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Ola de calor, sequía e incendios bajo la lupa de investigadorxs en política ambiental

Últimamente se habla mucho de estos problemas que afectan a distintas zonas de Argentina. Si bien a menudo se los trata como problemas de sencilla resolución, no lo son. Por el contrario, se los puede analizar desde muchas aristas. En la siguiente nota, integrantes del Área de Ambiente y Política nos cuentan qué temas investigan y cómo se relacionan con los problemas citados.

¿La sequía y los incendios forestales son la consecuencia de la ola de calor y el cambio climático, o estos fenómenos responden a una multiplicidad de causas? ¿Cuáles son los impactos de estos problemas en las comunidades y qué desafíos plantean en términos del diseño de políticas públicas para mitigarlos y prevenirlos? Para abordar estos interrogantes, consultamos a Lucas Figueroa, Juan Martín Azerrat y Elisabeth Möhle, quienes nos brindan algunas claves para comprender esta coyuntura.

 

CAMBIO CLIMÁTICO, SEQUÍAS E INCENDIOS FORESTALES 

Lucas Figueroa es Doctor en Ciencia Política por la EPyG-UNSAM e investiga sobre la política de bosques nativos en las provincias argentinas.

Los incendios forestales, ¿están vinculados al cambio climático?

LF: El cambio climático puede favorecer que sucedan y se propaguen con velocidad los focos de incendio, pero no hay una relación directa.

¿Qué estrategias o políticas ambientales se podrían llevar a cabo para combatir los incendios forestales?

LF: Hasta el momento, en nuestro país, se utilizan dos estrategias centrales que están orientadas a combatir los incendios: el combate al fuego con brigadistas y aviones hidrantes, y la penalización, a través de distintas normativas nacionales, por haber iniciado el incendio. Sin embargo, estas medidas no parecen tener demasiado éxito, lo que hace necesario repensar políticas alternativas para un contexto de cambio climático que acrecienta las posibilidades de sequías y focos de incendios más recurrentes y nocivos para el ambiente, la economía y la población en general.

¿Y cómo se trabaja en la prevención de incendios?

LF: El problema es, justamente, la falta de políticas de prevención: las provincias, que son las principales encargadas de diseñar planes preventivos, y la Administración de Parques Nacionales suelen limitar las medidas a informar a los habitantes y turistas sobre el peligro de incendio forestal y en insistir en que sólo se puede hacer fuego en sitios habilitados. Pero se ha decidido darle menor relevancia al diseño de otras formas de prevención.

Y sería fundamental, entonces, focalizar en la prevención…

LF: Sí, Es muy importante desarrollar planes más eficaces de prevención, fundamentalmente por dos motivos: uno de ellos está relacionado con los ya mencionados efectos del cambio climático; y el otro es que, contra lo que a veces suele pensarse, varios de los incendios no son consecuencia de personas que buscan sacar un rédito económico con el fuego; sino que suceden simplemente por negligencia: colillas de cigarrillo, quema de residuos forestales o no forestales, fuegos mal apagados. Es necesario desplegar de manera urgente políticas de prevención que nos permitan adaptarnos a estas condiciones climáticas, incluyendo campañas de comunicación para brindar herramientas a las personas que presentes en estos ecosistemas, capacitaciones a las poblaciones que habitan en las interfaces urbano-forestales, o la realización de cortafuegos en zonas críticas, entre otras acciones.

 

PRESENTE Y FUTURO DE LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA EN ESTE CLIMA ADVERSO 

Juan Martín Azerrat es becario CONICET con sede en el IIDYPCA-UNRN y doctorando de ciencia política en la EPyG-UNSAM. Actualmente, está desarrollando su investigación sobre valoraciones ambientales de productores agropecuarios en la región pampeana.

¿Las elevadas temperaturas, dan cuenta de un nuevo clima? 

JA: En primer lugar, es prematuro decir que las elevadas temperaturas llegaron para quedarse. Sólo podemos saber si la menor presencia de precipitaciones anuales (sumada a temperaturas mínimas y máximas más extremas) se consolidará como ‘nuevo clima’ en los próximos años. No sabemos cómo actuará el clima en la próxima década a nivel empírico hasta que efectivamente esa década suceda. Aparentemente, los indicadores tienden a confirmar un “nuevo clima” pero sería erróneo darlo por hecho.

¿Cómo impacta el cambio climático en la actividad agropecuaria? 

