El movimiento de personas y de bienes en el mundo ha aumentado notoriamente en las últimas décadas alcanzando niveles inéditos. Las mejoras en el sistema de transporte fueron un factor clave para hacerlo posible. Pero, así como esta mayor movilidad generó importantes beneficios, también trajo consecuencias negativas consumiendo recursos y generando impactos sociales y ambientales que pusieron en duda su sostenibilidad.
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