Consultada para una nota sobre feminicidio a nivel regional, la coordinadora del programa “Poscolonialidad, pensamiento fronterizo y transfronterizo en los estudios feministas” del Instituto de Altos Estudios Sociales de la UNSAM señaló la necesidad de alejarse de la retórica feminista primermundista, con la idea de establecer conceptos más abarcativos.
“Si se sigue nombrando al feminicidio como violencia familiar, estamos en un problema. (…) Las políticas de la memoria resisten a la espiral del silencio y al laberinto temporal. Cuando caminamos sobre sus huellas, nos damos cuenta de que esas vidas no desaparecen del todo y que necesitamos políticas que nos ayuden a no olvidar. La abyección de la violencia en los cadáveres yace en la base donde se apoya y apuntala el orden social falogocéntrico”.
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