Planteado como un tablero de juegos, El cuadrado necesita de otros para poder existir. Una jugadora hará lo que el cuadrado demande; dos fichas “Él” y “Ella” serán las que en un diálogo poético interpelen su dignidad y libertad resistiendo a cada noche. Una niña será la fragilidad del tiempo y la existencia dentro de este juego.
Entrada a la gorra
Apta para todo público