Escuela de Hábitat y Sostenibilidad, Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental

Los humedales siguen siendo considerados tierras de descarte, aunque sean esenciales para la vida

El investigador y doctor en Ciencias Biológicas Rubén Quintana, referente en ecología de humedales y cambio ambiental, fue recientemente incorporado a la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente. En esta entrevista, reflexiona sobre el rol de estos ecosistemas, su trayectoria científica, los desafíos actuales y la urgencia de políticas públicas que los protejan.

Entrevista con el Dr. Rubén Quintana tras su incorporación a la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

1.  Recientemente fue incorporado a una institución de renombre como la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente ¿Qué significa ser reconocido por una institución como la Academia?

Para mí es un honor porque, por un lado, siento que es un reconocimiento al trabajo que vengo haciendo desde hace muchos años, que es un trabajo colectivo, no individual, y al mismo tiempo me resulta un desafío porque me lleva a reflexionar cómo yo, desde mi disciplina, puedo contribuir a los objetivos de la Academia. Creo que puede ser un aporte complementario a lo que está haciendo el resto de los académicos que ya forman parte de la misma. De hecho, incluso ayer, durante el encuentro, durante la ronda de preguntas y comentarios, una de las académicas, la doctora María Eugenia Di Paola, planteó la relevancia que le parecía un tema relevante el de los humedales y que tal vez ameritaría hacer una actividad específica sobre estos ecosistemas dentro de la Academia.

Por lo tanto, creo que ese puede ser un punto de encuentro entre lo que yo hago, de mis líneas de investigación, con las visiones que pueden tener otros académicos, como el caso de Di Paola, que es una abogada especializada en ambiente, la que considera que la temática es muy relevante para discutir dentro de la Academia. Así que esto constituye un primordio de un posible aporte que yo podría hacer a partir de mi incorporación a la misma. 

Por otro lado, creo que la existencia de una Academia de Ciencias del Ambiente es un hecho muy importante y me parece relevante poder formar parte de ella, sobre todo en estos momentos en que el tema ambiental pareciera que está retrocediendo y que todos los logros alcanzados vuelven hacia atrás, no solo a nivel nacional, sino a nivel mundial. Por estas razones considero que la Academia tiene un rol muy importante  en los aportes que puede hacer para tratar de enderezar ese rumbo que parece que se perdiera en algunos momentos.

 

2. En la ponencia de incorporación usted habló sobre los humedales, un ecosistema clave para la humanidad. ¿Qué lo motivó a investigar este tema?

Bueno, esto tiene que ver con mi historia, incluso hasta te diría con mi historia personal. Yo desde muy chico, desde bebé incluso, ya estuve en los humedales, porque por cuestiones familiares he ido al Delta del Paraná desde que tenía un año. Creo que las experiencias tempranas dejan una  impronta en las personas, que nos marcan por el resto de nuestras vidas. Por otro lado, tuve la suerte y el privilegio de poder  incorporarme primero como becario y luego como investigador al grupo que lideró Inés Malvarez, que fue  una ecóloga pionera en introducir y conceptualizar la palabra humedal en la Argentina. Antes había investigadores que trabajaban en humedales pero no lo llamaban de esa manera. Entonces, nuestro grupo fue precursor  en las investigaciones sobre la ecología de humedales en la Argentina. Eso también fue determinante para las líneas de investigación que  fui desarrollando a lo largo del tiempo. Durante mi tesis doctoral empecé estudiando  una especie de fauna silvestre característica de los humedales, que es el carpincho, y a partir de ese trabajo y el resto de actividades que fueron desarrollándose tanto en el grupo de investigación como también con las colaboraciones realizadas con otras instituciones de CyT, organismos de gestión (como el desaparecido Ministerio de Ambiente) y con organizaciones del sector civil (como la Fundación Humedales), fuimos avanzando en muchos aspectos del conocimiento de los humedales en la Argentina. A partir de todas estas experiencias creo que era  natural que me dedicara a realizar mis investigaciones en humedales. Es el resultado de cómo la vida me fue llevando por ese camino y también por las oportunidades que tuve a lo largo de mi carrera.

Un hecho relevante, y esto también relacionado con la pregunta anterior, mi acercamiento a la Convención Internacional sobre los Humedales, que es la convención de Ramsar. Ese hecho me permitió ver cómo se manejan las decisiones a nivel mundial con respecto a la conservación y el uso sostenible de humedales y cómo se entremezclan otras cuestiones políticas y económicas con los objetivos ambientales de la Convención.

 

3.  En la introducción de su conferencia menciona el concepto de “tierras de descarte”. Nos gustaría que nos explique cómo se ha dado esta visión en el pasado y cómo evolucionó hacia el reconocimiento de los humedales como ecosistemas esenciales.

