Entrevista a Sigrid Weigel: el nuevo papel de las humanidades

La profesora de literatura alemana y directora del Centro de investigaciones literarias y culturales de Berlín que estuvo en la Universidad y recibió el doctorado honoris causa dialoga sobre su trabajo y la actualidad del pensamiento de Walter Benjamin con el profesor e investigador del Programa de Estudios en Filosofía del Arte de la UNSAM.

 

Por Alejandro Dramis*.

-¿Cómo definiría usted el campo de la Kulturwissenschaf alemana? ¿A qué autores reconoce usted como sus padres fundadores?

-Aby Warburg fue uno de los primeros eruditos que usó el término Kulturwissenschaft  de manera programática cuando él encontró su “Kulturwissenschaftliche Bibliothek Aby Warburg” en Hamburgo en los comienzos del siglo XX: una colección de fuentes e investigaciones literarias en todo tipo de prácticas simbólicas dentro de la historia cultural europea, desde la antigüedad temprana en adelante, que incluye imágenes, textos, rituales y otros géneros performativos. Yo veo esto como parte de un movimiento intelectual hacia 1900 que desarrolló un modo de investigación diferente al de Wilhelm Dilthey. Dilthey acuñó el término Geisteswissenschaften (basado en el bastante dudoso término metafísico Geist, traducido como “mente”, “espíritu”, pero también como “fantasma”) como un título para las disciplinas hermenéuticas e históricas, con el objetivo de proveer una contrapartida al campo en expansión de las ciencias naturales. Los autores del Kulturwissenschaft, en cambio, desarrollaron una tercera vía más allá de esta oposición (más tarde discutida como “las dos culturas” por Charles  Percy Snow).

Algunos de ellos estaban comprometidos en un intercambio con las ciencias empíricas contemporáneas, como muchos psicólogos; otros trabajaron en el umbral entre los dos métodos. Sin embargo, todo fue más allá de los límites de su propio campo y comprometido con un fructífero intercambio entre el conocimiento de los especialistas y un más amplio horizonte histórico-cultural de las preguntas que estaban en juego. Por lo tanto, yo hablo de “trabajo en transición” (Arbeit am Übergang) como, por ejemplo, desde el criticismo literario hasta el análisis de los trazos de la religión, mitos y imágenes de sueños en la producción de la modernidad (Walter Benjamin); desde la medicina hasta una teoría e interpretación de las diferentes manifestaciones de lo inconsciente (Sigmund Freud); desde la historia del arte hasta una psico-histórico análisis del archivo europeo de imágenes como un archivo de pathos-formulas (Aby Warburg); desde la sociología hasta una filosofía de la cultura (Georg Simmel); desde la ley hasta una historia socioeconómica basada en la historia de la religión (Max Weber), etc.

El concepto de cultura, cuestionado aquí, está basado en su doble origen: cult (ritual, religión) y techné (prácticas materiales, producción). Hubo al menos dos importantes desafíos para encarar la emergencia de Kulturwissenschaft al final del siglo XIX: (1), el redescubrimiento de los “orígenes salvajes” de la cultura europea y su “supervivencia” en el histórico desarrollo, e inclusive en sociedades modernas; (2), la creciente investigación dentro de los mecanismos psicofísicos del cuerpo humano  y su rol para la percepción y otras actividades intelectuales.

Supongo que no es por accidente que un gran tema de este movimiento intelectual se deriva de eruditos Judeo-germanos y emergió desde afuera de los márgenes académicos: Warburg fundó su propia institución para la investigación; las habilitaciones de Benjamin y Plessner no fueron aceptadas por la universidad; Simmel, aunque habilitado, nunca se convirtió en profesor y trabajó como profesor particular (Privatdozent); y ambos, Helmuth Plessner y Erich Auerbach escribieron sus trabajos más importantes en el exilio.

