Con la llegada de la primavera y el aumento de las temperaturas, los primeros mosquitos ya empiezan a hacerse notar en el Campus Miguelete. Hablamos con María Victoria Cardo y Alejandra Rubio, dos investigadoras de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la UNSAM sobre la epidemia de dengue de 2024 y las medidas sustentables que podemos tomar para reducir el riesgo de futuros brotes.
Con la llegada de los días cálidos y el florecimiento de árboles y plantas, los espacios verdes de nuestro Campus Miguelete se pueden disfrutar aún más. Sin embargo, también se comienza a notar la aparición de los primeros mosquitos de la temporada. A comienzos de este año, estos insectos provocaron una auténtica invasión en gran parte de la provincia de Buenos Aires.
La preocupación por la presencia de mosquitos ha crecido en los últimos años, principalmente por su rol en la transmisión de enfermedades infecciosas a través de su picadura, tal como el dengue. El brote de principios de 2024 fue el mayor registrado en la historia de nuestro país, y el panorama para los próximos meses no es alentador: por segundo año consecutivo, en el norte de Argentina se ha registrado la transmisión autóctona de dengue incluso durante los meses de invierno. Aunque en Buenos Aires los inviernos fríos minimizan la actividad de los mosquitos, la amenaza de un nuevo brote renace con la llegada del calor.
Es importante aclarar que no todos los mosquitos son transmisores de enfermedades. En la provincia de Buenos Aires existen unas 75 especies y a nivel nacional, más de 250. De todas ellas, solo Aedes aegypti transmite el virus del dengue. La invasión que vivimos a principios de año fue protagonizada por ejemplares de la especie Aedes albifasciatus que, aunque molestan con sus picaduras, no transmiten esta enfermedad.
Desde el Área de Sustentabilidad y Ambiente de la SEyV entrevistamos a dos de las más destacadas investigadoras sobre mosquitos de nuestra Universidad, las biólogas María Victoria Cardo y Alejandra Rubio, ambas pertenecientes al CONICET y a la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la UNSAM (EHyS). Ellas nos responden las consultas sobre la situación actual y explican qué medidas podemos tomar para reducir el riesgo de futuros brotes desde una perspectiva sustentable.
¿Cuál consideran que es la causa principal que provocó el brote de dengue más grande de la historia de nuestro país durante el 2024?
“En Buenos Aires tenemos brotes de dengue que están condicionados por la temperatura, por lo que se dan a fines de verano y en el otoño, y cada tanto, ocurre que tenemos epidemias que son más duraderas en el tiempo y que provocan pulsos de casos fuertes. En Argentina tenemos epidemias de dengue a escala nacional desde 2009. Y tuvimos en 2016, 2020, 2023 y 2024. Lo que podemos ver en esa progresión, es que las epidemias se están dando cada vez más seguido, con más casos, con mayor cantidad de serotipos circulando y abarcando cada vez más territorio de nuestro país.
El cambio climático global provocó cambios de regímenes de temperatura y precipitaciones, e hizo que el límite sur de la distribución de Aedes aegypti se fuera corriendo cada vez más hacia el sur de la provincia de Buenos Aires. Pero el cambio global no solo es climático, incluye alteraciones en la demografía y la urbanización, y Aedes aegypti es un mosquito altamente adaptado a vivir en el ámbito doméstico. En las localidades que tienen mayor cantidad de población, se genera más movimiento de gente y mayor disponibilidad de recipientes que pueden acumular agua donde este mosquito cumple la fase acuática de su ciclo de vida.”
¿Qué riesgos implica para la salud de la comunidad esta expansión del Aedes aegypti en el territorio ?
“La sola presencia del mosquito no determina que haya transmisión viral. Aedes aegypti no se dispersa muchos metros, pero las personas sí, nos movemos mucho y somos las responsables de transportar el virus entre localidades. Si el mosquito ya está instalado en una ciudad, cuando ingresan personas en su etapa virémica, los mosquitos las pican y empiezan los ciclos de transmisión local.
En resumen, la ampliación de la distribución de Aedes aegypti implica un riesgo de transmisión autóctona del dengue ante el ingreso de personas infectadas, siempre y cuando se den las condiciones para la proliferación de mosquitos y el desarrollo del virus dentro de él.”
¿Qué medidas sustentables se pueden tomar para controlar la población de mosquitos?
