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La docente e investigadora de nuestra Escuela de Ciencia y Tecnología fue una de las seis científicas argentinas galardonadas con el premio nacional L’Oréal – UNESCO por las Mujeres en la Ciencia por su trabajo de diseño e implementación de nuevos materiales cerámicos nanoestructurados para la producción de energía limpia y sostenible.
“Para mí es un orgullo y un reconocimiento súper lindo. Yo digo a la trayectoria, aunque gané en la categoría Beca, porque fueron un montón de años desde que inicié la tesis de grado, luego la tesis de doctorado y mas tarde el posdoc”, celebra Lucía Toscani, investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Tecnologías Emergentes y Ciencias Aplicadas (ITECA) y docente en la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la UNSAM. La científica fue distinguida por su trabajo con nuevos materiales cerámicos nanoestructurados para la producción de energía más limpia y sostenible.
Específicamente, Toscani trabaja en el diseño de un material denominado cermet, que combina ciertos cerámicos con metales, ideal para generar dispositivos capaces de almacenar o producir energía de manera más eficiente y sustentable, y con menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), que es uno de los gases de efecto invernadero.
Su investigación incluye dos líneas de trabajo: una de investigación básica sobre nuevos materiales conductores y otra más aplicada, pensada para aplicaciones a gran escala, como una planta distribuidora de energía. “Trabajamos desde la ciencia de materiales aportando nuevos materiales, distintas combinaciones y composiciones químicas de cerámicos, y también desde lo más tecnológico, porque uno tiene los materiales y los nuevos conjuntos de materiales, pero lo que nos proponemos con este proyecto es trabajar con electrodos multicapas”, explica Toscani y aclara que, a diferencia de los tradicionales electrodos de una sola capa, con su equipo buscan hacer distintos ensambles de varias capas que ayuden a procesar el combustible antes de que llegue al sector de la pila, donde hay más degradación.
El objetivo mayor es tratar de lograr combinaciones novedosas para que los dispositivos sean más estables y puedan soportar distintos combustibles, como gas, biogas y etanol, que generan menos emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es de gran interés a nivel global, en línea con las preocupaciones por el cambio climático. En el ámbito local, estos desarrollos también son relevantes para la Argentina ya que el país se ha comprometido internacionalmente a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
“Es muy interesante poder desarrollar una tecnología en la Argentina que sea competitiva y novedosa”, destaca Toscani, y afirma que espera que la visibilidad que le aporta el reconocimiento recibido al proyecto también sirva para potenciarlo, sobre todo en el contexto actual, en el que es “bastante complicado” conseguir fuentes de financiamiento, en especial para proyectos como estos, que requieren de grandes inversiones, para poder avanzar y lograr desarrollos competitivos a nivel mundial.
“En el país ya hay conocimientos y profesionales capacitados para hacer desarrollos tecnológicos. Hacemos ciencia básica, que es fundamental, pero también tenemos un gran interés y nos presentamos a proyectos y convocatorias para escalar algunos materiales con los que ya estamos en condiciones de empezar a armar los primeros prototipos”, agrega la investigadora, aunque advierte que para los proyectos de transición energética se necesitan grandes inversiones de capital intensivo: “No alcanza con recibir 10 mil dólares y listo, porque no es como un pequeño kit de detección. Son cosas que requieren gran cantidad de insumos, automatización y un montón de cuestiones que no son tan sencillas”.
Toscani fue reconocida por uno de los proyectos vinculados a transición energética en los que trabaja, pero no es el único. Otros destacados los llevó adelante en conjunto con sus colegas de Bariloche a través de dos financiamientos públicos: un PICT para la conformación de una start up y un FONARSEC para armar un dispositivo.
“También trabajamos en conjunto con la Empresa de Energía de la provincia de Santa Fe, que adquirió una pila en tamaño prototipo y nos pidió asistencia para la selección, la adquisición, el seguimiento en la operación y el monitoreo del prototipo para entender cómo funciona en tiempo real y en modo completamente automatizado”, explica Toscani.
La Empresa de Energía de la provincia de Santa Fe tiene un área destinada a energías renovables. Por eso decidieron comprar un equipo particular en Japón que no era un prototipo llave en mano: les entregaron los planos y todo se fue montando sobre la marcha. De ese proceso participó el equipo en el que está Toscani.
“Uno puede hacer la ciencia básica en la ciencia aplicada y armar dispositivos, pero hacer un modelo y armarlo permite hacer ingeniería inversa y empezar a ver cuáles son los prototipos que existen, qué variables conviene monitorear y cuáles son críticas. Eso también ayuda a construir un poco más y avanzar en la parte tecnológica. Obviamente, la idea es tratar de lograr una pila nacional, que tenga componentes racionales”, concluye Toscani.
Innovaciones desde la Universidad
Toscani estudió Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires, donde también hizo su doctorado, con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITIDEF). Luego, realizó un posdoctorado en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en Bariloche, y al volver a Buenos Aires, su directora de tesis, Susana Larrondo, que ya trabajaba en UNSAM, la invitó a sumarse al plantel docente de la Universidad.
“Se hace ciencia de calidad en el Nodo Constituyentes, y la propuesta del Campus UNSAM me pareció muy innovadora. Hay un clima muy estimulante para llevar adelante ideas y desarrollos nuevos”, destaca la investigadora y agrega que, además, siempre le resultaba atractiva la posibilidad de investigar en el mismo lugar en el que da clases, ya que la docencia es algo que siempre le ha gustado.
Ahora, a pesar del contexto de crisis universitaria que atraviesa el país, se siente “bien posicionada” en la institución, no solo debido a su trayectoria sino también por las “buenas colaboraciones” con otros grupos de trabajo, tanto del país como del exterior (Alemania, Brasil y Chile, entre otros).
“Eso es fundamental porque hace que en estos momentos difíciles una pueda seguir poniéndole todo el esfuerzo al proyecto. En eso sí, la UNSAM me está dando el espacio que necesito, con lo que puede y como puede”, subraya Toscani y recuerda que el vínculo con Alemania también fue posible gracias a una beca de movilidad UNSAM que ganó el año pasado, que le permitió pagar los pasajes para viajar a Berlín, donde pudo experimentar con el ciclotrón, un equipo especial que no existe en la Argentina, pero que era imprescindible para poder avanzar en la investigación.
“En Berlín realizamos experimentos con luz de sincrotrón específicos a la superficie, mientras estos materiales se encuentran en condiciones cercanas a las condiciones de operación”, especifica la investigadora Catalina Jiménez, del Helmholtz-Zentrum Berlin, que es parte de la red de colaboradores de Toscani. Jiménez destaca que el trabajo en conjunto que desarrollan es muy fructífero: “Estoy muy contenta con esta colaboración, a pesar de las dificultades que tenemos en este momento. Esperemos que este y otros proyectos internacionales ayuden a dar un poco de impulso a estas líneas de investigación con UNSAM”.