#UNSAMCumple, Notas de tapa

¡Feliz cumple, UNSAM! Lxs egresadxs nos regalan sus “tesoros” para celebrar el 33.° aniversario

Todas las colaciones son emotivas, pero la última nos hizo lagrimear un poco más: lxs graduadxs nos trajeron algunos de sus objetos más valiosos en agradecimiento a todo lo que la universidad pública les dio. A cambio, les regalamos una semilla del espinillo que crece frente al Rectorado para que se lleven un pedacito del Campus allí donde decidan echar raíces. “La UNSAM me abrió la puerta y me dejó quedarme. Fue más que una universidad: fue casa, refugio y espacio de transformación”.

Por Nadia Luna

En el Campus Miguelete, frente al Rectorado, crece un espinillo. No es cualquier árbol: estaba ahí mucho antes del nacimiento de la Universidad. Es un árbol nativo, resistente, que crece hasta en los suelos más duros. Está lleno de espinas, pero cuando llega la primavera, también sabe colmarse de flores amarillas. A lo largo de los 33 años que hoy cumple nuestra querida UNSAM, miles de estudiantes leyeron, almorzaron, charlaron y compartieron mates bajo su sombra. Por eso, en el último acto de colación, quisimos regalarle a lxs egresadxs una semilla de ese espinillo como símbolo de su paso por la UNSAM.

A cambio, lxs graduadxs nos trajeron de regalo algunos de sus objetos más valiosos, esos que los acompañaron durante toda la carrera, en sus comienzos dubitativos o en los momentos más difíciles. En esta simbólica cosecha, hay de todo: los primeros apuntes, fotos con compañerxs, papeles con frases inspiradoras, lápices gastados, estampitas de santos, collages de diverso tipo y capturas de grupos de whatsapp que fueron sostén del recorrido. El intercambio se realizó durante el 47.° Acto de Colación de Pregrado, Grado y Posgrado, en el que lxs egresadxs nos contaron sus historias y lo que les costó llegar a tener el título en sus manos. Todxs remarcaron que sus familias, amigxs, compañerxs, docentes y no docentes de la Universidad fueron compañías esenciales para recibirse.

Aquí te compartimos algunas de esas historias.

Rodrigo Coronel, flamante Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Escuela de Humanidades (EH) y oriundo de Tafí Viejo, Tucumán, trajo varias ofrendas: el primer apunte, calcos de su ciudad, una foto y varias estampitas de los santos a los que se encomendó. Cuando empezó, tenía muchas dudas: había terminado la tecnicatura en 2004 y no sabía si podría repetir la hazaña después de tantos años. “El principio fue duro, no lo voy a negar. Costó adaptarme a nuevas plataformas, métodos y rutinas. Pero con el correr de los meses, algo empezó a acomodarse: aparecieron compañeros y compañeras con los que compartí este viaje, y docentes dispuestos a acompañar y tender la mano cuando hacía falta”, cuenta.

Hubo momentos en que pensó en abandonar, pero su familia y amigxs siempre lo sostuvieron, en especial su papá. “Él padecía esclerosis lateral amiotrófica desde hacía más de dos décadas, y cuando empecé la carrera, ya estaba transitando la etapa final de su enfermedad. Su cuerpo ya no respondía como antes, su voz apenas se entendía, pero su fe en mí era absoluta”, recuerda Rodrigo. Cada vez que él le contaba algo sobre la carrera, los ojos de su papá se iluminaban. “Lamentablemente, no llegó a verme con el título, pero no tengo dudas de que me acompañó en cada entrega, examen y noche de estudio. Hoy, con el título en la mano, siento que cumplí”.

El regalo de Mayra Gimena Parente, Licenciada en Biotecnología —carrera compartida por las escuelas de Ciencia y Tecnología (ECyT) y de Bio y Nanotecnologías (EByN)—, fue un papel-cábala con una frase que le escribió una amiga para acompañarla a rendir porque siempre se ponía nerviosa. Llegó a la UNSAM gracias al incentivo de los profes de la escuela técnica de El Talar, Tigre, y dice que siempre se sintió acompañada por la Universidad. “Cuando digo ‘la universidad’, no me refiero solo a un edificio: pienso en cada persona que me ayudó a construir este recorrido”, aclara.

La lista de docentes y no docentes a los que Mayra agradece es larga e incluye al Departamento de Servicios Académicos, el Departamento de Becas —sin las cuales no hubiera podido estudiar—, el equipo de Relaciones Internacionales y los docentes que la ayudaron con sus pasantías en el ITECA y el IIBio. Hoy es ella la que está del otro lado del escritorio y quiere seguir el ejemplo de sus mentores. “Recibo a decenas de estudiantes en el CPU, les doy clases y trato de no olvidarme que hace no tanto yo también fui esa estudiante ‘perdida’, con más dudas que certezas, pero con muchas ganas de aprender”, asegura.

Sebastián Sierra, Licenciado en Música Argentina por la Escuela de Arte y Patrimonio (EAyP), nos regaló un lápiz chiquitito, pero con significado enorme: fue el que usó durante toda la carrera y llevó el día que rindió su tesis. Sebastián llegó a la UNSAM tras abandonar varias veces el conservatorio, en parte por las dificultades e incertidumbres que le generaba convivir con una epilepsia diagnosticada a los 18 años. “Tuve momentos de bajón, en los que la carrera se hizo muy cuesta arriba, pero ahí es donde siempre jugó un papel importantísimo mi familia. Nunca hubiese sido posible terminar esta hermosa carrera sin el apoyo incondicional de ellos”, sostiene.