Con respecto a esta pregunta, el concepto de “tierras de descarte” es algo que siempre enfatizo cuando tengo que hablar de los humedales y su papel en la historia de la humanidad. Es que, por un lado, los humedales fueron fundamentales para el desarrollo de muchas de las grandes culturas  de la humanidad, dado que las mismas se desarrollaron en humedales o a expensas de recursos que obtenían de los mismos, con lo cual se desprende que son ecosistemas aún hoy siguen siendo muy importantes para nosotros.

Sin embargo, y lamentablemente, a lo largo de la historia también vemos que se han dado procesos de pérdida y degradación de humedales desde muy temprano y los mismos no se han detenido hasta el presente. Esa pérdida y degradación vienen de la mano de una visión negativa que se tiene sobre los humedales, particularmente porque en muchos casos se las asocia con los sitios donde se crían plagas como los mosquitos, y que constituyen tierras improductivas. En un momento de mi charla mostraba un comentario realizado por un autor estadounidense en 1890 para un informe  al Servicio Geológico de ese país, en el que ya calificaba a los humedales como pantanos que se anegaban y que debían ser drenadas para, de esa forma, poder hacerlos disponibles para la agricultura. Este es un claro ejemplo de  cuál era la visión que se tenía de esos sitios en el siglo 19.

Y entonces al día de hoy, lamentablemente, a pesar de que hay un movimiento mucho más importante de gente que se manifiesta en favor de los humedales,  todavía persiste esa visión de que los humedales son sitios que no sirven, que solamente nos traen problemas y que lo mejor que podemos hacer es eliminarlos, cambiarlos a otra cosa. Y lo vemos a diario con algunas acciones que llevamos a cabo en los humedales, como el avance de las urbanizaciones o humedales que son utilizados como vertederos de basura, como es el caso de los humedales del río Reconquista, que son rellenados por el CEAMSE con los desechos de la Ciudad de Buenos Aires y del Conurbano. Y de ahí que aún hoy se continúe con esta visión que viene desde siglos atrás  de tratar a los humedales como tierras de descarte.

Sin embargo, para la segunda parte de la pregunta, además  de haber sido muy importantes para el asentamiento de grupos humanos y el desarrollo de muchas culturas, como por ejemplo la egipcia, que prosperó gracias a la planicie de inundación y al delta del Río Nilo,  también recordemos que los humedales son los ecosistemas que más aportes hacen a la sociedad, fundamentalmente agua, que es vital para todos los seres vivos. 

Hay un trabajo clásico de los años 90, de Constanza y colaboradores, en el que ellos concluyeron que de la totalidad de aportes que hacen todos los ecosistemas del planeta,  el 40% corresponde a los humedales.

Además de la mencionada provisión de agua, los humedales también hacen otras importantes contribuciones a la sociedad como la  purificación de la misma, y la  amortiguación de excedentes hídricos y el secuestro de carbono. Esto nos puede dar idea de la importancia que adquieren estos ecosistemas en el contexto del cambio climático en que nos encontramos, con eventos extremos cada vez más frecuentes y lo que implica en los lugares donde los humedales fueron destruidos, dado que sus  efectos  son mucho más drásticos que si hubiera humedales en buen estado de conservación. Con respecto a que son importantísimos sumideros de carbono, se tiene  que tener en cuenta que cuando  los humedales se degradan, por ejemplo al drenarlos, cambia su situación y pasan de ser un sumidero a ser una fuente de emisión de gases de efecto invernadero por la oxidación de la materia orgánica.

Entonces ese humedal que por muchos años o incluso siglos estuvo acumulando carbono, cuando se altera su régimen hidrológico, comienzan a emitir dióxido de carbono. Hoy en día hay un gran aporte de carbono a la atmósfera debido a la degradación de humedales. En conclusión, todos los aportes que hacen estos ecosistemas los convierten en ecosistemas realmente sensibles o esenciales para nosotros.

Basta pensar lo que son los humedales en zonas de tierras secas, como los localizados en Mendoza o en la estepa patagónica, que tienen funciones fundamentales para el mantenimiento no solamente de las personas, sino también de sus economías. Así que de ahí su importancia y la preocupación creciente por su conservación.

 

 4.  En su carrera trabajó ampliamente en la investigación de los humedales y otros ecosistemas. ¿Cómo crees que tu visión y experiencia pueden enriquecer las discusiones y proyectos dentro de la Academia?