Cuando un siglo después, durante los 80 y los 90, las humanidades cambiaron radicalmente a través del así llamado “giro cultural”, cuando ellos abrieron sus campos y comenzaron a discutir teorías de la cultura, este cambio fue dominado por la teoría anglo-americana, como por ejemplo los Estudios Culturales y Postcoloniales. Sin embargo, debido a que estas teorías se concentran en medios populares y carecen de una perspectiva histórica profunda, yo estoy convencida de que sería más fructífero comprometerse con las tradiciones teóreticas de la historia europea de las ideas. La razón por la cual llamo al movimiento intelectual de 1900 “erste Kulturwissenschaft” es para hacer de los protagonistas del cambio actual un horizonte histórico-cultural más amplio y consciente de su tarea y del desafío de desarrollar sus propias ideas, teorías y perspectivas metodológicas adecuadas para el siglo XXI en los terrenos de un compromiso con un análisis crítico de estos precursores.

-La interdisciplinariedad ha caracterizado su producción intelectual. ¿En qué ha consistido su trabajo desde un punto de vista metodológico y, concretamente, su tarea como directora del Zentrum für Literatur und- Kulturforschung de Berlín?

-Muchos eruditos en humanidades rechazan abordar y responder la pregunta sobre cuál es el propósito o beneficio de su trabajo, o en qué sentido es útil para la sociedad. Sin embargo, esto significa dejar el curso del desarrollo histórico y del futuro de las invenciones al mero progreso científico y técnico. El efecto de esta ignorancia es una suerte de auto-marginalización de las humanidades que ha tenido lugar durante las últimas décadas. En contraste, creo que tenemos la responsabilidad de dedicar nuestras investigaciones a los problemas relevantes y cruciales del presente. Y estoy convencida que nuestro conocimiento informado histórica y conceptualmente puede proveer importantes contribuciones -no para resolver problemas pero- para formular preguntas más adecuadas y para desarrollar mayores vías humanas que puedan lidiar con ellas. No es suficiente correr detrás de las políticas corrientes, comprender las palabras clave y los tópicos en boga de las noticias y establecer un discurso teorético e imaginario o interpretaciones sofisticadas sobre esos temas. La única forma de tomar parte activa en las decisiones sobre cómo nosotros y nuestros hijos y nietos van a vivir es colaborando con colegas de campos de investigación que determinan la transformación en marcha dentro de una sociedad manejada científica y teóricamente, como lo estamos haciendo, por ejemplo, con investigadores de la UNSAM. En este aspecto veo al ZfL como a un laboratorio epistemológico para los  problemas; y ahí nosotros nos focalizamos en dos campos: (1), Historia cultural  europea con énfasis en conceptos religiosos o de la vida futura, (2), Enfoques  culturalmente informados hacia la Historia de las Ciencias. Tratamos de desarrollar una suerte de trabajo interdisciplinario no limitado a una compilación de contribuciones de diferentes disciplinas. El modo del ZfL es diferente, nuestro punto inicial de investigación siempre lidia con los problemas o fenómenos corrientes.

Un método, por ejemplo, es examinar la -a menudo oculta o inconsciente- epistemológica, conceptual e histórica precondición de los conceptos actuales. Por ejemplo, mirar a nuestra investigación sobre el campo de conceptualizaciones de herencia/patrimonio con énfasis en el intercambio y las tensiones entre las ideas de la religión, la biología, la ley, estructuras familiares, etc., que están direccionadas en los problemas corrientes de la generación del discurso, medicina de la reproducción, cambio demográfico y similares[1]. O mirar a nuestro proyecto en la Historia cultural de martirio que es motivado por el renacimiento de martirio en la retórica y la imagen de la policía del suicidio-bombarderos y terroristas: el equipo incluye eruditos familiarizados con diferentes culturas religiosas; aquí hemos descubierto que la figura del mártir conecta más que separar las diferentes religiones monoteístas; y descubrimos cuánto los patrones de martirio incluso estructuran culturas secularizadas[2].

Otro método es colaborar con eruditos en investigación empírica de problemas concretos; se puede ver, por ejemplo, nuestra investigación en expresiones faciales en campos como la informática afectiva. Cuando yo trabajé en una arqueología de esos códigos científicos, esquemas y modelos experimentales inscriptos dentro de Facial Action Coding System (FACS) de Ekman, vi que este sistema todavía subraya muchas herramientas en psicología experimental contemporánea y neurociencia, inclusive cuando no hay operaciones visibles en la superficie y nada más que sólo números[3]. Así que nuestro nuevo proyecto en el lado reverso epistémico de las imágenes instrumentales comenzó una colaboración con un laboratorio informático donde los colegas están en un proceso de producir un archivo de mímica digital en orden de implementar las observaciones dentro de los problemas epistemológicos ya en el curso del desarrollo del sistema. El objetivo es invertir esta herramienta con conocimiento de la Historia de la Ciencia y producir enlaces a ese conocimiento, en otras palabras: convertir una herramienta científica basada en IT en, de hecho, una herramienta inteligente.

