Ubicado en la localidad mendocina de Malargüe, el Pierre Auger es el observatorio internacional de rayos cósmicos más grande del mundo. Por estos días, diario Página 12 hizo eco del informe emitido por los 16 países que lo impulsan -entre los que figura la Argentina, a través de la UNSAM- en el que se anunció la extensión del financiamiento por diez años más.
La extensa llanura de Malargüe alberga al ambicioso Observatorio Internacional Pierre Auger que, desde 1998 y con sus 3 mil kilómetros cuadrados, busca detectar las mayores energías conocidas del universo: los rayos cósmicos. En todos estos años, este megaproyecto obtuvo grandes resultados y, gracias al financiamiento de sus 16 países miembros -entre los que figura la Argentina-, podrá seguir estudiando los fenómenos de la astrofísica por 10 años más.
El Instituto de Tecnologías de Detección y Astropartículas (ITeDA), una institución creada por convenio entre UNSAM, CNEA y CONICET, tiene un rol activo y protagónico en la investigación, a través del Observatorio Pierre Auger, de los sucesos que ocurren en el universo. Pero ¿qué rol cumple la universidad dentro de este instituto? Su papel es clave: la formación de profesionales que formarán parte de los equipos técnicos de trabajo.
Los rayos cósmicos que estudia el gran observatorio de Malargüe son partículas cargadas de energía que viajan por el universo a las más altas velocidades concebidas. Cuando chocan con las moléculas de la atmósfera terrestre, después de viajar distancias astronómicas, producen una cascada de miles de millones de partículas secundarias que llueven sobre la superficie. El gran desafío es entender qué son y cómo se producen, lo que seguirá estudiándose por lo menos por otros diez años más, producto del financiamiento de los 16 países que contribuyen al proyecto.
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