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Nerina Visacovsky: “El Club Peretz es la historia de una colectividad que apostó a la integración y no al sectarismo”

Visacovsky es profesora de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM y autora del libro “Argentinos, judíos y camaradas tras la utopía socialista” (Biblos). En 2005 se propuso recuperar, junto a un grupo de voluntarios de Villa Lynch, el Centro Cultural y Deportivo Isaac León Peretz, fundado en 1940 por inmigrantes judíos. Gracias a su iniciativa, el mítico espacio que permaneció abandonado durante 20 años reabrirá sus puertas en 2016 como un centro educativo y deportivo para la comunidad del partido de San Martín. En esta entrevista, la investigadora del CONICET habla de la importancia de este logro.

Por: Magalí Fernández / Fotos: Daniela Fernández

A principios del siglo XX, cientos de inmigrantes judíos llegaron a la Argentina junto a otros miles de personas provenientes de diversas colectividades, buscando mejorar sus condiciones de vida. Algunos traían consigo una cultura de izquierda de distintas vertientes; otros, la adquirieron aquí. Uno de los tantos sitios en donde esa cultura -a la vez étnica, idiomática y política- logró desarrollar estrategias institucionales y educativas para la preservación de su identidad fue el barrio de Villa Lynch, en el partido de San Martín. Allí, distintas historias de vida resurgieron entre fábricas textiles y edificios industriales, que en poco tiempo llevaron a la pequeña localidad a ser coronada como la ‘Manchester Argentina’.

“Esa comunidad judía se asentó en aquel barrio con la esperanza de brindarle a sus familias un lugar de pertenencia y encuentro educativo”, así lo explica Nerina Visacovsky, autora del libro Argentinos, Judíos y Camaradas tras la utopía socialista,  que editorial Biblos publicó a principios de 2015. En dicho título, esta doctora en Ciencias de la Educación se propuso retomar el tema de su tesis, dedicado al pensamiento de izquierda en la comunidad judía argentina, con especial atención al Centro Cultural y Deportivo Isaac León Peretz, que albergó a  miles de socios y vecinos de Villa Lynch, entre ellos, a la misma Visacovsky.

“El club nació con la llegada de esa inmigración: surgió en 1940 como una pequeña escuela ídish y con el tiempo se convirtió en un centro cultural de envergadura”, cuenta la investigadora, quien además explica: “La tarea principal para la que fue creada esta institución fue la de brindar a las nuevas generaciones una educación judía laica, progresista y de izquierda. Al mismo tiempo, el desarrollo industrial textil florecía en la zona, generando un nuevo tiempo social para el activismo. De este modo, la escuela I. L. Peretz creció a pasos agigantados”.

La idea de la escuela como espacio de socialización fue un hito importante en esa comunidad: con el tiempo llegó a convertirse en una de las entidades más representativas del pensamiento del ICUF (Idisher Cultur Farband), federación que desde la década del ‘40 brindó un marco político-ideológico a las entidades judeo-progresistas no sionistas. Al respecto, Visacovsky destaca que “durante la Segunda Guerra Mundial, aquellos primeros inmigrantes encontraron en esta ‘patria chica’ un refugio amigable, una mano tendida y la oportunidad de trabajar en paz y libertad”.

Por diversos factores que lo llevaron a su declive, desde 1995 hasta hoy el Centro Cultural y Deportivo Isaac León Peretz permaneció cerrado, con claros signos de deterioro por abandono y desuso. Pero gracias a la iniciativa de Visacovsky por recuperar su historia y su archivo bibliográfico, en 2015 la Municipalidad de San Martín adquirió el edificio a través de su Programa Parque Escuela y pondrá en marcha el sueño de muchos: reabrir las puertas del Peretz como un espacio educativo y deportivo para todos los sanmartinenses.

 

¿Cómo fue tu relación con el Peretz?