-¿Qué papel ha jugado en usted la obra de Walter Benjamin?

-Yo diría que Benjamin es el pensador más importante para mí, ha inspirado mucho mi trabajo. Lo considero uno de los pensadores más radicales, y no hablo aquí de una posición política radical, sino de pensar como un intelectual radical comprometido en cuestionar todas las convenciones y los fundamentos del lenguaje, ideas, tradiciones, políticas, etc. Sin embargo, no veo sus escritos como un sistema de pensamientos. En cambio, estoy especialmente fascinada por el modo en el que él fue trabajando a lo largo de los años y a veces a través de las décadas en ciertos problemas, volviendo a pasajes anteriores de sus propios textos y cada vez empujando sus inquietudes un paso más adelante. Si, por ejemplo, uno se focaliza en el camino del “ángel de la historia”, uno encuentra que tiene precursores en otros de sus intentos de construir una constelación contra-esfuerzo: en las dos flechas con sentidos opuestos del “Fragmento teológico-político”, o en la figura de los “estudiantes cabalgando contra la tormenta” en el ensayo sobre Kafka. Y yo aprecio la manera en cómo el uso del lenguaje que hace Benjamin eleva la conciencia sobre el hecho de que muchas ideas modernas o palabras para instituciones hechas por los hombres derivan de ideas bíblicas y construyen una tensión con ese origen: como por ejemplo Anklage (acusación) and Klage (lamento), Lösung (solución) y Erlösung (redención), o la pareja más famosa Recht (ley) y Gerechtigkeit (justicia)[4].

En mi investigación en los casos límites en las ciencias o fenómenos conceptualizados desde diferentes disciplinas en modos irreconciliables, yo refiero a su conocimiento en el umbral (Schwellenkunde). Siguiendo las posiciones de Benjamin en el umbral como caso de estudio (Schulfall) del pensamiento dialéctico, considero el umbral una posición epistemológica que provee acceso al problema en cuestión desde diferentes perspectivas; ello demanda que nosotros examinemos ambos lados y estudiemos los aspectos contradictorios para encontrar los momentos fundamentales de la mutua exclusión.

-Entre sus trabajos se encuentra también la edición de la obra de Warburg. ¿Qué rol juega él para su análisis de la cultura?

-Para mí los trabajos de Warburg son un campo fascinante para estudiar las posibilidades e imposibilidades del intento más radical de trazar un puente entre el conocimiento de las humanidades y los acercamientos desde las ciencias naturales, como por ejemplo, en su idea fija de desarrollar una teoría energética del símbolo y aplicar a este propósito leyes y algoritmos de la biología contemporánea, física y similares. O tomar su concepto de “pathosformula”, un tipo visual (i.e., en toda clase de imágenes, arquitectura, iconografía) de gesto para expresar afectos… Warburg ha considerado esas expresiones de emoción como ciertas actitudes o acciones simbólicas en orden de llegar a un acuerdo con la ansiedad de la humanidad hacia todas las fuerzas del mundo que no se pueden comprender o controlar.

Un problema del corriente interés de crecimiento internacional en el trabajo de Warburg es el hecho de que este interés está basado en gran parte en un conocimiento secundario, porque una gran parte de la obra de Warburg todavía no está siquiera publicada, y además, su lenguaje es casi intraducible. Entonces, en este caso, yo creo que es importante hacer su trabajo más accesible, editando y comentando sus manuscritos[5], y también desarrollar con mayor diferenciación y examen sus peculiares y heterogéneos proyectos y ensayos. Uno no puede simplemente tomar su trabajo y usarlo como modelo para la Kulturwissenschaft de hoy en día. Así, por ejemplo, uno de los problemas epistemológicos por el cual muchas de sus empresas no fueron nunca completadas es el hecho de que estaba obsesionado con el objetivo de reconciliar los diferentes parámetros de clasificación y desarrollo e inscribirlos en un único sistema.

