Escuela de Ciencia y Tecnología
En una zona del Conurbano, donde la pobreza convive con la degradación ambiental, investigadores de la UNSAM estudiaron microorganismos autóctonos y plantas acuáticas con capacidad de disolver contaminantes. Los resultados del monitoreo, del que participan vecinos del lugar, permiten realizar un modelo del funcionamiento ambiental del barrio que servirá para planificar acciones que mitiguen la contaminación.
Por Daniela Barrera y Maximiliano de Mingo
Un equipo de investigadores desarrolla una estrategia para mitigar la contaminación en un territorio hiperdegradado y de extrema pobreza urbana: la villa La Cárcova, de José León Suárez. Allí se construye un conservatorio ambiental del que participan alumnos de las escuelas 8, 51 y 40, junto a los investigadores.
José León Suárez se encuentra en el partido de San Martín, al noroeste de la provincia de Buenos Aires, en la cuenca del Reconquista, el segundo río más contaminado de la Argentina. Su cuenca aporta el 33 por ciento de la contaminación del Río de la Plata, donde desemboca y de cuyas aguas se abastece a 14 millones de personas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El primer monitoreo ambiental que realizó el equipo de investigadores, compuesto por Gustavo Curutchet, Silvia Grinberg y Ricardo Gutiérrez del Conicet, fue en 2009. Se exploraron los potenciales de una planta acuática flotante (Salvinia biloba) y tres especies bacterianas aisladas del “Zanjón”, un afluente del canal José León Suárez que desagua en el Reconquista, como biosorbentes de contaminantes: por ejemplo, colorantes y tensoactivos. “Los microorganismos del agua y del suelo degradan desde contaminantes orgánicos hasta sustancias inocuas; las plantas acuáticas y terrestres filtran y retienen metales pesados, generándose así una red de reacciones capaces de remediar el ambiente”, explicó a Argentina Investiga Curutchet, co-director del proyecto.
Perspectiva multidisciplinaria
El estudio incluye el estado de la red de distribución de agua del hogar y comprende las formas en que se configura la vida de la población en barrios emplazados sobre rellenos sanitarios, bañados y cuencas de ríos con altísimos niveles de contaminación.
En la villa La Cárcova, el tendido de agua potable sigue la línea de una calle llamada Central: desde ahí, los vecinos pusieron en marcha un sistema de red de mangueras a través del cual consiguen agua potable. Para realizar esta investigación se tomaron 23 muestras de agua de canilla en diferentes casas, privilegiando las zonas más bajas y alejadas de la distribuidora central, por ser consideradas de mayor fragilidad ante la contaminación. Con frecuencia bimestral, se extrajeron muestras rutinarias mediante campañas, en las que participaron vecinos, profesores y alumnos de la UNSAM, y también muestras eventuales, tomadas por los vecinos ante sucesos que hicieran suponer algún problema en el agua. Las evidencias fueron remitidas a la ECyT y a la escuela Nº 8 para su análisis.
A su vez, las zanjas por donde drenan las aguas servidas y por las que, además, corren las mangueras de agua potable también fueron evaluadas y revelaron presencia abundante de bacterias coliformes fecales. Esto sugirió que por esas zanjas no sólo corrían las aguas de cocina y lavado de ropa sino también aguas fecales de descarga de baños.
Por otra parte, la cuestión de la basura constituye un problema más complejo aún, dado que es fuente de contaminación pero, a la vez, de reproducción material de la vida de la población: los habitantes cartonean, reciclan y venden. En este sentido, los investigadores señalaron que resultó innovador que la población se involucrara participando en el diseño del observatorio y en la toma de muestras de agua. Hoy en día los resultados del monitoreo participativo continuo, junto con talleres y entrevistas con vecinos, permiten realizar un modelo del funcionamiento ambiental del barrio y de los arroyos aledaños, que es de utilidad para formular y planificar con los interesados acciones para mitigar la contaminación.
Autodepuración
Los encargados del proyecto, consultados respecto de las medidas que suelen tomarse a nivel gubernamental para solucionar el flagelo de la contaminación hídrica, sostuvieron que el entubamiento de los arroyos no sería una alternativa conveniente, ya que la capacidad de autodepuración de las aguas se vería comprometida y la descarga de contaminantes en el río Reconquista aumentaría en forma notable. Es fundamental propiciar acciones de remediación basadas en la capacidad reconstituyente de la vida (biota) presente en el Zanjón -explicaron Grinberg, Gutiérrez y Curutchet. Esta autodepuración tiene una potencialidad de aplicación enorme para desarrollar in situ, de manera amigable con el medio y sin impactos negativos, los procesos de mejoras necesarios para mitigar el impacto de la contaminación.