Escuela IDAES

La memoria colectiva del Holocausto

Cada 27 de enero se recuerda a las víctimas del genocidio nazi en referencia a la liberación del campo de exterminio Auschwitz.
Esteban Damián Pontoriero, investigador de la Escuela IDAES, invita a realizar un ejercicio creativo de construcción de puentes con las nuevas generaciones para transmitir un legado que reivindique los derechos humanos e impacte en el presente y el futuro.

Por Esteban Damián Pontoriero – Doctor en Historia (Escuela IDAES) e investigador del CONICET y del Núcleo de Historia Reciente del IDAES.

El 27 de enero es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en la fecha en que el Ejército Rojo liberó el campo de exterminio Auschwitz. Desde el 2005, por una disposición  de las Naciones Unidas, el día está dedicado a la memoria colectiva, al recuerdo y homenaje de las víctimas, a la identificación con los sobrevivientes y sirve como advertencia a la humanidad.

El Holocausto, también conocido como la Shoá, fue el proceso de exterminio de los judíos europeos por parte de los nazis. En el marco de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), unos 6 millones de judíos fueron asesinados, contando los alemanes con la ayuda de diversos colaboradores locales en los territorios que controlaban.

Luego de una etapa inicial de masacres por fusilamientos en bosques y entierros en fosas comunes, conocida como “el Holocausto de las balas”, a partir de 1942 se implementó la llamada “Solución Final de la Cuestión Judía”, el asesinato en masa, organizado, industrializado y burocratizado para el exterminio de judíos y otras minorías (perseguidas por motivos étnicos, políticos, ideológicos, religiosos o de elecciones sexuales, como los roma, los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová, los homosexuales), un hecho inédito en la historia de la humanidad.

A 76 años del final, nos unimos a las reflexiones que se realizan en todo el mundo y planteamos la pregunta: ¿cuál es el sentido de recordar el Holocausto hoy? Primo Levi, escritor y sobreviviente de Auschwitz, afirma que si la humanidad ya estuvo allí es una prueba de que puede volver a estarlo. Pensar sobre el genocidio nazi es pensar sobre el pasado, pero también sobre el presente, abriendo la puerta necesarimente hacia el futuro. 

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el refrán del “¡Nunca Más!” lamentablemente se ha multiplicado frente a nuevas masacres y genocidios. En los últimos años, las guerras y conflictos internos en diversos puntos del planeta derivaron en incontables crisis humanitarias, desplazamientos de población y el arribo de refugiados. Frente a esto, hemos visto el ascenso de sectores en la sociedad civil, partidos políticos y gobiernos que promueven intolerancia, rechazo y violencia, lo que muestra a veces un panorama desalentador.

La memoria se conjuga en tiempo presente. Eso significa varias cosas en el caso del Holocausto: el recuerdo de las víctimas, del proceso por el que se desencadenó la masacre y todo lo que rodeó a ella, del proceso de justicia y condena de los perpetradores y de la volutad de construir sociedades democráticas y respetuosas de los derechos humanos, promoviendo la lucha sistemática desde el Estado y diversos grupos y organizaciones de la sociedad civil contra toda forma de racismo, xenofobia y discriminación. 

¿De qué se trata recordar el Holocausto hoy? Implica realizar un ejercicio creativo de construcción de puentes con las nuevas generaciones para transmitir un legado de memoria que impacte en el presente y el futuro. Es poner en práctica lo que dice Walter Benjamin: “Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo como verdaderamente ha sido. Consiste, más bien, en adueñarse de un recuerdo tal y como brilla en el instante de un peligro”. 

 

 

 

 

 

 

 

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Nota actualizada el 21 de mayo de 2021

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