Mi relación con el Peretz surgió porque mis abuelos vivían en Villa Lynch. Mi abuelo era del rubro textil y tenía una fábrica de telares donde producían tafeta. A la mañana hacía  la escuela primaria y, por la tarde, iba al Peretz, donde teníamos distintos deportes: pileta, teatro, talleres y una actividad común a todas las instituciones que adherían a la Federación ICUF (Idisher Cultur Farband), y que fueron vanguardistas en la educación no formal, que se llamaba Kinder Club, un club que funcionaba los sábados y era un espacio recreativo y educativo donde se combinaban deportes con actividades culturales. Muchos de los que íbamos al Kinder nos encontrábamos luego en la colonia de vacaciones, Zumerland, donde se reunían los kinder de todas las localidades, desde Villa Lynch hasta Lanús. Yo participé de todo ese mundo y ese proceso: las escuelas ICUF siguen siendo reconocidas como innovadoras en pedagogía.

¿Cómo era esa identidad peretziana a la que hacés referencia?

La identidad peretziana se construyó en un campo de tensiones permanentes. Su perfil sociopolítico respondía a la Federación ICUF, aliada ideológicamente al Partido Comunista Argentino, pero su dinámica en el barrio le dio características comunes a todos aquellos emprendimientos socio-educativos y deportivos generados por la inmigración en el período entre guerras mundiales. La historia de la escuela, el club o, simplemente, el Peretz de Villa Lynch es una metáfora de varios procesos que caracterizaron el siglo XX. Sin embargo, en esa trama compleja, sin duda se destaca el pensamiento y accionar que tejió la izquierda judeoprogresista a la luz de las transformaciones sociales.

¿Cuáles fueron las actividades que marcaron el auge del Peretz?

Las actividades con las que se identificaba el club tienen que ver con cada etapa. En 1940 comienza como una Escuela Idish, jardín de infantes y escuela primaria complementaria. Eso fue hasta la década del ‘60. Luego, la actividad deportiva fue la principal, había básquet, vóley, charlas, talleres… La escuela, sin duda, era la principal actividad porque aglutinaba a la familia. Eso luego se fue perdiendo y ya en la década del ‘60 empieza la construcción del edificio tal cual está hoy. Luego se inaugura la pileta y se van construyendo cada vez más pisos. De ahí en adelante, en el ‘70 y el ’80, el club se vuelve súper deportivo, y sus actividades empiezan a convocar a vecinos de todo el barrio, y no sólo a la comunidad judía.

¿Por qué cierra el Club?

La colectividad judía estaba integrada al barrio como parte de la Argentina. Esa era un poco la idea del Peretz, y también era un contrapunto de otras instituciones judías que sólo eran para gente de la colectividad. En ese sentido, el Peretz se diferenció y eso le supuso un camino dificultoso, porque las instituciones que seguían la línea sionista respondían a AMIA, DAIA y tenían un apoyo inclusive económico. El Peretz, en cambio, dependía del pago de la cuota de los socios, y entonces les pasó como a todos los clubes de barrio, no se pudo sostener en el tiempo. Una de las alternativas que habían encontrado era alquilarle la pileta a los distintos clubes y colegios de la zona, pero después de los ‘90, con los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA, a muchos colegios les daba miedo alquiler una pileta en una institución judía y eso fue un golpe duro para el Peretz.

 ¿Qué significó, en lo personal, el cierre del Peretz?