Su rutina, como sucede con muchxs estudiantes de la universidad pública, era extenuante. Se levantaba a las cuatro y media de la mañana para ir de Laferrere a Monte Grande para trabajar. Luego de la jornada laboral, tenía un largo viaje hasta la UNSAM y volvía a su casa cerca de las 23, solo para comer y dormir unas horas, antes de que la rutina volviera a comenzar. Hoy dice sentir “alegrías y tristezas en igual medida”: alegría por la música compartida, los vínculos y las amistades que quedaron; y tristeza de saber que esa cotidianeidad de abrazos, mates y melodías se terminó.

Aldana Fontanella, Licenciada en Sociología por la Escuela IDAES, nos trajo una foto con sus amigas de la carrera, a quienes conoció en el CPU, y las tarjetas de dos universidades: la UNSAM y la Universidad de Bergen (Noruega), a la que llegó gracias a la Beca PIME (Programa Internacional de Movilidad Estudiantil). Aldana es de La Matanza, pero se mudó a San Martín para estudiar en la UNSAM. Hoy continúa vinculada a la Universidad como no docente de la Secretaría de Internacionalización. “Me encantaría seguir trabajando combinando las relaciones internacionales y la sociología, para poder incidir de forma positiva en los problemas globales actuales y futuros desde una perspectiva de derechos humanos”, asegura.

El objeto elegido por Rodrigo Alonso, Técnico en Programación Informática de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT), fue una lapicera de la primera empresa a la que entró como pasante cuando estaba en segundo año, gracias a la Universidad. Antes de terminar la escuela, Rodrigo ya había decidido que iba a recibirse en la UNSAM. “Quiero agradecer a mi madre que me apoyó durante toda la carrera y me pagó la mitad de los remises para no volver de noche; y a mí papá, que ahora me acompaña en el plano espiritual, por el apoyo durante mis estudios”.

Giuliana Costa, también tucumana, es Licenciada en Educación Especial (EH) y trajo dos fotos: una con sus colegas y otra con su hijo Mateo, del día que se recibió. A los cuatro meses de empezar la carrera, se enteró de que estaba embarazada. “Y me ocupé de ambas cosas, de la carrera y de mi bebé”. Entre mamaderas y pañales, Mateo la vio recibirse poco después de cumplir su primer añito. Hoy le dedica su título a él y a su primo Alan, quien sufría de discapacidad a raíz de una meningitis y falleció a los 17 años. Para Giuliana, su logro es también una forma “de devolver al mundo lo que hicieron por mi primo”.

El regalo de Florencia Islas, Licenciada en Rehabilitación Visual (ICRM), fue bien llamativo: una cartulina con la imagen de un ojo gigante rodeado de fotos de ella junto a su grupo de estudio llamado “Diclofenac y Té de Tilo”. “Estudié dos años de manera virtual y ese grupo fue mi gran pilar. Pasamos miles de noches de estudio, mates, juntadas y tesinas juntas. Nos conocimos por primera vez una vez finalizada la Licenciatura”, cuenta. Su otro motor fueron los pacientes del centro de rehabilitación en el que trabajaba y le dedicó su tesina a una de ellas, Emilia. “Soy la primera generación de mi familia en llegar a la universidad”, afirma con orgullo.

Chiara Spataro, Licenciada en Ciencia Política de la Escuela de Política y Gobierno (EPyG), nos dejó su primer cuaderno de apuntes y un libro de Thomas Mann que le había regalado su tío, quien le recomendó que estudiara en la UNSAM. Es oriunda de El Calafate y dejar su cotidianeidad de montañas y lagos para venir a estudiar a la gran ciudad no fue fácil. Sin embargo, hoy asegura que fue la mejor decisión que tomó. “La UNSAM me abrió las puertas y me dejó quedarme. Fue más que una universidad: fue casa, refugio, espacio de transformación. La habité en cada rincón: tardes en la biblioteca, almuerzos en el MENSA, disfrutar del anfiteatro, las noches de circo, pasantías, congresos, debates, vínculos”, enumera, feliz.

Es la primera mujer de su familia en recibir un título universitario, pero no lo vive como algo individual. “Este diploma es también de mi mamá, de mis abuelas, de mis tías y de todas las mujeres que vinieron antes que yo y que con su esfuerzo —muchas veces sin palabras, muchas veces sin derechos— hicieron posible este presente”, cuenta, y celebra: “Estudiar en una universidad pública es mucho más que estudiar. Es habitar un derecho. Es crecer sabiendo que el conocimiento se construye con los otros, en diálogo, en el encuentro con distintas realidades, miradas y trayectorias. A mí, la universidad pública me cambió la vida y siempre, siempre voy a estar agradecida”.

Los testimonios completos, en este reel.

Y vos, ¿qué le regalarías a la UNSAM?

La UNSAM en números

Se creó el 10 de junio de 1992 y tiene:

⇒ 12 unidades académicas: 8 escuelas | 4 institutos
⇒ 168 carreras: 12 de pregrado | 62 de grado | 94 de posgrado
⇒ 1.012 científicxs: 600 investigadorxs | 412 becarixs
⇒ 26.695 estudiantes: 43 % es primera generación de universitarixs
⇒ 27.724 egresadxs

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Nota actualizada el 10 de junio de 2025

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