“El objetivo es bajar la abundancia de mosquitos, para que se reduzca el riesgo de transmisión y la carga sobre el sistema sanitario. Pensar en eliminar completamente al vector no es realizable y además, los mosquitos tienen importantes funciones en los ecosistemas, como polinizadores y como fuente de alimento y nutrientes esenciales para otros organismos.”
El control de mosquitos suele asociarse con el uso de químicos, a aplicar insecticidas adulticidas o larvicidas en el ambiente. Pero fumigar de manera preventiva parques y espacios públicos con productos de amplio espectro y con poder residual, no es una estrategia recomendable. La aplicación de insecticidas, sostenida en el tiempo tiene un alto costo para la salud ambiental y además puede provocar que se generen poblaciones de mosquitos resistentes. El uso de estos químicos, especialmente los adulticidas, son una herramienta efectiva en contexto de brote, cuando es necesario eliminar a los mosquitos que están transmitiendo el virus.
El método de prevención más simple y efectivo es el control físico, especialmente en el caso del Aedes aegypti que sólo se cría en recipientes. Consiste en hacer lo que escuchamos en todas las campañas: el descacharreo. Esto implica un conjunto de acciones, que incluyen eliminar los recipientes que no nos sirven, dar vuelta o poner bajo techo los recipientes que sí nos sirven pero no están en uso, tapar o renovar el agua cada 3 días y limpiar las paredes de los recipientes que utilizamos para acumular agua. También es importante mantener destapados desagües y canaletas, colocar mosquiteros y/o echar una pava de agua hirviendo semanalmente en las rejillas. Aunque es un trabajo muy laborioso, es crucial aplicarlo durante todo el año. Si bien la responsabilidad de esta tarea se ha depositado históricamente sobre las acciones individuales, organismos e instituciones encargadas del saneamiento deben acompañar estas iniciativas para garantizar los servicios básicos, como por ejemplo la recolección frecuente de residuos.”
¿Cuáles son las funciones de los mosquitos en los ecosistemas?
“Los mosquitos son parte de sistemas súper complejos y lógicamente cumplen no solo una, sino un montón de funciones. Son parte importante de redes tróficas, y como los inmaduros son acuáticos y los adultos son aéreos, en distintas etapas de su ciclo de vida, pueden ser alimento para organismos tanto acuáticos como terrestres, y traslocar nutrientes esenciales entres estos medios. También son polinizadores porque machos y hembras se alimentan de fluidos vegetales. Además, de todas las especies de mosquitos que existen sólo unas pocas transmiten enfermedades, y sí, son molestos pero necesarios.”
¿Qué acciones se pueden tomar al respecto en el Campus Miguelete?
“En el Campus Miguelete se puede hacer mucho y de hecho lo hacemos. Nuestro grupo viene trabajando hace años con el personal de Seguridad e Higiene de la Gerencia de Mantenimiento, Logística y Seguridad. Empezamos haciendo monitoreos con ovitrampas, para ver si había mosquitos de Aedes aegypti dentro del campus, e identificamos cuáles son las situaciones prioritarias de atención. Siempre se intentó encontrar alternativas de manejo para evitar que se críen mosquitos sin apelar al uso de insecticidas, como la eliminación o adecuación de recipientes que pueden contener agua y estrategias de control biológico en envases que no pueden vaciarse. También se realizan, una o dos veces por año, capacitaciones a todo el personal no docente de mantenimiento.
Aedes aegypti está presente en el Campus porque está rodeado por zonas edificadas, el entorno es muy urbano y es lógico que llegue hasta acá y encuentre dónde criarse. Tenemos que poner mucha atención en aquellos sitios donde se acumula agua, y cuantos más ojos puestos en ello haya será mejor, porque es la gente la que conoce los recovecos de su lugar de trabajo. Somos muchos, y aunque tenemos muchas actividades a diario, si estamos atentos a estas cosas, más fácil es tenerlas bajo control.”
Desde el Área de Sustentabilidad y Ambiente de la UNSAM, agradecemos a María Victoria y Alejandra por su tiempo y por compartir sus conocimientos en esta entrevista. Su dedicación y compromiso con la investigación, la salud y el bienestar de la Comunidad UNSAM y de toda la población, son claves para enfrentar los desafíos ambientales que nos afectan.