Gente de Humanidades, Micrositios
En el marco del Foro Internacional del G20 conversamos con Alejandra Kern, directora del Posgrado en Cooperación Internacional de la Escuela y su experiencia en la participación de uno de los grupos de trabajo.
¿Cómo fue el camino para tu participación en el G20?
A fines de 2016 comencé haciendo consultoría en el Ministerio de Trabajo sobre temas de cooperación internacional y el año pasado me propusieron coordinar el equipo técnico que ya venía trabajando en el G20. Sin duda es una gran experiencia para cualquier área del Estado que Argentina sea presidencia de un foro internacional como este. En el proceso, que implica diversas reuniones entre funcionarios y autoridades, tienen que articularse distintas áreas de política interna (salud, educación, empleo, etc.) con objetivos de la política exterior. Sobre esto último, el eje está dado tanto por objetivos simbólicos como redefinir la identidad y el rol de la Argentina en el mundo, y objetivos bien concretos como re-articular alianzas con diversos países que están en el G20 y promover el diálogo multilateral. Ciertamente, este foro se da en un contexto de crisis del multilateralismo donde EEUU se resiste a cumplir algunos compromisos internacionales y se agudiza además su guerra comercial con China. El G20 persiste como el espacio de diálogo multilateral más importante actualmente, en tanto logra sentar en una misma mesa a un conjunto diverso de países, diverso en ideologías, en intereses, en culturas y en capacidades. Es importante para mantener la cooperación y el diálogo y es fundamental para que los países menos poderosos allí presentes puedan tener voz en temas que los afectan.
¿Cuáles fueron los ejes propuestos por Argentina como parte de la agenda en el marco del G20?
Argentina definió tres prioridades: infraestructura para el desarrollo, seguridad alimentaria y el futuro del trabajo, en cuyo marco aparecieron también varios ejes transversales como la cuestión de género, centrado esencialmente en buscar mayores niveles e igualdad entre hombres y mujeres. El lema de esta presidencia fue “construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible” y esta idea atravesó todas las prioridades reflejando así la perspectiva de países en desarrollo.
La prioridad sobre el futuro del trabajo, en la cual me tocó trabajar, se desarrolló de manera coordinada con otros canales y grupos del G20 –finanzas, educación, digitalización-. Los países del G20 discutieron esencialmente sobre las oportunidades y riesgos de los cambios tecnológicos, la automatización, la inteligencia artificial que están modificando sustantivamente tareas y perfiles ocupacionales. Ello implicará que las personas deberán desarrollar nuevas habilidades, reconvertirse y formarse a lo largo de toda la vida, al mismo tiempo que será necesario desarrollar políticas para evitar que los cambios incrementen las desigualdades. También se discutió el crecimiento de formas no tradicionales de empleo y del trabajo a través de plataformas y se acordó un conjunto de principios para garantizar el trabajo decente en todas las formas de trabajo, incluso en plataformas digitales. Bajo estos principios se incluyó el vínculo entre estas formas no tradicionales y la informalidad laboral que fue un tema importante para la Argentina que costó bastante introducirlo en la agenda porque se ve básicamente como un problema para los países en desarrollo. Se ahondó también en la necesidad de asegurar protección social para todas estas nuevas formas de trabajo
¿Cuál fue el rol desempeñado por la Argentina a lo largo de todo el proceso de trabajo?
Si bien la Cumbre de Líderes es el hito principal del G20, creo que lo valioso es el proceso en sí mismo, cada una de las instancias de diálogo y trabajo conjunto entre los países fueron sumamente enriquecedoras. Se trata de un intercambio que genera aprendizajes, que permite ver diversas opciones de política, alcanzar acuerdos en temas que requieren de la cooperación internacional. Argentina propuso una agenda constructiva y en cada reunión fuimos encontrando los espacios desde los cuales podíamos hacer valer nuestra voz, articular posiciones en el marco de una comunidad internacional con una amplia diversidad de demandas y miradas.
Esta es otra de las cuestiones interesantes a destacar: en el G20 no se vota, no hay mayoría, los países están obligados a buscar consenso. Lo que no alcanza consenso no sale, hay que negociar y encontrar la fórmula correcta si queremos que un espacio multilateral como este siga funcionando.
¿Con qué mirada entraste en este recorrido y con cuál saliste de él?
Entré con algunas dudas de que pudiéramos avanzar en este camino de articular consensos, pero finalmente esto fue lo más destacado en los grupos de trabajo, la capacidad de los argentinos de coordinar temas, de escuchar y articular posiciones. Eso incluso nos llevó a ir ganando márgenes de maniobra en las negociaciones. Esto es lo que se vio hasta ahora en las reuniones de grupos trabajo, pero ciertamente para el comunicado de líderes que saldrá el 1 de diciembre se juega otro partido, muy complicado por el contexto internacional y atravesado por conflictos bilaterales de diversa naturaleza. Es un espacio mucho más complejo para la negociación. Lograr acuerdos en los temas que sea posible manteniendo vivo el G20 será un aporte importante de la presidencia Argentina y una buena noticia para el mundo.
Alejandra Kern trabaja en la UNSAM desde 2006, hace cuatro años dirige la Maestría de Relaciones Internacionales, trabajó en el Centro de investigaciones de Cooperación y Desarrollo donde realizó trabajos de consultoría e investigaciones sobre Sur-Sur.
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