Escuela IDAES

Entrevista a Daniel Schteingart, en El Economista

En diálogo con el diario de economía, el investigador del IDAES y autor del reciente ensayo “¿Qué modelo de desarrollo para Argentina?” habló de la industrialización en el siglo XXI y planteó los desafíos que enfrenta el país para tener una estructura productiva más densa y con base nacional.

“Debemos precisar a qué llamamos industrialización, término que tiene una acepción restringida y una más amplia. La definición restringida refiere a la expansión de un sector puntual de la estructura productiva: la industria manufacturera. En general, la medida que mejor representa esta definición restringida es el peso de la industria en el PIB. Por su lado, la acepción amplia de industrialización tiene más que ver con la posesión de capacidades tecnológicas, las cuales pueden ser entendidas como la posibilidad de que el grueso de la estructura productiva de un país se encuentre próximo a la frontera tecnológica mundial. Contar con capacidades tecnológicas implica dos cuestiones: primero, que los diferentes sectores económicos de un país puedan hacer un uso eficaz de la tecnología existente y, segundo, que además varios de ellos tengan habilidades para generar nuevos conocimientos pasibles de ser comercializados. Esto último es lo que se suele conocer como innovación. Así definido, un agro tecnificado y motorizador de innovaciones sería industrial, en tanto que un sector electrónico que se limita al ensamble trabajo-intensivo de partes y piezas concebidas en otro país lo sería menos. Y ni que hablar de un sector productor de artículos de indumentaria con prácticas productivas cuasi artesanales. Los países desarrollados tienen el común denominador de ser industriales en esta acepción amplia (altas capacidades tecnológicas), más allá de que el peso de la industria en el PIB sea en muchos casos bajo. Por poner un ejemplo, Noruega y Australia son los dos países de mayor desarrollo humano del mundo según el PNUD. Sin embargo, allí la participación de la industria en el PIB es inferior al 10%, cuando en Argentina es del 16%, en El Salvador del 20% y en Puerto Rico del 47%.”

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Nota actualizada el 15 de septiembre de 2015

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