Escuela IDAES, UNSAM en los Medios
El sociólogo y becario doctoral del Conicet en IDAES analizó en el suplemento económico de Página 12 las dos vertientes de la heterodoxia de desarrollo para la consolidación de una economía con ventajas competitivas: el industrialismo y el innovacionismo.
“En el vasto campo de la literatura sobre el desarrollo económico, uno de los temas que aparecen con reiterada frecuencia es el de la relación entre la estructura productiva de un país y su grado de desarrollo económico. (…) Diversos analistas se han preguntado en qué sectores productivos se deben especializar los países subdesarrollados para convertirse en desarrollados. Por un lado, desde el pensamiento liberal se ha defendido la teoría ricardiana de las ventajas comparativas, por la cual los países subdesarrollados deberían concentrarse meramente en aquello que “mejor saben hacer”. Esto es, en general, la exportación de materias primas, actividad en la cual serían más eficientes que si se industrializaran. Por otro, teorías de tinte heterodoxo han sostenido que una condición necesaria para la salida del subdesarrollo es la industrialización y diversificación tecnológica de la matriz productiva. Para esta última corriente, las ventajas comparativas no son nunca estáticas, sino que pueden ser tornadas en ventajas competitivas dinámicas a partir de la consolidación de un proceso de industrialización que implique procesos de aprendizaje y creación innovadora.”
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