Escuela de Humanidades, LICH - Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas

Retratos sociales con sentimiento y corazón

La segunda jornada del II Congreso Internacional de Ciencias Humanas de UNSAM cerró con la inauguración de la muestra y la realización de un conversatorio con la gran Alejandra Fenochio. Pura emoción y entusiasmo ante la obra de una de las grandes artistas de Argentina que supo retratar de manera singular momentos clave de nuestra historia contemporánea.

Por Verónica Engler. Foto: Karin Miller

Como parte del Segundo Congreso Internacional de Ciencias Humanas de UNSAM se inauguró la muestra de la gran artista plástica Alejandra Fenochio en el campus Miguelete, en el espacio que rodea la entrada de la Biblioteca y el auditorio Lectura Mundi. La exhibición cuenta además con un video mapping desarrollado por el realizador audiovisual Gastón Bejas y la diseñadora gráfica Mariela Tzeiman -integrantes de Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas (LICH)-, en el que se proyectan imágenes relacionadas con las obras de la propia Fenochio.

Esta actividad fue la tercera de las cinco plenarias que incluye el Congreso en torno al eje “Humanidades, saberes y lenguajes”. Además de la muestra, Fenochio participó en un conversatorio público con la vice directora de LICH, Marina Farinetti, en el que repasó su historia, su formación, su linaje artístico y sus concepciones estéticas.

La trayectoria de Fenochio incluye muestras individuales en espacios como el Palais de Glace, el Centro Cultural Recoleta, Tecnopolis, la Fundación Proa, la Casa del Bicentenario o la galería Nora Fisch (donde actualmente hay una gran exhibición suya), pero también en otro tipo de espacios como el Hospital Muñiz o en la década del noventa el Parakultural, las discotecas Ave Porco y Prix D’Ami, entre otros lugares de Buenos Aires. También fue ilustradora del diario Página 12, El Cronista Comercial y Tiempo Argentino, además realizadora de escenografías y vestuarios para varias obras de teatro.

“El amor y la pintura son lo mismo siempre. Hay algo de la actitud de vivir que para mí tiene que ver con los cuadros, que no es una cosa distinta”, expresó la artista ante una audiencia arrobada. “Es mi manera de vivir hacer arte, es un lenguaje, pintar, coser ropa, cocinar un guiso”.

 

Durante los años ochenta y noventa Fenochio compartió militancia artística y política junto a figuras como León Ferrari y Ricardo Carpani, y también con Luis Felipe “Yuyo” Noé, quien resultó ser una influencia muy fuerte en su formación y en el desarrollo de su obra. Pero también recorría el circuito nocturno porteño -el Parakultural, el Dorado, Nave Jungla y Ave Porco, por ejemplo- en el que se desarrollaba buena parte de la contracultura de la época. De ese tiempo son muchos de sus cuadros de grandes desnudos, en los que retrató a varixs amigxs, figuras del señeras del under de aquel momento como Batato Barea o la actriz María José Gabin, integrante del grupo Las gambas al ajillo. “Entrás en la intimidad del otro para hacer el retrato, descubrís algo íntimo. Esta es la magia que uno no maneja, tener al otro desnudo o vestido, y en ese momento estás totalmente fuera del tiempo con esa persona que posa para vos. Con el desnudo hay algo de crearle un mundo propio a la persona que está posando, algo que la cobije”, reflexionó en relación a esas imágenes contra-hegemónicas tan singulares, que exhibían algo de la performatividad del género, enunciada por Judith Butler, cuando todavía ese concepto no había siquiera desembarcado en nuestras costas y ni la Academia ni los movimientos de la diversidad sexual local lo habían puesto a funcionar en pos de sus intereses.

Fenochio habita desde hace mucho en La Boca. Allí vive con su familia, tiene su espacio de trabajo artístico y una labor comunitaria que la conecta con la gente del barrio en muchas las iniciativas que emprende. Caminando por esas calles se puede ver algún mural de ella, por ejemplo, pero además muchas de sus obras se relacionan con las historias de quienes circulan por ese borde de la ciudad. Un ejemplo de este tipo de trabajo es la serie de retratos que realizó con personas que vivían del otro lado del Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, que une la La Boca con la isla Maciel. Fenochio cruzó el Riachuelo y fue con sus pinceles, oleos y lienzos para retratar escenas de unas vidas que muchas veces quedaban veladas bajo la sombra del estigma social.

Con años de militancias varias, hacia el año 2001, crisis político-social mediante, Fenochio comenzó a formularse una vez más la pregunta sobre lo político. “Me parecía que lo que pasaba enfrente de mi casa también era político”, recuerda. Por allí circulaban cartonerxs y se acomodaban familias que comenzaban a vivir a la intemperie en su barrio. Esas personas con las que se cruzaba diariamente y con las que estableció una relación cotidiana fueron los modelos con los que realizaría retratos de esa época, distinta a la que había plasmado en colores una década atrás.

Esa misma inquietud social la hizo trasladarse en diciembre de 2010, caballete en mano, hasta la zona del Parque Indoamericano, en Villa Soldati, mientras sucedía la toma de terrenos por personas con necesidad de vivienda, que luego fueron desalojadas violentamente por las fuerzas policiales.

“Fui a la toma del Indoamericano porque quería ver lo que pasaba, pero no lo quería ver por televisión. Lo podría haber pintado con una foto. Pero no importa tanto el cuadro, a la experiencia de estar ahí no la supera nada”, sintetizó.

Alguien del público la interrogó a Fenochio acerca de aquello que la interpela, que la atraviesa emocionalmente como para impulsarla a detenerse y pintar algo en particular: una persona, un paisaje, la parte de un cuerpo (como las orejas que conforman una serie de su obra) o un objeto (como los tanques de agua, por caso, a los cuales dedicó varias lienzos). “No hay pretensión cuando me pongo a pintar, en un sentido de pretender que algo suceda o de hacer algo con un fin predeterminado, sino que es más bien un fluir. El trabajo no tiene un pensamiento, tiene un sentimiento, un corazón y después uno hace una trayectoria. El cuadro termina siendo algo que pasa detrás del cuadro”.

Luego del conversatorio, la segunda jornada del Congreso cerró con un brindis plagado de charlas más que entusiasmadas ante un artista extraordinaria que suele tener la carcajada a flor de piel y el cuerpo dispuesto para el abrazo.

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Nota actualizada el 11 de noviembre de 2022

2 comentarios

  1. Alejandra Fenochio dice:

    Muchísimas gracias a la UNSAM, al LICH y tendría que nombrar un montón de personas que tan entusiastas trabajaron para q la muestra, el conversatorio, el maping y todo sucediera de manera tan amorosa, hermosa y eficaz. Especialmente a Marina Farinertti que me convenció y trabajó intensamente para que sucediese el encuentro.
    Y por último a Vero Engler querida compañera que estuvo alli y escribió esta nota tan completa y halagadora.
    UMSAN HUMANIDADES, GRACIAS X EXISTIR!!!

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