JA: Hay dos grandes visiones. La primera, que es más dominante en el espacio público, el Estado, las empresas y la sociedad, plantea que el avance tecnológico es una salida para reducir el impacto del cambio climático en la actividad. La segunda visión, que viene ganando peso de la mano del crecimiento de la agenda ambiental, sostiene que es el propio modelo agropecuario el que debe cambiar ya que acentúa con sus prácticas los impactos del cambio climático.

¿Cuánto pierden y qué estrategias adoptan los productores en este contexto?

JA: La mayoría de los campos dedicados a materias primas exportables (soja, maíz, trigo y girasol principalmente) juegan gran parte de su capital -o en su defecto de sus deudas- a las precipitaciones para fijar agroquímicos y semillas genéticamente modificadas (tanto en la siembra, el crecimiento de las plantas hasta la cosecha) que necesitan obligatoriamente de humedad en el suelo para funcionar. La ecuación es sencilla: si a la falta de precipitaciones se le suma mayores temperaturas y mayores vientos, el o la productora, perderá la cosecha o gran parte de ella. Pero también hay campos que apuestan a producción mixta (agricultura y ganadería a la vez) que ponen los huevos en distintas canastas, es decir, diversifican su producción obteniendo menores impactos ante una sequía (aunque también menores ingresos totales que aquellos dedicados a los granos exportables).

¿Y el Estado?

JA: El Estado también pierde. Reiteradamente en situaciones de malas cosechas como la de los últimos 2 años, el Estado Nacional invierte cientos de millones de pesos para auxiliar a productores agropecuarios que quedan al borde de la quiebra luego de perder cosechas. Lo paradójico es que una de las pocas políticas de Estado que podemos encontrar desde los años 1990 a la fecha es la financiación, consolidación y acompañamiento de este modelo agropecuario que hoy debe asistir ante el clima adverso.

¿De consolidarse estas condiciones climáticas, que pasará en el largo plazo?

JA: Observaremos la misma tendencia que hace 20 años: el pasaje de la propiedad de la tierra de familias agropecuarias a empresas contratistas, exportadoras o grandes productores capaces de absorber las pérdidas económicas; con el consiguiente empoderamiento económico y político de estos actores favorecidos por la concentración, y una consolidación de la inestabilidad macroeconómica al no disponer el Estado nacional de ingresos de divisa extranjera que destinados a financiar políticas públicas.

 

UN LLAMADO A LA DIVERSIFICACIÓN DE LA MATRIZ PRODUCTIVA Y LA DESCARBONIZACIÓN

Elisabeth Mohle es Licenciada en Ciencias Ambientales, Mg. en Políticas Públicas y candidata doctoral en Ciencia Política en la EPyG-UNSAM. Investiga las estrategias de transición energética y productiva en Argentina y la región latinoamericana. 

¿Qué nos dice este contexto de sequía y ola de calor sobre nuestro modelo productivo?

EM: Estos fenómenos pusieron de relieve la dependencia del modelo productivo y económico argentino -en particular, las exportaciones y la disponibilidad de divisas- de las cosechas, así como del esquema energético predominante.

¿Cuáles serían las alternativas posibles a esta dependencia?

EM: En primer lugar, tenemos que redoblar los esfuerzos para diversificar la matriz productiva a la vez que se trabaja sobre la resiliencia del sector agropecuario mismo; esto aplica tanto a nivel nacional como desagregando la mirada a las provincias. En segundo lugar, el cambio climático plantea el desafío de contribuir al proceso global de mitigación de emisiones a partir de la transición energética y la descarbonización de nuestras formas de producción, movilidad y calefacción. A través de sucesivas normativas, compromisos asumidos e iniciativas de política pública, en Argentina hemos logrado avanzar en la incorporación de energías renovables no convencionales (eólico y solar) a nuestra matriz secundaria, sin embargo, aún la participación es menor y debemos acelerar el proceso.

 Muchas veces se pone el énfasis en la necesidad de construir capacidades estatales…

EM: Por supuesto, esto no es sólo por una cuestión de orden moral o de cumplimiento de los compromisos asumidos, sino que es de alta relevancia para nuestro desarrollo industrial, tanto para poder construir capacidades en el marco de las nuevas tecnologías verdes, como para permitir la descarbonización de todas las actividades y así reducir el riesgo a la exposición de las exigencias internacionales.

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Nota actualizada el 4 de abril de 2023

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