monoambiente de la abuela de la mujer. Ese año, Roberto logró entrar en la carrera de investigador del CONICET y en 2014 fue llamado desde el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM, para integrar el cuerpo docente de la nueva Maestría en Desarrollo Económico.

“En UNSAM la gente es muy cálida. El IDAES es un lugar muy internacionalizado, y se ve reflejado en la investigación”, dice Roberto y advierte: “En el país hay leyes anacrónicas que datan de 1902, que hacen que un profesional extranjero vea bastante trabada la posibilidad de ejercer acá. Yo gané el concurso de CONICET en 2012 y me efectivizaron recién en el 2016”.

Roberto plantea que es “irresponsable” la insistencia en la idea de abandonar el país para conseguir un futuro promisorio: “Hay gente que sí se lo cree y se puede encontrar con problemas muy graves. Vivimos en una sociedad donde se idolatra la individualidad y el ego. Pero la realidad es que en tu país vos tenés unas cuantas redes de contención, como tu familia, amigos y colegas. Cuando vos te vas estás solo. Sos el eslabón más débil de la cadena. No tenés garantía de éxito por irte. Es muy importante irse con un plan detallado y con un plan B por si fracasás en el primer intento. Vos no competís en igualdad de condiciones con los locales, porque no tenés nadie que te ayude y te tenés que bancar solo”.

 

Frida Hessel (Suecia)

A los 18 años, Frida se fue a vivir a España para estudiar y trabajar como niñera. Allí conoció a su actual pareja, el docente e investigador de la UNSAM Enzo Girardi. Unos años después, ambos migraron a la Argentina, se establecieron y formaron una familia. “Muchas veces una elige el país donde vive, y otras veces la vida te lleva a emigrar a ese país”, dice.

En los primeros años en la Argentina, Frida trabajaba en una consultora de comunicación y daba clases de sueco. Allí conocí a Anne Gustavsson, una compatriota que trabaja en la UNSAM. Por recomendación de ella, Frida empezó a trabajar en la Universidad, en la organización de coloquios y seminarios internacionales.

Hoy, Frida trabaja en el Laboratorio de Investigación en Ciencia Humanas (LICH) de la Escuela de Humanidades (EH) y es estudiante del Doctorado en Educación. “Es difícil estar lejos de la familia, pero también cuando uno vive un tiempo largo en otro país valora otras cuestiones. Suecia es un país recontra estable económicamente, pero los suecos se van afuera… Hay cosas que son buenas allá y cosas que son buenas acá. Yo valoro muchas cosas de acá que no están en Suecia. La posibilidad de debatir y tener distintas opiniones. Acá la gente se puede matar discutiendo y después siguen siendo amigos, allá eso no pasa… En Suecia hay una política de consenso y eso hace que a veces la gente tenga miedo de decir lo que piensa para no discutir y pelearse”, cuenta Frida.

 

Laura Henao (Colombia)

Oriunda de la ciudad de Manizales, Laura trabaja en la Dirección Lectura Mundi de la UNSAM y está culminando la Licenciatura en Fotografía del Instituto de Artes Mauricio Kagel. Llegó al país en el 2010 con la esperanza de estudiar fotografía. Comenzó su carrera en un terciario privado, pero con el correr de los meses se enteró que a diferencia de su Colombia natal, la Universidad Pública argentina es gratuita. Fue entonces cuando comenzó a estudiar artes audiovisuales en el Instituto Universitario Nacional de Artes (hoy Universidad Nacional de las Artes). 

Gracias a una amiga, se inscribió en la diplomatura en Fotografía Expresiva de la UNSAM. Mientras cursaba, tuvo la posibilidad de acceder a una pasantía en Lectura Mundi y fue contratada como trabajadora no-docente. Cuando se enteró de la apertura de la Licenciatura, no dudó en anotarse.

“Yo siempre sentí mucha predisposición, mucha apertura. Los argentinos son muy cariñosos, muy expresivos y abiertos a la llegada de otras personas del mundo. En este momento, la mayoría de las amistades que tengo son argentinas. Acá aprendí mucho lo que significa el valor de la amistad, porque ustedes son muy amigueros y eso es relindo, es algo muy de ustedes. Siento que nací en dos lugares. Como que mi cuerpo nació en Colombia, pero mi forma de relacionarme, vincularme y disfrutar la conocí en Argentina”, dice Laura.

Nota actualizada el 11 de noviembre de 2020

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