Cursaba Ciencias de la Educación y tenía el proyecto de hacer la historia de la educación judía en la argentina. Ahí me di cuenta de que nadie había hecho la historia de la línea progresista. Entonces me propuse encararlo como tema de tesis. Fui a la sede central del ICUF y pregunté por los libros y los documentos que estaban guardados en el edifico de Villa Lynch. Ya habían pasado 10 años desde el cierre del club y cuando llegué al Peretz me encontré con un panorama desolador: un edificio abandonado y descuidado. Eso me trajo muchos recuerdos y ahí sentí lo que el Peretz había sido para mí. Entonces dije ‘algo tengo que hacer, no puedo irme con lo que necesito para mi tesis y nada más’. Entonces me puse en contacto con algunos amigos del Peretz, sobre todo con los más jóvenes, que vivieron el período de la crisis y se entusiasmaron con el rescate de los libros de la biblioteca. Ordenamos el catálogo y enviamos parte de los libros al ICUF, otra a la biblioteca de la UBA y también a la Biblioteca de la UNSAM -que hoy tiene libros provenientes de Moscú y material de origen judío ligado al mundo socialista que no se consigue en ninguna otra institución-. Con esos jóvenes comenzamos a pulmón un pequeño centro cultural. En ese momento hubo una suerte de optimismo, pero entendimos que desde la sociedad civil no se podía lograr una reconstrucción. Además, se dio la fusión de varias entidades del ICUF que hoy integran Sholem Buenos Aires, como el Peretz de Villa Lynch. Esa nueva entidad aglomera a varios peretzianos.

¿Por qué crees que es relevante su recuperación?

El Peretz había logrado no sólo constituirse como una sólida institución judeo-progresista, sino como un centro de cultura y deporte. Poco después, los jóvenes emprendieron la construcción del “Palacio deportivo con pileta olímpica”, sin subsidios ni ayuda del gobierno, a puro pulmón. En su origen, el Peretz se construyó con el capital de la industria textil, con las ganancias de las fábricas y sus trabajadores, que hacían donaciones. Es la historia de una colectividad que apostó a la integración y no al sectarismo, con instituciones que tuvieron la particularidad de poder conservar su legado y, a la vez, integrarse.

¿En qué se basa el proyecto del Municipio para su reinauguración?

La idea de que sea de nuevo un club llamado Peretz, y que esté cuidado por el Estado, significa mucho para todos lo que fuimos parte de su historia. Una institución fundada por judíos inmigrantes que le dio mucho al barrio, y que ahora ve al barrio agradeciéndole y diciendo ‘te vamos a rescatar’. Para mí, es una gesta heroica. Hay mucho fervor alrededor, porque reaviva un montón de sentimientos y de recuerdos. Siempre nos enseñaron a decir ‘Isaac León Peretz’, porque pronunciarlo en idish -Itzjak Leib Peretz- era complicado, y ahora en este proyecto su nombre va a estar en idish, así que más orgullo todavía.

La recuperación del Peretz que llevará adelante la Municipalidad tiene como objetivo brindar actividades deportivas, culturales y educativas, manteniendo la imagen original del edificio, considerado por todos los vecinos de Villa Lynch como fuerte valor de pertenencia.

Nota actualizada el 18 de noviembre de 2015

11 comentarios

  1. […]    Nerina Visacovsky (investigadora del CONICET y profesora de la Universidad Nacional de San Martín en Buenos Aires) […]

  2. Mario Epsztein dice:

    Muy buen artículo. Me gustría agregar que en el Peretz funcionó una secundaria ( Mitlshul) de donde saliamos con el título de Maestro de Idisch y de donde se originan docentes de docentes, de reconocida trayectoria en S. Martín. Es importante el tema recreación, diría que la cuna de dicha actividad. Por último la cantidad de artistas que por el teatro del Peretz desfilaron excede este espacio. Muchas gracias.

  3. Gladys dice:

    Fui y sere del Peretz . Alli pase mi infancia y adolescente. No soy judia y en ese entonces vivia en la villa que esta enfrente. Pase mis mejores añpd totalmente integrada a la colectividad. Alli hice mi preescolar y como teniamos natacion alguien (el profe Florencio Garcia ) convencio a mis padres, humildes trabajadores, para que hiciera natacion como deporte. Me becaron y represente al club durante una decada consagrandome campeona argentina a los 11 años. Mi padre siempre me dice que ” el Peretz me salvo la vida ” ( vivir en una villa miseria era y es muy duro) Con el tiempo me mude, estudie y ahora dirijo dos escuelas primarias en Malvinas Argentinas donde la integracion brota solita. Cariños

