Escuela de Economía y Negocios

Pymes: Avances y retrocesos de los pequeños gigantes

Los docentes e investigadores de la Escuela de Economía y Negocios Matías Kulfas y Enrique Dentice analizan la situación de las pequeñas y medianas empresas en el contexto económico actual. Idas y vueltas de un sector que moviliza el 99 % del tejido productivo del mercado interno del país y el 90 % de los establecimientos industriales del partido de San Martín.

Por Gaspar Grieco | Fotos: Pablo Carrera Oser

Según el programa GPS de Empresas del Ministerio de Producción de la Nación, en la Argentina existen 605.626 pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan el 99 % del total de empresas y explican el 64 % del empleo registrado. De ese altísimo porcentaje, el 83 % corresponde a microempresas (mipymes), las cuales generan más de 4,5 millones de puestos de trabajo. Las grandes compañías, por su parte, representan solo el 0,6 % del total de empresas, pero emplean al 34 % de la población formal y económicamente activa.

Una pyme es una empresa registrada que puede tener hasta 200 trabajadores. Según mediciones de economistas especializados, el amplio sector se encuentra estancado desde 2011 y con retrocesos estructurales desde 2016. Al respecto, el docente e investigador de la Escuela de Economía y Negocios (EEyN) Matías Kulfas, quien se desempeñó como subsecretario de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional (2006-2007), director del Banco de la Nación Argentina (2008-2012) y gerente general del Banco Central de la República Argentina (2012-2013), analiza las particularidades del sector en el contexto político y económico actual.

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En la Argentina, el sector pyme es muy importante. ¿Se están tomando las medidas necesarias para garantizar su desarrollo?

En nuestro país, el empleo tiene un contenido pyme muy alto, con un tejido que no se ve en muchos países de América Latina (quizá en Brasil, en Chile y en México, con algunas dificultades). El Gobierno anterior tuvo algunas ideas, pero nunca aplicó un plan concreto de apoyo a las pymes. El Gobierno actual, en cambio, involuciona. Si bien tomó algunas medidas para el sector, como la Ley Pyme, que incluyó un paquete impositivo y financiero que no está nada mal, no contempla el hecho de que el 90 % de la actividad pyme está destinada al mercado interno. Es decir, las empresas se vieron afectadas por la recesión de 2016 y la tenue y selectiva recuperación de 2017. Hay medidas que están bien, pero son como dosis homeopáticas para un sector que está con problemas importantes y perspectivas muy malas. Creo que hay que fortalecer el mercado interno porque, en la medida en que este mercado sufre las consecuencias del proceso económico, las pymes padecen. Acompañada por una demanda vigorosa, la Ley Pyme puede significar un avance. De lo contrario, no es más que una aspirineta.

¿Qué expectativas tiene el sector?

El único sector que ha crecido mucho en la Argentina en estos últimos dos años es el campo. Pero ¿cuánto tracciona el campo en el tejido productivo global de las pymes? La verdad, poco y nada. En este sentido, la Argentina no sale del estancamiento. Desde 2011 la economía no volvió a crecer y, en este escenario, me parece difícil que haya una expectativa favorable para el sector.

¿Cuál fue la experiencia del sector pyme durante el kirchnerismo?

Yo diría que tuvo tres etapas: la primera, que fue la más virtuosa, se desarrolló entre 2003 y 2008 con un proceso explosivo de emprendimientos que permitió que  las pymes se multiplicaran un 50 % y la base productiva se diversificara. La segunda etapa se desarrolló entre 2008 y 2011, en el marco de la crisis internacional, pero no fue mala (tuvo menos dinamismo y el crecimiento económico solo se registró en el rubro de los servicios y comercios). Por último, el período 2011-2015 percibió un estancamiento sin grandes caídas del sector: casi no hubo cierres de empresas, pero el Gobierno pasó de profundizar el modelo a aguantarlo (con muchísimas medidas, el Estado logró sostener el mercado interno, pero no logró continuar el proceso de mejora de ingresos). En estos últimos dos años, lo que estamos viendo es una etapa recesiva: las empresas comienzan a cerrar, los costos complican la situación y la demanda no repunta.

¿Cómo influyen los aumentos de las tarifas en los servicios básicos?

