El rector Carlos Ruta inauguró Encrucijadas, la semana de actividades en reconocimiento a uno de los principales intelectuales del país, que se despide de su cátedra en la UNSAM después de 47 años como profesor. “Sabiduría” y “amistad” fueron los rasgos que Ruta le atribuyó a José Emilio Burucúa, recientemente reconocido con el Konex de Brillante en Humanidades.
Por Alejandro Zamponi | Fotos: Leandro Martínez
“Hoy homenajeamos una de las mejores tradiciones de nuestro país: la de hombres y mujeres encadenados a la historia de otros hombres y mujeres, maestros todos en transmitir el deseo por el saber. Porque llevamos encima no solo el tiempo, sino también una comunidad de hombres y mujeres que nos han hecho posibles”, dijo el rector Carlos Ruta al inicio del encuentro.
“Gastón Burucúa representa la tradición de interrogar y buscar con humildad y modestia, siempre preparado para el asombro”, añadió ante los miembros de la comunidad UNSAM que llenaron el teatro Tornavía. “Gastón siempre ha representado para mí el rasgo de la sabiduría, la magnanimidad, la grandeza de alma. Por último, y lo más maravilloso quizás, Gastón siempre ha sido un gran amigo”.
Luego el rector compartió un pasaje de Ética, de Aristóteles, en el que la amistad se presenta como una virtud sin la que nadie querría vivir. “Incluso los que poseen riqueza, autoridad o poder parece que necesitan sobre todo amigos. En la pobreza y en las demás desgracias consideramos a los amigos como el único refugio”, citó, entre otros párrafos. En esta línea, destacó que para el filósofo griego “con amigos, los hombres están más capacitados para pensar y actuar” y que, por eso, “en el corazón de la Universidad está el esfuerzo por hacer una comunidad de amigos en la búsqueda de la verdad y del saber”. “Gastón ha representado a ese amigo que nos ayuda a pensar y actuar y que, con su bonhomía, va siempre generando lazos de amistad. La amistad no es solo necesaria, sino también hermosa. Hay quienes opinan que hombre bueno y amigo son la misma cosa”, completó dirigiéndose a Burucúa.
Luego de recibir como obsequio un grabado de Ricardo Abella de manos de Carlos Greco, decano de la Escuela de Humanidades, Burucúa tomó la palabra. Agradeció especialmente a Ruta; al primer rector de la UNSAM, Daniel Malcolm; y al director del programa Lectura Mundi, Mario Greco; y expresó que la semana de actividades significaba un gran acompañamiento. “No homenaje, sino acompañamiento para pasar el mal trago de la despedida de un trabajo que realicé durante 47 años. ¿Por qué dejarlo si me hizo feliz durante tanto tiempo? Un cansancio físico inesperado, repeticiones involuntarias, porque las preferencias de temas se han convertido en obsesiones”, aseguró.
En el transcurso de la charla, Burucúa rememoró veinte años de su vida en los que pudo frecuentar a los maestros de su generación, cinco de los cuales estaban presentes en el Teatro: Roger Chartier, Fernando Bouza Álvarez, Giancarlo Nonnoi, Fernando Devoto y Carlo Ginzburg. “Personajes todos de la historiografía a quienes más he querido parecerme”, compartió. “La lectura de sus libros me ha producido siempre el placer y la felicidad del asombro, del descubrimiento de cosas y seres nuevos, de la aventura de explorar e investigar las relaciones ocultas y significantes entre fenómenos en apariencia lejanos”, aseguró como introducción al recorrido por el primer libro que leyó de cada uno de esos maestros y lo que aprendió de sus obras.
Burucúa se refirió especialmente a Nicolás Kwiatkowski: “Sus escritos y las conversaciones que mantenemos, aun cuando a veces nos separe un océano, me proveen agua, víveres, el aire intelectual que respiro y me mantiene despierto. Produjimos juntos varios libros, los únicos que yo no mandaría a la hoguera. Hoy, sus escritos sobre la barbarie me dan los elementos más importantes para conocer mejor la deuda de quienes pensamos en términos europeo-occidentales los pueblos de África y de Asia”, destacó.
Finalmente, se refirió a los 22 colegas que participaron en la mesas del coloquio, organizado según temas de especial interés para el maestro. “De todos ellos, tuve ocasión de leer sus tesis doctorales. Lo aprendido de tales textos es inmenso. Gracias a Marcelo Figueroa, Ana Hosne, Malena López Palmero, María Juliana Gandini, Carolina Martínez, Andrés Freijomil, Juan Pablo Bubello, Marta Madero, Santiago Peña, Juan Ignacio Vallejos, Silvina Vidal, Ricardo Ibarlucía, Laura Malosetti, Marta Penhos, Lía Munilla Lacasa, Sandra Szir, Gabriela Siracusano, Martín Ciordia, Mariana Sverlij, Mariana Lorenzatti, Karina Galperin y Nora Sforza”.
Estuvieron presentes, además, autoridades, investigadores, profesores, alumnos y otros miembros de la Comunidad UNSAM.
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