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Hechos, no solo palabras: el lenguaje jurídico, contado desde el encierro

La nueva publicación de La Mancha Liberada, el taller de grabado y arte impreso del CUSAM, llegó al Museo Casa Carnacini de Villa Ballester. La edición está disponible en versión papel y también digital con descarga gratuita. “Me sentí muy bien por poder aportar una mirada más concreta, desde la experiencia, sobre los términos jurídicos y sus definiciones, ya que es la realidad que nos toca vivir”, cuanta Fabián Díaz, que participó del proyecto con dibujos y algunas definiciones.

Por Vanina Lombardi. Foto principal y grupal: Leo González

A inicios de junio, en el Museo Casa Carnacini, se presentó Hechos, no solo palabras, un libro que combina textos y estampas para definir algunas palabras técnicas que suelen utilizarse en el sistema judicial argentino. El objetivo es traducir y acercar lenguajes en apariencia complejos para facilitar su comprensión.

El lenguaje cerrado favorece a unos y perjudica a otros. Unos reciben reconocimiento y autoridad, otros pierden claridad”, propone en el prólogo Matías Bruno, coordinador de Investigación del Centro Universitario San Martín (CUSAM). “Convertir palabras en imágenes es un modo de traducción, un intercambio de lenguajes que acerca y comparte. Un gesto que socializa y equilibra. Pero sobre todo, una actitud que lleva claridad a lugares aún cubiertos por sombras extrañas y oscuras”. 

Este libro fue desarrollado por decenas de participantes de La Mancha Liberada, el taller de grabado y arte impreso coordinado por Fábrica de Estampas que funciona en el régimen abierto de la Unidad Penitenciaria N.º 48 de José León Suárez. “Me encantó participar en el libro porque nunca pensé que yo, en ese lugar, iba a encontrar un espacio donde, aún estando entre cuatro paredes, me sentiría libre”, cuenta Ángel Pelozo, uno de los autores del libro.

“Me sentí muy bien por poder aportar una mirada más concreta, desde la experiencia, sobre los términos jurídicos y sus definiciones, ya que es la realidad que nos toca vivir”, dice por su parte Fabián Díaz, que participó del proyecto con dibujos y algunas definiciones, y que, por el hecho de estar privado de su libertad, está familiarizado con ciertas situaciones: “Podemos entender una definición, pero también la contradicción que se presenta en la práctica”.

La idea del libro fue impulsada por las docentes a cargo del taller, Delfina Estrada y Victoria Volpini, ambas licenciadas en Artes Visuales, que se enfocaron en la forma en que lo jurídico atraviesa la vida de los estudiantes, desde sus condenas hasta sus proyectos futuros. El objetivo fue traducir ciertos conceptos en imágenes utilizando las vivencias y experiencias de los estudiantes como fuente. “La idea era pensar una publicación más bien para dentro, para distribuir entre quienes están privados de su libertad. Quizás muchos, sobre todo los recién llegados, hay muchas palabras que no entienden, que no se entienden o que, bueno, tiene unas definiciones que después no son las mismas en los hechos”, comenta Estrada y agrega que esta publicación “viene a ayudar en el traspaso de conocimientos, entre quienes están hace más tiempo y ya saben qué quieren decir esas palabras y los que recién llegan”.

El libro fue encuadernado por la editorial El Grillo, que también funciona en el régimen abierto de la Unidad 47. Se terminó de editar en la editorial Los Confines, de Villa Ballester, y es comercializado a través de la Cooperativa Las Casitas. Para poder concretar este proyecto, las profesoras postularon al programa Futura, del Centro Cultural de España y la Fundación Williams, que otorga financiamientos a proyectos sociales, culturales y con impronta territorial. También participó Joel, un ex Mancha Liberada que quedó en libertad. Él hizo las tapas”, agrega Volpini, y destaca la red de actores que se forman en torno a estos talleres y que participaron a lo largo de todo el proceso. “Con el libro pudimos generar trabajo para toda esa red”.

En la presentación de este libro —que puede comprarse impreso o descargarse de manera gratuita desde el repositorio académico del CUSAM— también se pudieron ver algunas de las ilustraciones originales que se utilizaron para el armado.

