Escuela de Política y Gobierno
Columna de la decana de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM, María Matilde Ollier, en el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Hoy sábado 24 de marzo de 2018 se cumplen 42 años de la sangrienta e injustificable instauración del terrorismo de Estado en nuestro país.
Planificado y ejecutado por los altos mandos de las fuerzas armadas, el golpe de Estado tenía la misión de fundar una nueva ciudadanía que eliminara de la escena política a los grandes partidos populares y de masas: el peronismo y el radicalismo. Ese era su verdadero objetivo restaurador. No se trataba solamente de aniquilar, en sentido literal, a las organizaciones armadas y a los partidos e intelectuales de izquierda peronista y no peronista. Su meta era más ambiciosa. En consecuencia, toda la sociedad argentina quedó bajo sospecha. La sospecha alimentó el terror cuando —no solo durante la noche, sino también a plena luz del día— los militantes eran secuestrados o desaparecidos para no ser encontrados nunca más.
Ese pasado no debe olvidarse porque ni el Estado ni sus fuerzas de seguridad son dueños de nuestras vidas. Si esta lección no ha sido aprendida, será muy difícil construir una sociedad libre y equitativa. Podemos disentir, y es bueno que así sea, sobre distintos temas acerca de cómo vivir en una sociedad mejor. Sin embargo, sobre lo que no podemos disentir es que no existe una razón de Estado, o de nación amenazada, que autorice al estado a actuar por fuera de la legalidad. Esa debe ser una lección inolvidable.
Como decana de una Escuela que pertenece a una universidad pública, espero incluir a todos sus miembros en el recuerdo de aquel trágico día ocurrido hace cuarenta y dos años, el 24 de marzo de 1976.
Día de dolor. Día de tristeza. Día de terror.