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Ajustar los formatos de enseñanza a la virtualidad: experiencias docentes en la EPyG

En las actuales condiciones de aislamiento, docentes y estudiantes enfrentaron un desafío inédito en la cursada de grado: sacar adelante el cuatrimestre de manera íntegramente digital. En esta nota, tres testimonios de profesorxs de la Escuela que cuentan las herramientas utilizadas, la puesta en valor de los recursos institucionales y el entusiasmo y la predisposición de lxs alumnxs.

Readecuarse de manera rápida al nuevo escenario en el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio, sin perder el cuatrimestre: ese fue el mayor reto que afrontó la enseñanza en el nivel universitario. Dialogamos al respecto con lxs profesorxs de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM Paola Franchini, Maximiliano Vila Seoane y Lucía Vincent, quienes nos contaron sobre el desafío del pase a la virtualidad, las estrategias para reproducir el vínculo afectivo que se da en el aula y las respuestas de lxs estudiantes a las nuevas modalidades de enseñanza.

Enseñar y aprender en entornos virtuales

Paola Franchini, docente de la carrera de Administración Pública y directora académica de Grado, readecuó la cursada de su materia mediante herramientas asincrónicas como Google Classroom y correo electrónico, y sincrónicas como Zoom. “Para cada clase, preparaba una presentación escrita intervenida donde analizaba las principales discusiones de los textos propuestos y las contextualizaba. Para promover el intercambio de ideas, proponía a los alumnos un foro de discusión con algunas preguntas disparadoras y realizaba un Zoom para dudas o temas especiales. Con el avance del cuatrimestre, fui incorporando algunos videos de YouTube con documentales sobre los procesos históricos y entrevistas a los protagonistas. Asimismo, busqué mapas, ilustraciones, cuadros y diagramas para visualizar los hechos y los conceptos centrales de cada unidad”.

“Me sentía todo un Youtuber” señala Maximiliano Vila Seaone, docente de Ciberpolítica y del Taller I en la Licenciatura en Relaciones Internacionales. Siguiendo el modelo de los MOOC (Massive Open Online Course), su estrategia fue la de “grabar los videos de los teóricos, que consistieron en mi voz en off explicando las diapositivas con los conceptos y temas principales de las clases. Usé el software libre OBS Studio y luego, subí los videos al Google Classroom de los cursos”. Mientras que para el curso de Ciberpolítica eligió una combinación entre Classroom y Google Meet, en el caso del Taller optó por crear grupos de WhatsApp: “esta estrategia resultó útil para una materia que requiere tantas idas y vueltas entre docente y alumnos, y a la vez, les sirvió para volver a escuchar y repensar los comentarios realizados y llevar un seguimiento de sus avances a lo largo del taller”.

Lucía Vincent, docente del Taller de Tesis I para Ciencia Política y Administración Pública, armó presentaciones en Powerpoint que subió a Google Classroom. Pero para transmitir todo lo que quería lograr, Vincent empezó a grabar videos explicativos, y para mejorar la interacción con lxs estudiantes, aprendió a usar Zoom, que luego derivó en Jitsi y en Google Meet: “Preparé un huequito de mi casa para que estuviera presentable frente a las cámaras y me lancé a la aventura”, concluye.

Hacer comunidad a la distancia

El compromiso de lxs estudiantes fue un factor esencial para poder recrear en la virtualidad el lazo afectivo de la situación de clase. Según Vila Seoane, la predisposición fue excelente: “Tuvieron mucha paciencia con nosotros mientras ajustábamos los formatos de enseñanza a la virtualidad. En cuanto a las evaluaciones, a pesar de las dificultades que pensaba que el contexto podría llegar a generar, quedé sorprendido de la calidad de los parciales y de los trabajos prácticos que me tocó corregir. Sin duda, los alumnos le dedicaron un enorme esfuerzo e interés a ambas materias”.

Vincent coincide y pondera el valor de esta dedicación en el difícil contexto actual: “Con las mismas angustias de todos los talleres, ahora potenciadas por la distancia, la pandemia, la incertidumbre laboral y, muchas veces, la soledad, compartimos anécdotas, nos reímos juntos de la situación de aislamiento, nos dieron cada vez más ganas de conocernos, de ayudarnos, de aprender”. Si bien costó al comienzo, la nueva modalidad se hizo un hábito nuevo que requirió paciencia y compromiso: “De a poco empezamos a naturalizar gestos y dinámicas nuevos, a “mutear” nuestros micrófonos, a compartir pantallas, a tener paciencia si quedábamos congelados o se caía la conexión. Me emocionó semana tras semana, en donde cada vez sentí un mayor compromiso de parte de estudiantes que buscaban seguir adelante a pesar de todo”, agrega Vincent.

Citando al célebre educador venezolano, Franchini resume la puesta en valor del nuevo desafío de la virtualidad: “El  maestro Simón Rodríguez  nos invitaba a inventar o errar, tanto en la  educación como en  la política, particularmente frente a inéditos desafíos. El aislamiento social preventivo nos obligó a replantearnos el vínculo pedagógico, a pensar estrategias que nos permitieran  construir conocimiento en nuevas modalidades. Fue una experiencia desafiante pero que me resultó muy constructiva”.

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Nota actualizada el 11 de agosto de 2020

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