Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental

El día de la Tierra en la UNSAM

Cada 22 de abril desde 2009 se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra por iniciativa de Naciones Unidas, para reflexionar sobre las problemáticas que afectan a la vida en nuestro planeta. En esta oportunidad, cuatro investigadores especializados en Ciencias de la Tierra comparten algunas reflexiones.

Cambio Climático

Por Alpio Costa, meteorólogo del Instituto Antártico Argentina (IAA).

Aunque muchos no lo sepan, nosotros existimos gracias a la delicada, fina y sensible capa de aire que cubre nuestro planeta: la atmósfera. Gracias a su efecto invernadero la temperatura promedio mundial ronda los 15°C, mientras que sin ella rondaría los -18°C.

Pero, en verdad, la temperatura mundial ya no ronda los 15°C, como en los tiempos de nuestros abuelos. El exponencial crecimiento de la emisión de Gases de Efecto Invernadero durante el siglo XX ha provocado que la temperatura mundial haya subido ya 1°C. Y como este crecimiento no tiene nada de lineal, al ritmo actual de emisiones, lograremos otro 1°C de aumento muchísimo antes que termine este siglo.

La problemática del Calentamiento Global que afecta particularmente las zonas polares, a través de lo que se conoce como Amplificación Polar, se acelera. Sus efectos ya no son cosa del futuro sino que han comenzado a constatarse; de hecho, las dos regiones que más se calentaron en los últimos 50 años son el Ártico y la Antártida Argentina.

En este nuevo #DíaMundialDeLaTierra en que el presidente de Estados Unidos convoca a una Cumbre histórica entre 40 mandatarios es conveniente que comencemos a tomar conciencia de esta problemática global que afecta de manera local y que pone en juego a nuestro único verdadero hogar: la Tierra.

 

 

Los humedales: una clave para conservar la Antártida

Por Gabriela Mataloni, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto de Ingeniería e Investigación Ambiental de la UNSAM.

Un humedal es un ecosistema que no es ni terrestre ni acuático. Se caracteriza por la disponibilidad temporaria de agua y por variaciones en esa disponibilidad. En algunos humedales, la disponibilidad de agua está dada por los pulsos de inundación (crecientes, bajantes). En la Antártida, en cambio, esa disponibilidad está dada por la temperatura: en verano hay agua disponible gracias al deshielo. Cuando ocurre el deshielo, se van formando arroyitos, charcas y lagunas. Esos cuerpos de agua tienen una conectividad: el arroyo que baja del glaciar alimenta una laguna y, al mismo tiempo, alimenta los musgos, de manera que todo florece a su alrededor. Todo este sistema entra en un kilómetro cuadrado; es una réplica en miniatura con las mismas características que cualquier sistema de humedales. Sería algo así como el planeta del Principito.

Así como las grandes civilizaciones antiguas florecieron en los humedales, las bases antárticas están ubicadas cerca de los cuerpos de agua dulce, que es clave para la vida y está disponible en la superficie durante el verano. Las mismas características que hacen útiles a los humedales del mundo se replican en la Antártida. Sin embargo, aquello que los hace útiles para la supervivencia humana es también lo que los pone en riesgo. 

Se habla siempre de la Antártida como el continente prístino, pero no es tan así. Los principales problemas ambientales que enfrenta hoy son el cambio climático y la introducción de especies exóticas, que pueden alterar todo el sistema —aún si se trata de microbios, insectos o semillas. Allí no hay bosques, ni siquiera arbustos; solo hay una especie de pasto nativo y una planta muy pequeña similar al clavel. Se trata de un lugar en el que los microorganismos tienen un rol fundamental. Solo conociéndolos se los puede conservar.

El cambio climático afecta a la Antártida y a todo el equilibrio global. Los desprendimientos de hielo hacen que masas enormes de agua dulce naveguen y alteren la salinidad y la temperatura del mar. Así, se producen cambios en los ecosistemas marinos en sitios muy lejanos a la Antártida. El agua dulce debería quedar congelada y donde está. Hay que proteger la Antártida lo más posible para que no empiece a formar parte de este efecto dominó de cambio climático, contaminación y sobreexplotación de los recursos que sufre el resto del planeta.

 

 

Los microorganismos nos dieron el oxígeno

Por Lucas Ruberto, doctor en biotecnología e investigador del IAA y del Instituto Nanobiotec (UBA-CONICET).

El planeta Tierra incluye a la biósfera. En ella, los seres vivos han contribuido a constituir las condiciones actuales. Si bien los macroorganismos, como los animales y las plantas contribuyeron con este proceso, han sido los microrganismos, entes biólógicos que no podemos ver con el ojo desnudo, quienes han hecho el mayor aporte. Por ejemplo, el mundo aeróbico tal como lo conocemos es consecuencia de un drástico cambio, un gran evento de oxigenación, provocado por cianobacterias.

En ese contexto, el grupo de Microbiología del IAA busca describir y conocer a los miembros del mundo microbiano (bacterias, hongos, virus, microalgas y protozoarios), que habitan diferentes nichos en el continente blanco. Abordamos este estudio desde dos perspectivas diferentes y complementarias. Una de ellas es ecológica y describe a las comunidades microbianas presentes en los ecosistemas, sus interacciones con el entorno y entre sus miembros. El otro abordaje explora el potencial biotecnológico de estos microorganismos, desarrollando procesos y productos que sean útiles a la humanidad generando un bajo impacto en el medio ambiente.

 

Las ciencias de la Tierra en el IAA

Por Juan Manuel Lirio, doctor en Ciencias Geológicas. Es jefe del Departamento de Geología de la Coordinación de Ciencias de la Tierra del IAA.

Las Ciencias de la Tierra estudian los procesos naturales que tienen lugar tanto en la superficie del planeta como en su interior, trata de entender el origen y la dinámica de fenómenos naturales tales como sismos, erupciones volcánicas, glaciaciones, así como la evolución de los seres vivos a través de los tiempos geológicos. Intenta prevenir y mitigar riesgos geológicos que pueden afectar a personas y obras de infraestructura y el aprovechamiento racional de los recursos geológicos.

Las ciencias de la Tierra a través del IAA, coordina el esfuerzo de un gran número de universidades e institutos de investigación del país y extranjeros para la realización investigación en numerosas disciplinas como geología, paleontología, glaciología, geofísica y geodesia.

Entre los estudios se destacan:

  • Estudiar en el registro geológico y paleontológico los cambios ambientales, de flora y fauna ocurridos en Antártida desde que era parte del supercontinente Gondwana hasta la actualidad, sus relaciones con América del Sur y otros continentes.
  • Confeccionar mapas geológicos, geomorfológicos y de riesgo geológico, junto con estudios geotécnicos para la elección de sitios adecuados para obras de infraestructura.
  • Estudia la actividad sísmica, volcanológica, movimientos de las placas tectónicas y los riesgos que pueden causar.

 

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Nota actualizada el 27 de abril de 2021

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