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Una charla con Hugo Rodríguez Isarn, primer doctor UNSAM

Un 31 de octubre de 1997, Hugo Rodríguez Isarn se convertía en el primer egresado doctoral de la Universidad. En esta entrevista habla de su experiencia de formación, del crecimiento de la UNSAM y del perfil de los/as egresados/as del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento, del que hoy es decano.

Texto y fotos: Alejandro Davezac

El Vicerrectorado de Investigación, Innovación y Transferencia elaboró un registro unificado de todos los/as alumni doctores/as de la Universidad. Del relevamiento de datos surgió que Hugo Rodríguez Isarn, actual decano del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento (ICRM), un 31 de octubre de 1997 se convertía en el primer egresado de doctorado de la UNSAM.

¿Cómo vivió esa experiencia?

Ser el primer egresado doctoral fue una sorpresa, en su momento no me lo esperaba, podría haber sido cualquier otra persona. Más allá de ser un orgullo y un honor, considero que es un compromiso. Es una historia que ahora veo linda, pero que en su momento representó mucho esfuerzo. A la UNSAM la vi nacer, crecer y triunfar, con lo cual la decisión de doctorarme acá fue buena.

¿Cómo fue su recorrido académico?

Vengo de la UBA, donde me formé académica y profesionalmente. En 1982 dejé lo académico y lo asistencial para proyectar y diseñar el servicio médico de lo que en su momento fue el primer centro internacional de esquí y deportes de invierno del Valle de las Leñas, en Mendoza, algo que no tenía nada que ver con lo asistencial.

Tiempo después volví a Buenos Aires y me llamaron del Servicio Nacional de Rehabilitación para dar cursos de posgrado en Fisiatría. En ese momento, el doctor Badaracco me comentó que se había conformado un Instituto Nacional de Ciencias de la Rehabilitación en la UNSAM. En paralelo me pidió ayuda para armar la carrera de Kinesiología, que se dictaría allí. A través suyo conocí a Daniel Malcolm, rector de la Universidad en ese momento, quien me ofreció la dirección del Instituto. Mis colegas de la UBA me decían: ¿A dónde vas? ¿Estás loco? ¡Nadie conoce la UNSAM! Pero acepté y hoy es un orgullo estar acá.

¿Cómo fue la defensa del doctorado?

Yo ya tenía una tesis en Kinesiología y Fisiatría preparada para presentarla en la UBA, pero se armó un jurado especial para que pudiera presentarla en la UNSAM. Ese jurado estuvo conformado por el director del Hospital Municipal Bernardo Houssay, el jefe de Traumatología Ortopédica del Hospital Municipal de Vicente López, donde había hecho toda mi carrera, y el responsable del Área de Rehabilitación de la Universidad Federal de Río de Janeiro. El jurado se tuvo que reunir en el Hospital porque el Campus todavía no existía. La UNSAM funcionaba en el Liceo Militar y el Rectorado en un chalet de la calle Congreso.

Después quedó a cargo del ICRM. ¿Cómo fue el comienzo?

Primero tuvimos que cambiarle el nombre, porque dentro del Instituto había Educación Física y el nombre no la incluía. Crear el Instituto también fue fundamental para construir un vínculo con los estudiantes. Llevó mucho trabajo, pero lo logramos. Ahora casi todas las prácticas clínicas de nuestros estudiantes se hacen acá. Es la única manera de formarlos a imagen y semejanza de lo que, creemos, es la rehabilitación.

¿Qué perfil tienen los/as egresados/as del Instituto?

En todo lo que es rehabilitación, la palabra y la escucha son fundamentales; no solo con el paciente, sino también con la familia. Porque en muchos casos las patologías que tratamos son crónicas, y si no se habla con la familia del paciente y no se la prepara para el acompañamiento durante todo el proceso, el tratamiento específico con el paciente no vale la pena.

¿Qué incidencia tienen las nuevas tecnologías médicas?

La tecnología nos pasó por arriba. Se está dejando de lado la relación con el paciente. Se está dejando de lado el humanismo, la palabra, la escucha. Ahora al paciente se lo atiende en diez minutos, sale con veinte estudios para hacerse y no se lo escuchó. La tecnología es avasallante y, si bien es fundamental en el diagnóstico, no lo es en el tratamiento.

¿Cómo llevan adelante el trabajo de articulación territorial en San Martín?

Contamos con un sistema que nos permite hacerlo. En las condiciones actuales, un 50 % de las actividades es autogestivo. Tenemos algunos convenios que nos permiten generar recursos con los que atendemos a la población más vulnerable, que es mucha. La articulación no solo es con San Martín, si vienen pacientes de Avellaneda también los atendemos, dentro de los cupos que tenemos.

Usted decía que vio nacer, crecer y triunfar a la UNSAM. ¿Cómo fue ese crecimiento?

Ahora la Universidad es conocida en todos lados, pero antes no era así. Ahora podemos decir que es una gran universidad. A mi juicio, es una de las universidades del conurbano que más ha crecido y eso fue un trabajo de todos. Fueron muchos los que pusieron su granito de arena, nadie se lleva el gran premio. También me gusta ver la cantidad de decanos jóvenes, lo que no es usual. Yo estoy terminando un ciclo. Quisiera seguir proyectando acá adentro, pero el decanato ya está. Sí me gustaría seguir formando estudiantes en el Centro Asistencial Universitario.

¿Y a futuro?

Ya armamos una Maestría de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento aprobada por la CONEAU. El siguiente escalón será el Doctorado, que sería el único de la Argentina y Latinoamérica. Un doctorado  totalmente abierto que convocará a profesiones de distintos campos del saber: podrán cursarlo abogados —desarrollando proyectos vinculados con las leyes para discapacidad, por ejemplo— o arquitectos interesados en elaborar proyectos relacionados con la circulación y la discapacidad, entre otros.

Nota actualizada el 7 de noviembre de 2019

2 comentarios

  1. Roberto Gomez dice:

    El Dr es una persona,que promueve en el ICRyM el trabajo en equipo y comunidad.Es receptivo y sabe escuchar a sus docentes.

  2. Gerardo Castro dice:

    Excelente profesional y mejor persona.

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