EByN, Escuela de Hábitat y Sostenibilidad

Una estrategia integral para el dengue

Conocer las conductas, características y dispersión temporal y territorial de los mosquitos puede ayudar a pensar estrategias para prevenir un nuevo brote de dengue, entre otras enfermedades. Tres investigadores de UNSAM especializados en el estudio de vectores detallan cómo es Aedes aegypti y qué acciones combinadas pueden tomarse para controlar la transmisión del virus.

¿Por qué han aumentado los casos de dengue durante los últimos años?, ¿son efectivas las fumigaciones para prevenir un nuevo brote?, ¿es suficiente usar mosquiteros y repelentes?, ¿sirven la citronela y los repelentes caseros? Se acerca el verano y, con el calor, reaparecen los mismos temores y dudas, sobre cómo controlar un posible brote de dengue.

El dengue es una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que durante los últimos años ha alcanzado cifras record de casos en la región. “A partir de 1998 empiezan a ser cada vez más frecuentes e intensas las epidemias, hasta que en 2023, por primera vez, se volvió endémica en algunas provincias del norte de Argentina. La pregunta es si lo seguirá siendo o si será intermitente”, advierte el biólogo Aníbal Carbajo, de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la UNSAM (EHyS/UNSAM), que se dedica a estudiar el riesgo de dengue y la distribución de vectores en general.

Eso se debe a distintos factores. Uno de ellos son las altas temperaturas, a lo que se suma el aumento poblacional, “que es importante porque se construyen viviendas y se empiezan a expandir las ciudades de un modo desordenado, lo que favorece la transmisión”, dice Carbajo. Además, con el incremento en la población también se potencian la conectividad y los viajes entre ciudades, que no han dejado de crecer desde 1960. Junto a eso, también influyen “la desocupación y la pobreza, que son una constante continental: cada vez hay más personas que viven en peores condiciones, y eso fomenta el dengue”, cuestiona el especialista.

Una enfermedad es endémica cuando la transmisión se da de manera continuada en un determinado territorio. En el caso del dengue, esto ocurrió recientemente en provincias en las que las temperaturas se mantienen elevadas durante todo el año, como Formosa y Chaco. Ese no es el caso de Buenos Aires, donde la transmisión de la enfermedad se inicia cuando alguna persona con el virus llega a la ciudad y es picada por un mosquito local. “El mosquito adulto es el que transmite la enfermedad al picar, pero no se encuentra presente durante el invierno en zonas templadas como Buenos Aires, y solosus huevos sobreviven al frío”, aclara Carbajo.

¿Cómo logran los huevos sobrevivir al invierno? “El huevo de Aedes aegypti es muy resistente, puede tolerar el frío, el calor y hasta la sequía por más de un año, hasta que el recipiente en el que se encuentre se llene de agua y lo cubra, y le permita eclosionar”, afirma María Victoria Cardo, bióloga de la EHyS/UNSAM que se especializa en el estudio de mosquitos, y advierte que por eso es tan importante el descacharreo durante el invierno, aunque reconoce que esta estrategia no siempre es posible de lograr, ya que el mosquito puede alojarse en una multiplicidad de recipientes no tan evidentes y controlables, como desagües, tanques de agua y hasta plantas que juntan agua entre sus hojas.

Aedes aegypti necesita un contenedor para poner sus huevos, no los pone en charcos en un parque”, ejemplifica Cardo y subraya que estos mosquitos habitan preferentemetne en ambientes urbanos, aunque no son los únicos que vuelan en las ciudades. Específicamente, en Buenos Aires hay tres especies de mosquitos que pueden transmitir distintas enfermedades. Aedes aegypti es uno de ellos. Los otros son los denominados Culex pipiens, que es el que típicamente zumba por las noches, y Aedes albifasciatus, que es el que forma nubes negras en los parques.

“Esos mosquitos tienen otras estrategias de oviposición; Culex pipiens pone un grupito de huevos directamente sobre la superficie del agua, ya sea un charco, una zanja o un tachito, mientras que Aedes aegypti los pone en la pared de los recipientes y Aedes albifasciatus lo hace en el barro, en la cercanías de un charco o de un suelo inundado”, detalla la especialista y advierte que así como cada especie tiene sus preferencias sobre dónde poner sus huevos, también tienen hábitos distintos. El vector del dengue, en general, no suele volar más de 200 metros y está activo durante el día, no por las noches.