-¿En qué consiste esta “gramatología de las imágenes” que da título a su nuevo libro Grammatologie der Bilder[6]?

-Mi libro toma el enfoque gramatológico de Derrida (que no lidia con imágenes) como un punto de partida para una investigación de imágenes  desde diferentes registros (principalmente Historia de las Ciencias y de Religión) para encarar una respuesta sobre cómo fenómenos que no poseen un carácter visual y son en ellos invisibles (ya sea por manifestaciones psicológicas o ideas trascendentales) se transforman en imágenes. El libro desarrolla una teoría de las imágenes siguiendo la postura de Derrida acerca de que uno tiene que “pensar eso que precede lo existente”; eso está en mi libro: trazos precediendo imágenes visuales. Uno de los puntos de partida del proyecto fue encontrar que el paradigma de vera icon (la transferencia de los trazos, los nombrados restos corporales de la cara de Jesús en una imagen) perfectamente corresponden con una traducción de características faciales en un catálogo de afectos de la reciente psicología experimental. El punto desde el cual mi teoría de las imágenes surge es el topos epistemológico donde imágenes anteriores al arte se encuentran con imágenes más allá del arte, i.e., la mayoría de las imágenes en la ciencia.

-¿Hacia dónde se orientan sus nuevas investigaciones?

-La lectura realizada en la ceremonia de entrega de mi doctorado honorario en la Universidad Nacional de San Martín es parte de mi actual proyecto: escribir una historia cultural de la compasión. Empezando con la observación de la reaparición del luto conjunto o comunal en espacios públicos en ciudades europeas para las víctimas de las “muertes no naturales” (por ejemplo, asesinatos en colegios) -un nuevo ritual emergente que yo llamo “llanto público”. Investigar las relaciones entre los rituales del luto o gestos de lamento y las formas de ciertos sentimientos asociados llamados pena, compasión o  empatía dentro de la historia cultural, desde la antigüedad hasta nuestros días. En términos de teoría, combino figuras de la Kulturwissenschaft (como pathosformula, la cultura performativa, conocimiento encarnado) y recientes revelaciones de la neurociencia que, después del descubrimiento de las neuronas espejos, reconceptualizó su idea del sujeto humano: desde un modelo computarizado del cerebro controlando/dirigiendo el cuerpo hacia un mecanismo de resonancia inter-subjetiva o una especie de “simulación encarnada” (Gallese). El libro que estoy escribiendo examina diferentes especies de culturas performativas produciendo ciertas actitudes afectivas hacia otras y formando sentimientos asociados muy específicos.

[1] S. W.: Genea-Logik. Generation, Tradition und Evolution zwischen Kultur- und Naturwissenschaften München: Fink 2006. Traducción al inglés de un capítulo: “The evolution of culture or the cultural history of the evolutionary concept: epistemological problems at the interface between the two cultures, en Darwin and Theories of Aesthetics and Cultural History. Ed. by Barbara Larson/ Sabine Flach.Surrey 2013: Ashton. pp. 83-107.

[2] S. W. (Ed.): Märtyrer-Porträts. Von Opfertod, Blutzeugen und Heiligen Kriegern. München 2007. S.W.: “Exemplum and Sacrifice, Blood Testimony and Written Testimony: Lucretia and Perpetua as Transitional Figures in the Cultural History of Martyrdom, en: J.N. Bremmer and M. Formisano (eds), Perpetua’s Passions.Multidisciplinary Approaches to the Passio Perpetuae at Felicitatis.Oxford UP 2012. pp. 180-200.

[3] S. W.:”Phantom Images: Face and Feeling in the Age of Brain Imaging”. En: Enface. kritische berichte H1,2012, Jg. 40. S. 33-53.

[4] S.W.: Walter Benjamin. Die Kreatur, das Heilige, die Bilder. Frankfurt/M. 2008. Inglés: Images, the Creaturely, and the Holy.Transl. Chadwick Truscott Smith. Stanford UP 2013.

[5] Aby Warburg: Werke in einem Band. Auf der Grundlage der Manuskripte und Handexemplare hgg. u. kommentiert v. Martin Treml, Sigrid Weigel, Perdita Ladwig. Frankfurt/M. 2010.

[6] S. W.: Grammatologie der Bilder. Frankfurt/M. 2015.