Escuela de Política y Gobierno, politica2

Actividad agropecuaria en Argentina: pasado y presente             

En el marco de los 10 años del área de Ambiente y Política, sus investigadores/as Ana Stevanato y Juan Martín Azerrat reflexionan sobre el modelo agropecuario convencional vigente y las experiencias agroecológicas que buscan una mayor sustentabilidad ambiental.

Por Ana Stevanato y Juan Martín Azerrat

Desde que en 1996 tuvo lugar la autorización para la producción y comercialización de las semillas de soja tolerantes al herbicida glifosato, se produjo un drástico cambio en el perfil productivo argentino. A partir de ese momento se abrió la puerta a lo que se conoce como “paquete tecnológico”, el cual está compuesto por las semillas/organismos genéticamente modificados (OMG) resistentes a algunos agroquímicos, los agroquímicos en cuestión y la siembra directa. En los últimos 10 años se registra un aumento de la superficie cultivada de los cuatro principales cultivos de Argentina (soja, maíz, trigo y girasol) de 5.143.000 hectáreas (https://datosestimaciones.magyp.gob.ar/). Según el Censo Nacional Agropecuario de 2019 se han acentuado algunas tendencias que ya se venían observando. La primera es la que tiene que ver con la concentración de la tierra, donde la mayoría de las explotaciones agropecuarias tienen entre 200 y 500 hectáreas. La segunda es el aumento, de hasta aproximadamente el 50%, de la producción sobre tierra arrendada en manos de empresas de servicios agropecuarios (Bisang, 2020). Finalmente, más allá de las grandes empresas, se han consolidado pequeñas y medianas empresas, conocidas como “contratistas” (alrededor de 6.000 según el Censo), que ofrecen distintos tipos de servicios a los productores. Estos van desde el alquiler de maquinaria y tecnología hasta servicios de comercialización. Esto permite que más del 70% de los procesos productivos se encuentran subcontratados por estos nuevos actores.

Las consecuencias del modelo son numerosas. Desde lo económico, la introducción de los OMG y el aumento de la utilización de agroquímicos redundaron en un aumento progresivo de la producción, convirtiendo a los commodities agrícolas en la principal fuente de ingreso de la economía argentina (Dabat y Paz, 2012). Pero la siembra directa es menos intensiva de mano de obra y más intensiva en cuanto a servicios indirectos, capital y tecnología (Starosta y de la Orden, 2013). Ello se traduce en, como se mencionó anteriormente, la reducción de los pequeños y medianos productores y de los trabajadores rurales (Gras y Hernández, 2008). El segundo foco debe hacerse sobre la salud pública: las personas que viven en las inmediaciones de los campos cultivados, los niños que concurren a escuelas rurales o los trabajadores relacionados con la aplicación de agroquímicos, comenzaron a ser testigos de los efectos adversos en la salud.

Pero también, a la par que comenzaron a apreciarse las consecuencias negativas de este modelo, también han ganado fuerza algunas voces que proponen modelos alternativos de agricultura. Es por eso que, en los siguientes apartados, se propone un breve análisis sobre el estado de situación de la aplicación de agroquímicos en nuestro país y a continuación una breve reseña sobre el modelo agroecológico.

 

Los pueblos fumigados

En los últimos 10 años se han registrado algunos avances importantes en torno a la utilización de agroquímicos. Probablemente, uno de los primeros reclamos (o al menos de los más resonados) fue de un grupo de madres del Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba. Si bien los reclamos comenzaron en 2001, recién en 2012 se conoció la primera sentencia judicial en Argentina que condenaba a tres años de prisión al productor agropecuario y al aplicador en cuestión (sentencia confirmada en 2015).

Probablemente haya sido este caso el que sirvió como puntapié para que en los últimos años se multiplicaran los reclamos y las organizaciones que buscan limitar el uso de los agroquímicos. Ellos abogan por la prohibición de determinados productos y el establecimiento zonas de restricción de las fumigaciones en las áreas urbanas. Los reclamos han tomado dos vías, la judicial o la legislativa. En el primer caso, han aumentado considerablemente los recursos de amparo interpuestos contra las fumigaciones. Muchos han tenido respuestas positivas y ha sido la justicia la que ha terminado estableciendo distancias de fumigación preventivas, protegiendo escuelas o condenando fumigaciones ilegales. Casos paradigmáticos son por ejemplo el de Pergamino (2019), Mar Chiquita (2019), Rojas (2019), Zenón Pereyra (2014), Nuevo Torino (2013), Ibarlucea (2011), Lucas González (2016), Santa Anita (2018), Dique Chico (2017), etc.

