Por Karina Bidaseca*

El cuerpo torturado de Lucía, estallado de droga y bestialmente empalado, fue el exceso imposible de simbolizar. En este régimen de despojos, otros cuerpos tienen otros trágicos destinos: las bolsas de polietileno tiradas en los basureros, los huesos en el desierto en México, en Guatemala, los pezones arrancados, vaginas destruidas, todas marcas siniestras en Buenaventura o el Catatumbo colombiano, en Libia, Sudáfrica, India… pretenden instaurar un régimen de terror y de excepción.

La imposibilidad de poner en palabras aquello que nos deshumaniza y degrada, bajo el despliegue de las tecnologías propias de un patriarcado sexista y racista que expone la brutal exacerbación de un régimen de “necropolítica” —en un escenario donde circulan libremente la droga y el capital—, se vuelve un medio de autogeneración del “capitalismo gore”, al decir de Sayek Valencia (Capitalismo Gore, Paidós, 2016).

Como actos comunicativos entre fratrías masculinas, expresivos de una “pedagogía de la crueldad” —según la feminista descolonial Rita Segato—, otros siete feminicidios en siete días, justo con el regreso del 31.º Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario de octubre 2016, en el cual más de 90.000 mujeres de todo el país se reunieron para continuar desarrollando las reivindicaciones históricas de las mujeres y del colectivo LGTBI, y encontraron la violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad.

Las violencias contra las mujeres se intensifican bajo la escalada de nuevo discurso que, apoyado en el giro a la derecha, se unifica en la región (en Brasil o en Colombia —en los argumentos por el No a la paz—), para enfrentar lo que estos sectores ya definen como la “ideología de género”.

“En el tiempo histórico del género nunca hay paz. El género no distingue entre paz y guerra”, resuenan las palabras de Catharine A. MacKinnon en su libro Are Women Human? And Other International Dialogues (Harvard University Press, 2007).

Hoy las mujeres y todxs paramos: “Si mi vida no importa, produzcan sin mí”. Haremos huelga. Saldremos a las calles a gritar, nuevamente, como el 3 de junio de 2015 y en 2016, “¡#NiUnaMenos. Vivxs nos queremos!” y a exigir al Estado patriarcal la responsabilidad en los crímenes contra todas las mujeres.

Angela Davis ya lo mencionó: “El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”.

(Nota publicada en Tiempo Argentino)

*Profesora en IDAES, coordinadora del Programa Poscolonialidad, Pensamiento Fronterizo y Transfronterizo en los Estudios Feministas (IDAES). Coordina el Programa Sur-Sur en CLACSO y la Red de Derechos Humanos (CONICET). Su libro de publicación reciente en España se titula Escritos en los cuerpos racializados. Lenguas, memoria y genealogías (pos)coloniales del feminicidio (UIB) y #NiUnaMenos. Vivxs nos queremos (Milena Caserola).

#niunamenos, 19 de octubre, bidaseca, IDAES