En una columna de Opinión, la investigadora del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica José Babini analizó el desarrollo científico-tecnológico en la Argentina a lo largo de las últimas décadas, en el marco del lanzamiento del satélite ARSAT-1.
“Estamos en el cielo, pero no es un milagro. Que la Argentina sea el primer país latinoamericano en construir sus propios satélites de telecomunicaciones es el resultado del talento de sus científicos y tecnólogos, la persistencia en el esfuerzo a través de décadas y recurrentes disrupciones, y las políticas públicas que pusieron la autonomía tecnológica como condición del ejercicio pleno de la soberanía. (…) No estamos en el espacio por casualidad. Detrás del ARSAT1 y de los otros dos que le seguirán hay una empresa estatal creada en 2006, una miríada de grupos de investigación y desarrollo y también Investigación Aplicada SE (Invap), una empresa mixta que resulta un desprendimiento de la política nuclear iniciada en la década del cincuenta y que atravesó los desindustrializantes noventa consolidándose para re-emerger con la venta de un reactor de investigación a Australia en 2000.”