Por la vía legislativa, son múltiples las movilizaciones que reclaman leyes u ordenanzas que regulen la utilización de agroquímicos. A nivel provincial, se han registrado pocos avances, pudiendo mencionarse sólo el caso de La Pampa (ley 3288/2020), Santiago del Estero (6312/2017) y Chaco (2026/2012). Las mayores regulaciones y restricciones se han dado en el ámbito municipal, sobre todo en aquellos pertenecientes a la “zona núcleo”. Aquellos que han impuesto mayores restricciones son: Alta Gracia (9375/12), Dique Chico (242/17), Arrecife (2786/16), Bolívar (2459/17), San José del Rincón (120/18), Marcelino Escalada (368/18 y 358/18), Roldán (738/12), Colón (55/12), Gualeguaychú (12216/18), etc.

Finalmente, cabe mencionar que a nivel nacional se dictó la ley 27279 en 2016, que es la primera en Argentina en establecer un régimen de responsabilidad extendida del productor en la gestión de envases de agroquímicos.

 

La agroecología como modelo alternativo

En los últimos años, el número de productores agropecuarios que optan por un modelo alternativo está en aumento. En contextos variados y por distintas razones, la agroecología se consolida como una alternativa para aquellos productores agropecuarios que deciden salirse del camino convencional en busca de mayor sustentabilidad ambiental.

A diferencia del modelo dominante, la agroecología se caracteriza por la aplicación de criterios ecológicos a la producción agropecuaria y un rol más autónomo de los productores en la toma de decisiones al no depender de recursos externos al territorio. Las prácticas agrarias de los productores agroecológicos son heterogéneas en función de los recursos naturales y sociales disponibles dentro de (o próximos a) cada territorio (Cayre et al., 2018). Las características más importantes son la producción agropecuaria mixta y complementaria (en contraposición al monocultivo), el uso de insumos orgánicos (reduciendo o evitando los insumos químicos y transgénicos) y la expansión de sistemas agroforestales preservando y regenerando la biodiversidad (Altieri & Rosset, 2018; Van der Ploeg, 2020). Estas características posibilitan, además, la creación de redes alternativas de comercialización entre productores y consumidores (Sarandón & Marasas, 2015, p. 95).

La agroecología no es un modelo de producción agropecuario nuevo, sin embargo, la novedad radica en la creciente elección de los productores por esta alternativa. En Argentina, actualmente, 1 de cada 50 explotaciones agropecuarias la practican (INDEC, 2019) y emergen ámbitos de organización como la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (RENAMA). Se suman académicos e instituciones públicas de distintos niveles que optan, al igual que los productores, por instalar una vía alternativa al modelo agropecuario dominante, cristalizado por ejemplo en la reciente creación de la primera Dirección Nacional de Agroecología de la historia argentina.

En síntesis, hoy tenemos un fenómeno reciente que se presenta en la actividad agropecuaria y que desde la voz de los productores que se deciden a seguir este modelo alternativo hay múltiples razones. Algunas van por los altos costos de insumos que implica el modelo convencional hasta enfermedades relacionadas con el uso de agroquímicos. Sean cuales sean estos motivos, la agroecología se está multiplicando y lo que hace pocos años significaban hechos aislados y puntuales, hoy comenzamos a notar cómo experiencias agroecológicas se replican en campos que durante años produjeron de manera convencional.

Bibliografía

Altieri, M. A., & Rosset, P. (2018). Agroecología: Ciencia y Política (Vol. 7). Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA).

Cayre, P., Michaud, A., Theau, J.-P., & Rigolot, C. (2018). The Coexistence of Multiple Worldviews in Livestock Farming Drives Agroecological Transition. A Case Study in French Protected Designation of Origin (PDO) Cheese Mountain Areas. Sustainability10(1097), 1-13. https://doi.org/10.3390/su10041097

Dabat, Germán, y Sergio Paz. 2012. Paradoja de la soja argentina: modernización hacia el monocultivo. Economía y Sociedad. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.

Gras, C. y Hernández, V. (2008). Modelo productivo y actores sociales en el agro argentino. Revista Mexicana de Sociología, 70 (2), 227-259.

INDEC. (2019). Censo Nacional Agropecuario 2018—Resultados preliminares (p. 232). Instituto Nacional de Estadisticas y Censos. https://www.indec.gob.ar/ftp/cuadros/economia/cna2018_resultados_preliminares.pdf

Sarandón, J. S., & Marasas, M. E. (2015). Breve historia de la agroecología en la Argentina: Orígenes, evolución y perspectivas futuras. Agroecología10(2), 93-102.

Starosta, M. y de la Orden, U. (2013). Desierto Verde. Entrevistas seleccionadas. Buenos Aires, Argentina. Ediciones Universidad Tres de Febrero.

Van der Ploeg, J. D. (2020). The political economy of agroecology. The Journal of Peasant Studies0(0), 1-24. https://doi.org/10.1080/03066150.2020.1725489

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Nota actualizada el 23 de diciembre de 2021

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