La política tarifaria del kirchnerismo para el sector después de 2008 fue complicada porque hubo muchas zonas ricas del país que tenían tarifas domiciliarias bajísimas. Creo que el hecho de no haber modificado esto a tiempo le dio al nuevo Gobierno la excusa perfecta para activar el megatarifazo, que en vez de aplicarse a los sectores de altos ingresos se aplica a toda la sociedad. Muchos economistas dicen que el salario real está repuntando gracias a la desaceleración de la inflación, pero ¿por qué no levanta el consumo? No levanta porque la plata que antes destinábamos a ropa, alimentos y recreación ahora la tenemos que usar para pagar la luz, el gas y el agua. Todo esto hace que el consumo se reduzca y las pymes vendan menos. En este sentido, me parece que el Gobierno va por un camino muy peligroso: removió los obstáculos de entrada y salida de capitales sin ningún tipo de graduación, por lo que cualquier inversor puede entrar y salir cuando quiere y especular sin ningún tipo de control ni restricciones.

¿Eso tiene que ver con que la Argentina es muy dependiente del ingreso de divisas? 

Históricamente, la Argentina ha tenido esa tendencia. El sector agroalimentario es una fuente de divisas fuerte. El problema es que el país no puede vivir solo del campo. Si tuviera 10 millones de habitantes, con el campo y los servicios sería suficiente y tendríamos una sociedad con un alto nivel de ingreso promedio. El campo puede brindar bienestar solo a 10 millones de personas. Entonces, para garantizar empleo, inclusión y bienestar social para todos hay que construir una rueda que permita generar industria nacional y producción de innovación.

Las pymes en San Martín

El partido de San Martín es un gran foco industrial y las pymes representan casi el 90 % de los establecimientos industriales del distrito. Allí, las empresas que se dedican a la metalmecánica abarcan el 38 % del tejido productivo local; las de caucho, plástico y química, el 20,3 %; y las textiles, el 15,3 %.

Según un informe del Municipio de San Martín, como consecuencia del aumento de las tarifas y la apertura de las importaciones, en 2016 se registraron 500 despidos y 245 suspensiones en el sector textil, y la industria metalúrgica se contrajo un 9 % interanual (mientras que las otras industrias persiguen una tendencia similar). Este panorama obligó al intendente Gabriel Katopodis a declarar la emergencia pyme en el distrito. El coordinador del Centro de Investigación y Medición Económica (CIME) de la EEyN, Enrique Dentice, explica las particularidades del sector pyme local.

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¿Cómo caracterizaría al sector pyme en San Martín?

Una característica particular es que entre un 20 y un 30 % de los trabajadores pyme son del partido. El sector más fuerte está centralizado en Villa Lynch, que es el barrio más cercano a CABA. En San Martín no hay limitaciones con respecto a la producción sucia, por lo que todo aquello que por reglamentación en CABA no puede establecerse va a parar al conurbano. También tiene un fuerte eje sobre la zona de Villa Ballester, en la zona de Granadero Baigorria, donde hay centralizado un 18 % de la industria. En cambio, en José León Suárez hay cuatro grandes empresas, pero el grueso está en el comercio y los servicios.

¿Qué sucede con la apertura de la importaciones?

La apertura de importaciones era un hecho concreto. Con la apertura de los noventa, muchas empresas pasaron a importar lo que antes producían. Creo que si hoy no existiese la apertura, los precios se encarecerían mucho más. El problema es la falta de movilidad del ingreso, porque eso genera menos consumo. Es decir, el problema es la demanda y no la oferta.

¿Se ven diferencias significativas en el sector local entre el Gobierno actual y el anterior?

Con el nuevo Gobierno, las expectativas tenían que ver con mantener la planta estable y no con aumentar la demanda. Durante los últimos años del Gobierno de Cristina, si bien todos los indicadores mostraron estabilidad, no marcaron crecimiento. En San Martín las pymes se tecnificaron y expulsaron mano de obra. Las empresas que hoy sobreviven son las que se tecnificaron, las otras cerraron o se convirtieron en un taller doméstico. No hay un horizonte muy claro.

En julio de este año Katopodis declaró la emergencia pyme. ¿Cuál es la importancia de esa medida? 

Me parece que sirve para llamar la atención sobre una realidad sectorial. Los Gobiernos locales están más en la trinchera. A menudo los Gobiernos nacionales miran lo macro y pierden el detalle de las realidades locales. Entiendo que surgieron iniciativas vinculadas con las reducciones de impuestos para sectores más pequeños y también hay mesas de trabajo que buscan ofrecer soluciones particulares en términos técnicos, de protección de sectores y de discusiones tarifarias para las empresas. Habrá que ver dentro de unos meses el resultado de las medidas, pero llamar la atención sobre una realidad preocupante, convocar al sector y plantear mesas de trabajo es una acción interesante.

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Nota actualizada el 23 de noviembre de 2017

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