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El ABC del Voluntariado UNSAM

Alfabetizar en contextos de encierro, promover la salud sexual y reproductiva, concientizar sobre la violencia de género y diseñar campañas activas para el cuidado del medioambiente son algunas de las iniciativas que la Secretaría de Extensión Universitaria impulsa desde su Programa de Voluntariado, que ya suma más de 40 proyectos y casi 200 voluntarios de todo el territorio.

Por Camila Flynn | Fotos: Pablo Carrera Oser

“Para nosotros el voluntariado es la posibilidad de demostrar con hechos y con acciones concretas el potencial solidario que cada uno tiene, a través de la participación en proyectos sociales específicos, y que intervienen en temáticas variadas”, dice Oscar García, ex coordinador de la Dirección de Bienestar Universitario y Participación Estudiantil de la UNSAM, que incluye el Programa de Voluntariado.

Creador de la Cátedra Abierta de Cultura Solidaria de la UNSAM, inaugurada en 2003, García explica: “La idea no es inventar nada sino captar la capacidad solidaria que hay en cualquier comunidad, para que sus integrantes se sumen como voluntarios a tareas que, si bien a veces requieren de mucho esfuerzo, también resultan muy gratificantes. Siempre hay un balance entre lo que se da y lo que se aprende, se gana y se disfruta. Esto es para nosotros poner la solidaridad en acción”.

El Programa de Voluntariado UNSAM se organiza siguiendo tres líneas de proyectos: voluntariados propios (gestionados desde las distintas unidades académicas de la universidad), proyectos con terceros (articulados con diversas organizaciones sociales y organismos gubernamentales) y campañas específicas o eventos especiales (actividades solidarias puntuales, como el festejo por el Día del Niño o la promoción de donación de sangre y de órganos). “Esta última línea capta un tipo de voluntario que por ahí no tiene dos horas por semana para ayudar, pero sí puede y quiere participar cada tanto de alguna actividad”, señala García, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Córdoba y autor de cuatro libros sobre voluntariado.

Orientado principalmente a la comunidad universitaria -estudiantes, graduados, docentes y trabajadores- el Programa apunta además a la comunidad extendida. “El quinto invitado es la persona común, el que pasa por la calle y vive en San Martín o en Capital. Algo que es interesante porque aleja a la universidad del funcionamiento endogámico y la convierte en algo mucho más abarcativo e integrador”.

El voluntariado es un campo disciplinar: se estudia, se escribe y se teoriza en torno a las prácticas que lo definen. “Desde la Secretaría trabajamos mucho la capacitación permanente. Durante todo el año, ofrecemos cursos gratuitos de introducción al voluntariado, diseñados por nosotros y abiertos a toda la comunidad. La idea es mostrar que podemos hacer cosas de manera diferente: el voluntariado recupera valores que la sociedad capitalista y de consumo rechaza; esto es, la alternativa de la propia voluntad y la idea de la gratuidad. El voluntariado se hace porque se quiere, y el dinero no tiene nada que ver con el asunto”, sostiene García. “Y acá hay un aspecto que me interesa destacar: así como el voluntariado es ‘acción’, en esa tensión vital y creadora también se juega su calidad de intangible. Porque si bien el voluntariado se convalida con proyectos, hechos y actividades, lo más importante en todo caso es contribuir a instalar en la comunidad universitaria la idea de que la cultura de la solidaridad supera a la cultura del individualismo, del aislamiento y de la confrontación. Que se empiece a pensar, entre muchas otras líneas, en clave de solidaridad y en clave de voluntariado, con acciones que demuestren que ese intangible de la cultura solidaria está o no está. El ‘hago esto porque quiero, porque nadie me obliga, porque tengo ganas’, también implica asumir que cuando no tengo más ganas lo dejo de hacer. Acá no es ‘te guste o no te guste’. Porque el voluntariado es, en sí mismo, un espacio de libertad”.

García agrega otro valor: “es la gratuidad, que tiene muy mala prensa por parte de la sociedad de mercado, que trata de ponerle precio a todo. El voluntariado rescata la idea de que se puede tener intercambios no mercantiles. Siempre quedan espacios alternativos por los que hay que seguir peleando. Desde la gratuidad, el voluntariado plantea esto, y lucha contra muchos prejuicios que tratan de dinamitar la tarea desinteresada”.

“Lo que más me interesa del rol que me toca cumplir -dice el secretario de Extensión- es pensar todo esto en clave de bienestar estudiantil y de extensión universitaria. Cómo aportar a este intangible -que a veces se juega en los detalles mínimos-, que sobre todo son vinculares”.

El ABC del Voluntariado

Es un tipo de acción solidaria, entendida la solidaridad como un sistema recíproco para la mejora de la calidad de vida, tanto individual como colectiva.

Lo realizan las personas por propia voluntad, sin requisitos de conocimientos previos y sin ser obligadas a practicarlo.

Se lleva a cabo sin esperar ni recibir remuneración a cambio, es decir, se hace de manera gratuita.

Está basado en un compromiso adquirido previamente, con planificación regular y con una continuidad que suele extenderse a futuro.

Es transformador. “Lo interesante es que cualquier persona puede ser voluntaria, siempre y cuando tenga dos condiciones: un poco de tiempo y ganas. Si hay tiempo y ganas, no importa a qué se dedique uno, de dónde venga o a dónde vaya, algo siempre se puede aportar”, dice García.

La solidaridad desde la casa y en la cárcel

Una característica que atraviesa al Programa de Voluntariado UNSAM es la diversidad: hoy incluye propuestas de voluntariado ambiental (ecoUNSAM), de registro de arte popular y callejero, de trabajo con la tercera edad (PEAM), de estímulo a niños y  adultos con capacidades diferentes, de consejería en salud sexual y reproductiva (PCvG), de recuperación de empresas, de uso jurídico del habla penal, de violencia institucional y de vivienda digna, entre otros.

Como define García, “hay un voluntariado a distancia muy interesante, pensado para los que sólo pueden aportar desde sus casas. Se trata de un proyecto de accesibilización de material bibliográfico para personas con disminución visual o con discapacidad motriz que va a permitir, mediante la conversión a archivos de audio de los apuntes básicos que se estudian en las carreras de la UNSAM, el acceso libre a un material que antes, para algunos, estaba restringido. Esto rompe con la idea de que el voluntariado sólo puede hacerse poniendo el cuerpo. Es verdad que a veces el trabajo implica la atención de situaciones de vulnerabilidad y de pobreza muy difíciles, pero también hay instancias intermedias”, define García.

En la Universidad también hay proyectos históricos, como Alfabetizar para la Libertad, que lleva adelante la profesora Liliana Berenstein en el Centro Universitario de San Martín (CUSAM) junto a un grupo de estudiantes de la carrera de Psicopedagogía, y que fue recientemente distinguido por el Ministerio de Educación de la Nación.  La iniciativa funciona desde 2011 en las unidades 46 y 48 del Complejo Penitenciario de José León Suarez y su objetivo es capacitar a internos alfabetizados para que éstos, a su vez, puedan alfabetizar a otros compañeros privados de libertad. “Es una mirada muy liberadora y con una concepción muy interesante: lo que hacen los voluntarios es tutoriar a personas que no están capacitadas y que tal vez nunca se imaginaron en ese lugar, que es también el lugar del voluntario”, explica García.

Animate vos también ¡Sumate al Voluntarido UNSAM!

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Nota actualizada el 4 de febrero de 2016

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