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Hugo Mercer: “Las universidades pueden hacer mucho en materia de prevención de la salud”

El secretario de Investigación del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento de la UNSAM habla del rol de las universidades públicas ante los brotes de dengue y la amenaza del coronavirus. También plantea que el sistema de salud de la Argentina viene de un proceso de deterioro, pero que están dadas las condiciones para que salga fortalecido.

Por Alejandro Zamponi

Hugo Mercer es sociólogo y se especializa en políticas públicas para el área de salud. Antes de asumir como secretario de Investigación del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento (ICRM) de la UNSAM, fue coordinador de la Unidad de Formación de Recursos Humanos en Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asesor en el Ministerio de Salud de la Nación y profesor titular de Sociología de la Salud en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Con motivo de los brotes de dengue y coronavirus en la Argentina, conversamos con él sobre el sistema de salud nacional.

¿Cómo está posicionado el sistema de salud de la Argentina para hacer frente a los brotes de dengue y los casos de coronavirus importados y por contacto local?

Somos afortunados de tener ahora una buena conducción técnica en materia de salud pública. Las autoridades que hay en este momento en el ámbito nacional y en la Provincia de Buenos Aires, y también en otras jurisdicciones, son una garantía. Y eso no es un dato menor. Hay un  elenco con experiencia, con acceso al mejor conocimiento científico nacional e internacional como para hacer frente a esta situación. Se están tomando decisiones adecuadas en un contexto adverso: nuestros servicios sanitarios vienen de un proceso de deterioro que ha sido muy duro para todo el sector público. Antes también se tenían pocos recursos en salud, pero los últimos cuatro años fueron devastadores.

El ministro de Salud Ginés González García planteó más preocupación por la amenaza del dengue que por la del coronavirus. Aparentemente eso cambió, ¿es así?

En la Argentina, en este momento, hay más casos de dengue que de coronavirus, pero los dos problemas son preocupantes. La agenda de salud no es excluyente. Tiene que ocuparse de esos problemas y también de atender los casos de accidentes, sarampión, diabetes, partos, etc. Se trata de demandas que no pueden postergarse.

Si se logra que el número de casos de coronavirus no aumente de forma vertiginosa, los casos de dengue y de otras patologías se van a poder seguir atendiendo.  En caso de explotar una demanda por COVID-19, toda la gestión del sistema se va a desordenar. Sobre todo, cuando es un sistema que ha estado desprotegido en materia de recursos físicos y equipamiento. Los servicios públicos están en una condición de desvalimiento muy marcada. Requieren recursos, instrumental, mejoras en las condiciones de trabajo. Sin embargo, siguen siendo una buena, y muchas veces la única, respuesta existente.

Hay un debate en la opinión pública entre posiciones que reclaman medidas más drásticas y otras que minimizan el riesgo y consideran exageradas las medidas del Gobierno. ¿Qué evaluación hace usted?

El Gobierno fue escalonando las medidas en función de la cantidad de casos. No creo que tomar medidas abruptas hubiera cambiado el panorama. Creo que la situación aún está bajo control. Las medidas acompañan sin crear pánico. Chantas, espontáneos e individualidades que no se sienten consultadas van a aparecer siempre. No se pueden prohibir sus opiniones.

Lo que está sucediendo es que la voz del Estado comienza a imponerse por estar avalada científicamente, por provenir de un consenso en el que se escucha la experiencia internacional y la voz de las asociaciones profesionales de infectología, virología y epidemiología. Su autoridad deriva de esa capacidad de atender la evidencia y generar políticas en búsqueda del bien común. La cadena nacional del presidente fue escuchada y sus opiniones fueron técnicas y sólidas, lo mismo la conferencia de prensa de anoche. Este es un momento para que el conjunto de la sociedad sea solidario con esa voz de autoridad.

La aparición de casos de coronavirus en la Argentina logró que sectores promercado que reniegan del gasto estatal reclamen su intervención. ¿En qué consiste esta obligación estatal en salud?

La salud es una responsabilidad pública y estatal. Salud pública es salud de la población. No solo servicios estatales de salud: es preocuparse por la salud del conjunto de la población. Este gobierno tiene claro que el Estado asume esa responsabilidad del conjunto de la población. El Ministerio de Salud, en especial, está cumpliendo con las denominadas “funciones esenciales de salud pública”. Además de prestar servicios, ejerce una rectoría, una dirección de las decisiones que se toman en materia de salud.

¿Cuándo comenzó a implementarse este enfoque de la salud pública en la Argentina?

Hasta 1946, las cuestiones de salud pública las manejaba el Ministerio del Interior y eran entendidas como cuestiones de la salud de los pobres. No solo se daba atención de emergencia, sino que también se ejercía lo que se llamaba “policía médica”. Recién a partir de 1946 se crea un Ministerio de Salud, del cual se hace cargo Ramón Carrillo, y el Estado empieza a crear servicios médicos hospitalarios propios en todo el país.

A partir de 1950, la salud pasó a ser una cuestión de bienestar social del conjunto de la población. Un Estado moderno sigue haciendo policía médica, pero también se preocupa por el bienestar de toda la población. Hoy la OMS impulsa la salud en todas las políticas públicas: a través del trabajo, la economía, la educación, la justicia. En todos esos ámbitos se pueden hacer políticas públicas en salud. Y creo que lo que está pasando con el dengue y el coronavirus demuestra con contundencia que el Estado no debe abandonar la protección y promoción de la salud poblacional, que es un bien colectivo.

Planteó que el actual sistema de salud pública viene de un proceso de deterioro. ¿Cómo cree que evolucionará en el mediano plazo en este contexto?

Creo que si salimos bien de esta situación, y así creo que será, tendremos un Ministerio de Salud más fuerte, con mayores recursos y respetado por su nivel técnico. La Argentina va a salir fortalecida. Porque hay gente con capacidad de escucha y de aprender las lecciones que esto nos va a dejar. Va a tomar años, pero el país seguramente orientará sus esfuerzos hacia la investigación, la formación de posgrado y la innovación tecnológica.

¿Cuál es el rol de las universidades en contextos como este?

Las universidades vamos a aprender a adoptar medidas solidarias, preventivas. Se puede hacer mucho en materia de prevención dentro de la comunidad universitaria, algo que después repercute en las familias y la población cercana. Aparte de los aportes científicos, vamos a contribuir con la prevención.

Me consta que la UNSAM armó un Comité de Crisis frente a las amenazas del coronavirus y el dengue. También está sucediendo en otras universidades. Aquí hemos tenido reuniones informativas para las autoridades universitarias y comenzamos a hacer actividades de difusión para la comunidad, labores que vamos a intensificar en los próximos días.

¿Cómo viene la carrera de Enfermería de la UNSAM? Pareciera que sus profesionales son más requeridos que nunca.

La carrera de Enfermería se cursa en el Campus Miguelete y en centros de salud del Municipio. Está por recibir su cuarta cohorte de alumnos. La primera cohorte tuvo 50 estudiantes y la cuarta, 140. Esperamos tener los próximos graduados y graduadas próximamente. Aún antes de estas amenazas, había un déficit de enfermeros y enfermeras en el país.

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Nota actualizada el 15 de diciembre de 2020

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