El incremento de 1,9 puntos porcentuales de la tasa de desocupación elevó el valor del indicador del 7,2 % al 9,1 % entre los cuartos trimestres de 2017 y 2018. De este modo, la desocupación alcanzó el nivel más alto de los últimos doce años.

El proceso se vio contenido por la expansión de la precariedad laboral. La tasa de informalidad laboral pasó del 34,3 % al 35,3 %, mientras que la tasa de subocupación creció del 10,2 % al 12 %.

Así termina de configurarse en nuestro país un cuadro de destrucción y precarización del empleo. Hoy hay menos puestos de trabajo y de peor calidad. El empleo asalariado registrado se contrajo con fuerza y el empleo precario se expandió.

En ese proceso, los jóvenes fueron los más afectados.

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