Estos son solo algunos de los trabajos que surgen del taller, en el que, desde su creación en 2022, ya han participado más de 60 estudiantes, entre los cuales no solo hay personas privadas de su libertad sino también trabajadores de la penitenciaría. Por ejemplo, además de Hechos, no solo palabras (y con el mismo financiamiento externo), también se diseñaron e imprimieron otros dos libros, Puntas secas y Crónicas de Reconquista (con relatos de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM), y un juego de naipes con estampas originales que incluyen, por ejemplo, un dibujo del futbolista Lionel Messi ilustrando la carta del Rey de Copas.

“El taller funciona dentro de lo que se conoce como régimen abierto, que es una instancia en la que muchos están próximos a recuperar su libertad. Eso fue marcando el camino del taller, porque todos los proyectos los pensamos teniendo en cuenta su vinculación con el afuera”, explica Estrada y destaca: “Siempre decimos que el grabado es el puente, tiene que ver con el revincularse con las familias, la calle, los museos. Más allá del oficio, hay un montón de cosas que se aprenden sobre lo que es el trabajar en un taller de manera colectiva”.

En 2024, además, La Mancha Liberada participó de una muestra en el Museo Casa Carnacini en la que presentó estampas realizadas en base a los tatuajes de los estudiantes y las historias detrás de cada uno de ellos. “Tuvimos una sala específica para mostrar esos trabajos y los textos que acompañan a cada uno de los dibujos, con la historia de cada tatuaje”, comenta Florencia Miguel, coordinadora de los talleres de artes y oficios del CUSAM, y agrega que también se imprimió un libro que recopila ese material.

Mucho más que talleres

En las clases del taller de grabado y arte impreso se aprenden distintas técnicas de impresión, como xilografía, puntaseca y monocopia. A través del dibujo y el diseño, se abordan temas vinculados al ambiente, la identidad, los vínculos, el futuro, los deseos y la libertad. De ese modo, la gráfica funciona como un puente, a través del cual los estudiantes se conectan con un mundo sensible y un tiempo distinto, el del oficio, además de establecer redes con la calle, con otros talleres que se desarrollan dentro del penal y con la Cooperativa Las Casitas, conformada por personas que recuperaron su libertad y se incorporan así al mundo del trabajo.

El taller me cambió la vida, no solo me enseñó un oficio, también me dio una familia y una identidad”, subraya Pelozo, que es parte del grupo fundador de esta propuesta formativa que funciona desde marzo de 2022, y recuerda que la iniciativa fue impulsada por Estrada y Volpini. “Primero, empezamos trabajando con caucho reciclable y, con el tiempo, se fueron sumando personas con otros conocimientos y la oferta de talleres se fue ampliando”, recuerda Pelozo y destaca que lo primordial fue crear el grupo y encontrar a las personas interesadas, “no solo para crear un espacio para trabajar, sino también para conocernos y formar una especie de familia dentro del espacio de privado de libertad”.

Por eso, el taller de grabado y arte impreso (que hoy se ofrece en el régimen abierto de la Unidad 48, pero hasta el año pasado se ofrecía también en la Unidad 47) es solo una de las propuestas formativas del CUSAM, que en este caso en particular se desarrolla con el apoyo de la Escuela de Arte y Patrimonio (EAyP) de la UNSAM.

La oferta formativa llegó a estar compuesta por 25 talleres de artes y oficios, de los cuales hoy quedan 18. Entre ellos, radio, teatro, música, escritura, cerámica, serigrafía, electricidad y producción textil. “Tras el ajuste presupuestario, no solo se redujo la oferta de los talleres, también está en riesgo la continuidad de varios de ellos”, advierte Miguel y afirma que las y los docentes que trabajan en estos cursos continúan percibiendo los mismos salarios que en 2024. Por eso, están buscando apoyo en las Escuelas de la UNSAM y distintas alternativas de financiamiento, para tratar de sostener estos talleres en contextos de encierro, que cumplen un rol clave para la sociedad en general.

“Siempre se dijo que los talleres son un puente hacia las carreras universitarias, pero yo agrego que son importantes en sí mismos, porque hay perfiles que son no tan académicos sino más artísticos o pedagógicos, que después implementan lo aprendido cuando quedan en libertad”, subraya Miguel y concluye: “Esta formación les da un distintivo, pueden ser complemento de otras carreras y son la puerta de entrada hacia cualquier camino educativo, porque son personas a quienes quizás la escuela les quedó muy lejos o tienen una imagen negativa de su paso por la escolaridad, mientras que los talleres son espacios amigables y de contención, en los que no importa si sabes leer o escribir o qué lenguaje usás para comunicarte”.

Nota actualizada el 27 de junio de 2025

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