CUSAM, Territorio Educativo

Territorio Educativo: Arte, gestión cultural y ciencia popular

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Dirigentes de plantas de reciclado de José León Suárez visitaron el CUSAM en el marco de la nueva Diplomatura en Arte y Gestión Cultural. “Buscamos articular la teoría con la práctica, construir un relato común a partir de las experiencias del Área Reconquista”, explicó Lalo Paret, responsable de Articulación Territorial de Lectura Mundi.

Por Solana Camaño. Fotos: Laura Henao

El mural de un libro abierto —el logo de la UNSAM— es la puerta de entrada al espacio educativo que reúne a personas privadas de su libertad y agentes de la Unidad Penitenciaria N.°48 de José L. Suárez. Es uno de los primeros días fríos del otoño y la palabra y el mate circulan al ritmo de la escucha atenta. Son entre 15 y 20 varones y una mujer reunidos por el mismo interés: construir herramientas de conocimiento para conseguir trabajo y llevar adelante proyectos artísticos en sus barrios, una vez afuera del penal.

“¿Por qué creen que se da esta articulación entre la Universidad y el territorio?”, pregunta Gisela Bustos, docente de la nueva Diplomatura en Arte y Gestión Cultural del CUSAM. “Para reconocer la ciencia popular, al aprendizaje que se produce desde abajo hacia arriba”, dice uno de los estudiantes. “Antes pensábamos la ciencia como una cuestión de laboratorio, con guardapolvos blancos y tubos de ensayo. Algo impensable para quienes venimos de las clases populares”, dice otro.

La declaración del partido de San Martín como Territorio Educativo es una iniciativa de la UNSAM que busca reconocer, valorizar y profundizar las experiencias de trabajo, formación, organización y producción de conocimiento desarrolladas por la Universidad y por diversas organizaciones sociales y civiles del territorio. Miriam Quinteros, dirigente de la Cooperativa Nueva Recicladora, y Laura García, líder de la Planta Firmes al Pie de la Montaña, charlaron con estudiantes del CUSAM.

“Hay cuestiones en común entre los detenidos, las madres solteras y los pibes que trabajan en las plantas de reciclado: se sienten aplastados. Y uno se pregunta, ¿por qué no pueden acceder a más derechos? O laburan en la quema y terminan en el penal, que está al lado, o salen del penal y van a parar a la quema”, dijo Paret.

Quinteros y García compartieron sus trayectorias de vida y contaron algunas experiencias de proyectos colectivos en contextos de vulneración de derechos. El olor a basura no penetra las paredes coloridas del CUSAM, pero se siente en sus alrededores. Los estudiantes lo conocen. Entonces toman nota y hacen preguntas, construyen un puente con esas mujeres que generan trabajo desde el deshecho de otros, en ese mundo que se abre detrás de los pabellones.

“Todos venimos de una marginación. Lograr que el CEAMSE nos diera un galpón para reciclar y tener una fuente de empleo para distintas edades fue difícil, llevó mucho esfuerzo y trabajo bajo la lluvia. La UNSAM fue un gran apoyo para lograr nuestros objetivos”, contó Quinteros.

García tiene 38 años. Desde hace cinco dirige una planta de reciclado, pero recoge residuos desde que era una nena. Contó que, en su cooperativa, si no hay un puesto de trabajo se lo inventa: “La gente nos señala: ‘ahí va la ciruja’. En eso somos iguales que las personas detenidas. A mí me cerraron todas las puertas en la cara, pero yo no voy a hacer lo mismo”, dijo.

“¿Imaginan talleres de música o de teatro en las plantas de reciclado como medios de expresión y de solución de conflictos?”, preguntó uno de los estudiantes. “Porque a mí el arte me sirvió para reclamar por mi causa. Desde la UNSAM me alentaron a grabar un disco, lo que me permitió saltar al otro lado del muro. Yo no quería ser sociólogo, pero quería estar acá. El arte me ayudó a relacionarme con quienes no me conocían y a llamar la atención de quienes sí”, contó.

Quinteros estuvo de acuerdo con esa idea. “El arte libera el alma y el espíritu. Levantémonos de abajo de las cenizas. Tenemos que resurgir”, dijo.

Al cierre del encuentro, Marcos Perearnau, coordinador del Área de Arte y Cultura del CUSAM, concluyó: “Así como en sus plantas de reciclado, en las que si no hay lugar para alguien, se lo crea, lo mismo hay que hacer con el arte y la cultura: generarles un espacio”.

Nota actualizada el 1 de mayo de 2019

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