Por Gaspar Grieco | Fotos: Leandro Martínez

Los participantes compitieron en tres categorías para clasificar en el certamen de selección que les permitirá a los ganadores viajar a Japón en 2018 en representación de la Argentina. Para alcanzar la instancia nacional, los participantes debieron aprobar los encuentros escolares y provinciales, en los que tuvieron que resolver problemas de programación.

Al respecto, el presidente de la OIA, Mariano Maluf, destacó el objetivo del evento que ya se volvió un clásico de la UNSAM: “Queremos despertar vocaciones en el área de la informática. La competencia es una excusa para que los chicos incorporen distintas prácticas profesionales. Los que participan de la olimpíada después suelen estudiar alguna carrera afín”.

Román Castellarín ya es conocido en la OIA. Como alumno participante por la ciudad de Rosario resultó ganador en todas las categorías en las que participó desde 2013. Hoy, graduado del Politécnico de Rosario y alumno de la carrera de Ciencias de la Computación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), se desempeña como profesor y entrenador de las olimpiadas.

¿Cómo fueron tus años como competidor en la OIA?

Comencé en 2013 durante el segundo año del secundario, cuando aprendí a programar. Ese año participé en el primer nivel de la olimpíada y, al siguiente año, entré en el segundo nivel. El primer año quedé cuarto y pasé a la instancia del selectivo. Entrené mucho, rendí y quedé tercero. Ese año competimos en Australia en el certamen internacional y, en las siguientes ediciones en las que participé, clasifiqué. El primer año viajamos a Australia, el segundo a Taiwán, el tercero a Kazajistán y el último a Rusia.

¿Qué rol cumplís ahora en la competencia?   

Doy clases en el Colegio Politécnico de Rosario y colaboro con varios colegios de la provincia de Santa Fe. Preparo a los chicos para el examen en la instancia provincial, lo que sería la segunda instancia de la competencia.

Román Castellarín

¿Cuál es la importancia de la OIA desde tu experiencia?

La OIA me cambió la vida. Cuando empecé el secundario quería ser arquitecto, después aprendí a programar y ahora estudio Ciencias de la Computación. La OIA es una oportunidad única que hay que aprovechar sí o sí. Viajar me ayudó a conocer un montón de gente y hoy tengo amigos en todo el mundo gracias a esta iniciativa. Es una oportunidad que hay que aprovechar. De acá salen las nuevas generaciones de programadores. La programación es algo fundamental: las herramientas que aporta para la resolución de problemas son necesarias para cualquier tipo de trabajo.

¿Cómo viste el de la competencia nivel de este año?

Me sorprendió, hay chicos que escalaron mucho y yo creo que va a continuar mejorando. Especialmente porque hay muchos chicos muy bien preparados.

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En la ceremonia realizada el viernes 20 de octubre se entregaron los diplomas y  medallas a los ganadores:

Nivel 1

• Federico Jorge Williamson (Mendoza) – Medalla de oro
• Tomás Sanas (Mar del Plata) – Medalla de plata
• Eugenio Fernández (Mar del Plata) – Medalla de bronce (compartido)
• Santiago Dellamea (Chaco) – Medalla de Bronce (compartido)

Nivel 2

• Sebastián Mestre (Santa Fe) – Medalla de oro
• Ottaviano Szerman (CABA) – Medalla de plata
• Carlos Miguel Soto (Corrientes) – Medalla de bronce

Nivel 3

• Lautaro Lasorsa (Buenos Aires) – Medalla de oro
• Diego Matías Segovia (Chaco) – Medalla de plata
• Guillermo Andrés Tolaba (Jujuy) – Medalla de bronce