LICH - Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas

La conquista visual de la Patagonia

Se acaba de presentar el libro Viajeros a la sombra de Darwin. Fotografías de la Patagonia a fines de siglo XIX, de la investigadora del LICH Inés Yujnovsky. En esta obra la autora explora cómo se llevó a cabo la incorporación de ese territorio del sur a la República Argentina desde la relación entre fotografías y relatos de viaje. Aquí compartimos el prólogo escrito por Ezequiel Adamovsky, también integrante del LICH.

Palabras iniciales, por Ezequiel Adamovsky*

A partir del siglo XV Europa se lanzó a una expansión colonial por la que llegaría a controlar buena parte del planeta. Con velocidades variables, todos los rincones del globo se fueron incorporando a los circuitos de producción y comercio que inicialmente controló el viejo continente. Las naciones americanas que se fundaron luego de las revoluciones de independencia también encararon procesos expansivos (internos o externos) para consolidar sus territorios o someterlos a un dominio efectivo. Estado y mercado avanzaron juntos sobre las tierras y también sobre las gentes que las habitaban.

La Argentina no fue ajena a esa dinámica. En pocos años durante la organización nacional, como consecuencia de los avances sobre territorio indígena en la Patagonia y el Chaco, de la guerra del Paraguay y de los logros diplomáticos en la competencia con Chile, el territorio bajo control del Estado argentino prácticamente se duplicó, especialmente a expensas de las comunidades originarias libres que habitaban las zonas conquistadas. Todo eso a su vez permitió el florecimiento de oportunidades económicas que resultaron atractivas tanto para locales como para europeos y estadounidenses. Caminos, puertos, estancias, nuevas ciudades, trenes y buscadores de oro pronto surcarían lo que, hasta entonces, se imaginaba como un desierto salvaje.

Toda esa dinámica expansiva se apoyó en la movilización de recursos de diverso tipo. Fueron en principio barcos y huestes armadas, redes de comercio, funcionarios coloniales, a veces colonos blancos. También iglesias y órdenes religiosas. En el período independiente se agregaron ejércitos, más funcionarios e infraestructura más sofisticada de comunicación y de transporte. La empresa requirió también la expansión de lenguajes, conceptos, textos e ideas que organizaron y dieron sentido a los impulsos coloniales y que se utilizaron para aculturar a los nativos. Y, todavía más, la producción de conocimientos locales acerca de los territorios y de los pueblos que los habitaban. Junto con soldados, funcionarios y sacerdotes, los viajeros y los científicos desempeñaron un papel de primer orden. La prioridad que solemos dar a la palabra, a la doctrina y al lenguaje argumentativo hace que a veces per- damos de vista que las imágenes fueron tanto o más importantes como dispositivo para la producción y diseminación de saberes y de sentidos. La expansión europea y de los Estados nacionales fue también una lucha por la producción y el control de las imágenes.

Las imágenes son precisamente el foco de este libro, que acerca la lente a uno de los episodios de esa larga empresa expansiva: el que se dio en la Patagonia argentina a fines del siglo XIX. El trabajo de Inés Yujnovsky acompaña paso a paso los senderos de un grupo de viajeros –argentinos, pero también estadounidenses o europeos– que se propuso entonces conocer y documentar el territorio patagónico y las gentes que lo habitaban. Sus intereses eran diversos: desde el estudio de la geología y la geografía, el clima, la flora y la fauna, hasta la etnografía de sus pueblos nativos.

Los estudios y relatos de viaje que produjeron, acompañados de una importante producción de fotografías, fueron fundamentales para el conocimiento y control de esa zona de frontera.

El libro se detiene en particular en las fotografías, herramientas privilegiadas para mapear y dar sentido al nuevo espacio incorporado a la “civilización”, tanto como para conocer a sus habitantes y colocar sus cuerpos en una serie temporal apropiada desde el punto de vista de los “civilizados”. Las imágenes fotográficas sirvieron para construir una mirada particular sobre todo ello y para ejercer una peculiar pedagogía sobre quienes las miraban, sea que estuvieran en Buenos Aires, en Berlín, en Princeton o donde fuere.

Describir, a nalizar y retratar en fotografías fue parte ineludible del proceso de apropiación de la Patagonia. El libro lo muestra en una variedad de episodios, desde las fotografías de paisajes que tomó Francisco P. Moreno para justificar sus propuestas para el trazado de fronteras hasta las que proveyeron Lehmann-Nitsche y otros viajeros, que contribuyeron a transformar a los cuerpos de los indígenas, de la presencia amenazante que eran, a una inofensiva remanencia del pasado en vías de desaparición.

Con una prosa clara y elegante, Inés Yujnovsky nos ofrece un ejemplo más que valioso de la importancia del lenguaje visual a la hora de entender y analizar el pasado. Su sorprendente trabajo empírico se acompaña de una aguda reflexión metodológica y teórica sobre las fuentes iconográficas y sobre la conveniencia de comprenderlas no como extensión de la palabra, sino en sus propios términos. La materialidad de la imagen, los determinantes técnicos de su captura y reproducción, su capacidad de generar realidad y no sólo d e reflejarla quedan demostradas con maestría en estas páginas. Con un análisis siempre refinado, Inés nos acerca, por caso, a la paradoja de que fuesen precisamente las fotografías de indígenas las que colaboraran con mayor eficacia en el proceso de invisibilización de los pueblos originarios en la Argentina. Porque fueron esas imágenes especialmente producidas por los viajeros las que nos invitaron a imaginarlos no como nuestros contemporáneos, habitantes de este suelo como cualquier otro, sino como cuerpos destinados a permanecer presos en un pasado ya concluido. Ya no las figuras amenazantes que surcaban las pampas raptando cautivas, sino siluetas dóciles, feminizadas o ancianas, representantes de razas que desaparecen, dignas quizás de la vitrina de un museo o del stand de una exposición internacional, pero no de compartir nuestra contemporaneidad como iguales.

La conquista de la Patagonia fue también la conquista visual de la Patagonia. Este es el libro que cuenta esa historia.

* Este texto es el prólogo del libro.

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Nota actualizada el 17 de septiembre de 2021

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