  4. Rogelio Diego Riccardi dice:

    Estimada Nerina, acabo de ver un artículo de la UNSAM en el face y quiero decirte que me causo una gran alegría la reapertura del club, te cuento que nací en Villa Progreso y de chico iba a la pileta del club , me sirvió y mucho para rehabilitarme de mi secuela de polimielitis, me acuerdo que mas allá de ser una institución de la comunidad Judía nos abrió las puertas a todo el barrio y esa es una actitud muy loable. Te felicito por el cariño con el que hablas del club, te dejo un afectuoso saludo y pongo a tu disposición la ONG que presido para ayudar en lo que se pueda, es una Asociación Civil formada por Veteranos de Guerra de Malvinas y Malvineros denominada PUERTO ARGENTINO, estamos en el face. Nuevamente Felicitaciones y una gran alegría recuperar tan importante institución para el barrio .

  5. Mijal dice:

    Pertenezco a la promoción 62, muchos años! pero vivo cerca y me gustaría que cuenten conmigo, también poder reencontrarme con la gente de entonces, será posible?? me comunicaré con Nerina. Muchas gracias.

  6. adrian chait dice:

    A veces, pocas, aparecen flores entre los escombros. Hermosa noticia que rescata historia, huella y cultura en tiempos de supermercados y templos evangelistas. Brindo por esto.

  7. Renee Turkenich dice:

    Coincido con Nerina en los recuerdos de su adolescencia por el paso del Peretz. Yo concurrí a una institución de las mismas características de la ciudad de La Plata Max Nordau. Tengo hermosos recuerdos de su gente a la que conocí cuando haciamos las olimpiadas. Me viene a la memoria la felicidad que sentía al ir y la nostalgia de cuando llegaban a su fin.
    Felcitacione por el proyecto, me parece muy válido recuperar la historia,
    Icuf, Kinderclub, Zumerland, colonia de vacaciones, deportes, etc son expresiones que me acompañan siempre.

  8. Silvia dice:

    Me interesaría contactarme con Nerina, soy directora de la EES Nª5 (la única secundaria pública de Villa Lynch)
    Está mi correo aquí.
    Gracias!

    • Jorge dice:

      La debacle del Club Peretz se empezó a gestar cuando los mayores muchos dejaron de existir y sus paisanos y herederos, que empezaron a tener algún dinero, fruto de su arduo trabajo, sobre todo textil, que en principio vivían y trabajaban en Villa Lynch, Villa Progreso y Villa Piaggio se fueron mudando a Villa Devoto (CABA) y cada vez eran menos los socios de la colectividad que frecuentaban el club hasta que llego el punto que no lo podían mantener. Lo mismo paso también con la sinagoga de la calle Cuenca en Villa Lynch, particularmente no soy judío pero mis dos hijos fueron al jardín de Infantes del Peretz, uno de los mejores jardines de infantes de todo San Martín, pero como vivo hace 77 años en la zona ,creo que algo de la historia conozco.

    • Comunicación dice:

      Silvia, te brindo el contacto de Nerina es nerivisa@hotmail.com para que puedas escribirle. Saludos

  9. daniel silber dice:

    Felicitaciones a Nerina x sus palabras y a la UNSAM por publicarlas en su revista. El Peretz (su historia, su trayectoria, su proyecto político institucional, su gente: fundadores, educadores, deportistas, jóvenes, kinderclubistas, colaboradores, socios, amigos, artistas) forma parte de la cultura popular y democrática de nuestro país. Este paso es uno mas que se da en el camino de la construcción de una Argentina plural que abreva de las fuentes mas diversas
    Muchas gracias
    Daniel Silber (Presidente del ICUF -Idisher Cultur Farband / Federacion de Entidades Culturales Judías de la Argentina)

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