Bueno, un poco lo que decía al principio, desde la visión de la conservación y el uso sostenible de un ecosistema, como es el caso de los humedales, se puede poner en discusión la necesidad de aportar información para la generaciòn de políticas públicas o para programas de gestión ecosistémica o para la planificación y el ordenamiento ambiental del territorio.

Respecto a las políticas públicas ambientales, necesitamos aportar a la generación de normativas que se enfoquen  en distintos aspectos del ambiente. En particular,  personalmente creo que necesitamos que los humedales comiencen a ser considerados dentro de estas políticas públicas.

De hecho, en todo el proceso que tuvo lugar entre 2013  y 2022 en que se estuvieron presentando proyectos de ley de presupuestos mínimos para la conservación y el uso sostenible de humedales, fue muy importante el aporte que hizo el sector científico para los considerandos técnicos de los distintos proyectos. Creo que este es un caso concreto de cómo la academia puede  aportar a un proyecto de ley particular. Nuestro sector dispone de  expertos en distintas temáticas, los que seguramente podrían aportar a estas políticas públicas a distintos niveles: nacional, provincial e incluso municipal. Pero es cierto que en estos momentos pensar en políticas ambientales es casi una utopía, teniendo en cuenta la consideración que se tiene actualmente de las problemáticas ambientales.

Ayer, justamente un académico informaba  que el gobierno tomó la decisión de disminuir un 80% del presupuesto dedicado a las cuestiones ambientales. Entonces estamos en un momento muy crítico y tal vez es muy difícil que en este momento logremos, por lo menos a nivel nacional, incidir en políticas públicas. Probablemente haya oportunidades en los otros niveles  (provincial o municipal) es una realidad que  en esta gestión de gobierno se logre una incidencia real en políticas públicas ambientales.

 

5.   En cuanto a la acción política y gubernamental, ¿qué medidas urgentes considera que se deben implementar para proteger los humedales de Argentina y otros ecosistemas vulnerables?

Bueno, la última pregunta está un poco relacionada con lo que decía en la pregunta anterior, pero básicamente necesitamos incorporar a los humedales en las políticas públicas. En general, se plantean proyectos de desarrollo en distintas áreas del país que realmente no tienen en cuenta la naturaleza de los humedales y en general se basan  en acciones que transforman drásticamente a estos ecosistemas. Por supuesto, al plantear dichos proyectos no se tiene en cuenta que al transformar un ecosistema de humedal se pierden todos  los servicios que ofrecen a la sociedad e incluso pueden llegar finalmente a tener un efecto contrario al esperado. Se habla de canalizar para poner en producción  3 millones de hectáreas en los Bajos Submeridionales a fin de incorporarlos a la  producción. Esto implica canalizar todo este sistema de humedales y probablemente lo que logren con eso es que en los momentos de sequía el efecto sea mucho mayor porque la poca cantidad de agua que podía quedar almacenada en el sistema se va a ir en los canales que se hicieron y probablemente también haya problemas de salinización de suelos.

Entonces a veces estas acciones se hacen sin tener en cuenta el conocimiento o la evidencia científica qué hay respecto a qué pasa si uno transforma un humedal y lo vemos muy seguido  al plantear acciones de planificación y ordenamiento territorial. Sería importante que se plantearán propuestas que tengan en cuenta el funcionamiento de los ecosistemas naturales, lo que a su vez redundaría en lograr  un ambiente más sano en todo el país. Por eso, considero importante que en algún momento se pueda avanzar en  un ordenamiento ambiental del territorio que combine la conservación de los ecosistemas naturales con las actividades humanas. Este es un punto crucial que necesariamente implica incluir a los humedales en las políticas públicas, avanzar con planes de ordenamiento que involucren criterios de conservación y uso sostenible, que sea participativo, con todos los actores involucrados y se pueda establecer una buena gobernanza ambiental. Creo que esos son los puntos que habría que avanzar. Por supuesto esto necesita también de recursos tanto económicos como humanos.

Es necesario financiamiento y es necesaria capacitación. A veces ocurre que los funcionarios o los técnicos que están en ciertos puestos de gestión  no tienen la suficiente capacitación como para plantear acciones para estos objetivos. En el ex-Ministerio de Ambiente, durante la gestión anterior se había implementado con un programa nacional de humedales que, entre otras cosas, planteaba avanzar con el inventario nacional de estos ecosistemas, el que constituye una herramienta de gestión muy importante para el manejo sostenible de estos ecosistemas porque permitiría saber cuánto hay de cada tipo de humedal, dónde está localizado, en qué estado de conservación se encuentra. Hasta el presente han habido avances a distintos niveles  pero sería importante que ese Programa Nacional de Humedales pudiera seguir funcionando en el futuro.

, ,

Nota actualizada el 5 de mayo de 2025

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *