Por Gaspar Grieco | Fotos: Pablo Carrera Oser

Ante la mirada atenta de los chicos que asistieron al stand de la UNSAM en la Feria del Libro, Vivianne Bruyère y Liliana Roberti —investigadoras y docentes de la carrera de Ingeniería en Materiales del Instituto Sabato— brindaron el domingo 24 el taller para niños “Viaje al interior de los materiales”, en el que explicaron los conceptos básicos de su especialidad y divirtieron a los presentes con juegos y experimentos.

— ¿Quién me dice qué es un átomo? —preguntó Bruyère.

— ¡Una célula!— respondió uno de los chicos.

— Mmm, no. Un átomo es la mínima porción de materia— explicó la especialista.

De esta manera comenzó la actividad en la que las ingenieras ilustraron, en forma didáctica, cómo se conforman metales, polímeros, cerámicos y materiales compuestos. Mientras Bruyère daba detalles sobre los diferentes usos de cada uno de ellos, Roberti preparaba los juegos para que los chicos pudieran experimentar.

Para explicar las diferencias entre los metales, Roberti tomó un alambre torcido y lo calentó con un secador de pelo. El asombro de los chicos se hizo visible cuando el alambre comenzó modificarse hasta quedar recto. La especialista explicó: “Con un alambre común esto no pasaría, pero este está conformado por una aleación de níquel y titanio, por eso se dobla con aire caliente”.

Para el segundo experimento se conformaron dos equipos y los chicos tuvieron que unir clips de plástico en el menor tiempo posible. Sus manitos trabajaron veloces. “Lo que hicieron fue lo mismo que hacen las moléculas, que se unen formando largas cadenas”, señaló Roberti.

Luego, Bruyère mostró láminas de aluminio y las unió con fibras de carbono. De esta manera, generó un material compuesto que hizo circular entre los participantes para que pudieran comprobar su rigidez y extrema liviandad. “Este material es el que se utiliza para hacer la antena de los satélites”, contó.

Finalmente, los chicos jugaron en una mesa repleta de materiales con los que pudieron experimentar mientras las especialistas explicaban su composición y sus posibles usos. Imanes, plásticos, grafito en polvo y todo tipo de metales fueron utilizados para jugar y aprender, y las sonrisas iluminaron los rostros  de los posibles futuros ingenieros.