Por eso, conocer las características de cada especie permite planificar estrategias de prevención y control más efectivas. Muchas veces, la ciudadanía exige que se fumigue para evitar la propagación del dengue, por ejemplo. Sin embargo, fumigar en espacios abiertos afectaría más a otras especies que a Aedes aegypti, y hasta podría ser contraproducente ya que propicia la generación de resistencia en las poblaciones de mosquitos.

“Las fumigaciones solo son recomendadas en lugares donde hay casos de dengue, pero no como herramienta preventiva”, advierte la bióloga Alejandra Rubio, también de la EHyS/UNSAM, que trabaja en estrategias de control del mosquito Aedes aegypti de bajo impacto ambiental. “Nosotros no desarrollamos métodos de control, pero hacemos pruebas a campo para determinar cuáles son las que menos impactan sobre insectos no blanco, que son aquellos que conviven con Aedes aegypti en los recipientes artificiales donde se cría”, agrega la investigadora.

Al respecto, recuerda que antes las estrategias de prevención se centraban en el descacharreo pero con el aumento de casos, eso cambió: “ahora tenemos que afrontar epidemias y necesitamos detectar rápidamente los casos; entonces, hay que enfocarse en la vigilancia epidemiológica, detectar esos casos, resolverlos a tiempo y aislarlos para que no haya contagios”, afirma Rubio y aclara que en ese momento sí se puede recomendar la aplicación de insecticidas y fumigaciones específicas y localizadas, para eliminar los mosquitos adultos que pueden estar portando el virus.

“Las medidas preventivas apuntan a eliminar criaderos y a bajar las poblaciones de mosquitos con distintas estrategias que se deben implementar a lo largo de todo el año. La comunidad y la gestión deben trabajar de manera integrada, entendiendo que la responsabilidad en la toma de decisiones ylas acciones para la prevención es conjunta y complementaria”, subraya Rubio.

Por su parte, Carbajo destaca el rol de las políticas públicas para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Además, advierte que con el devenir del dengue, se considera que un criadero por manzana es suficientes para sostener la transmisión. Ante esa situación, “la efectividad para eliminar todos los tachitos y que el mosquito no se críe tiene que ser muy grande, y ya la Organización Mundial de la Salud afirma que es inconducente seguir trabajando únicamente sobre el vector y poner el foco en la vigilancia epidemiológica para prevenir los casos graves y las muertes por dengue”, afirma.

Por otro lado, Rubio advierte que aunque el virus no se transmite de persona a persona, es importante que las personas en su etapa virémica evitenn ser picadas por mosquitos y estén atentas a los signos de alarma. El dengue puede agravarse después de la etapa febril, cuando la persona empieza a sentirse mejor, y si eso ocurre el proceso es muy veloz.

Otras recomendaciones que se pueden seguir para evitar el contagio a nivel individual son el uso de ropa holgada y larga, mosquiteros en las ventanas, tules para cubrir las cunas de los niños y repelentes comerciales. “La citronella no repele Aedes aegypti”, aclara Carbajo y concluye: “para lograr un control efectivo del dengue, es necesario contar con estrategias integrales y políticas públicas que tengan en cuenta factores individuales, colectivos y socioambientales”.

 

Vacunas, ¿sí o no?

Otra de las estrategias que se están implementando y sobre las cuales han circulado muchas noticias en los últimos días es la vacunación para ciertos grupos etarios, en distintos lugares del país. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se comenzará a vacunar el 30 de septiembre a adolescentes de entre 15 y 19 años; luego se habilitará la inscripción para jóvenes de 20 a 29 años y, por último, para adultos de 30 a 39 años, independientemente de si han tenido la enfermedad antes o no. La provincia de Buenos Aires, por su parte, tiene un esquema de vacunación sugerido que está dirigido a personas de entre 15 y 59 años que hayan cursado la enfermedad el año pasado, para evitar una reinfección que pueda ser grave.

Las posturas y recomendaciones sobre estas estrategias también son diversas, pero estos temas se ampliarán durante una jornada de divulgación, gratuita y abierta a la comunidad, que se desarrollará el próxima martes 1 de octubre, a partir de las 10hs, en el Aula Tanque del Campus Miguelete. Durante la jornada, además de repasar las características de los mosquitos, habrá especialistas invitados del área de salud que se referirán a síntomas, diagnóstico, estrategias de vacunación y otras cuestiones vinculadas al dengue. Se puede consultar el programa completo, haciendo clic aquí.

 

Nota actualizada el 27 de septiembre de 2024

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