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Si querés alterar la reproducción bacteriana, pasá al siguiente gen

Investigadores de la UNSAM buscan modificar el código genético de dos bacterias para disminuir la proliferación del cólera y acelerar la producción de soja. En diciembre ganaron un subsidio internacional de 55 mil euros y ahora eligen su propia aventura.

Por Gaspar Grieco. Fotos: Pablo Carrera Oser

Cada título de la colección Elige tu Propia Aventura te obligaba a saltear páginas enteras, tomar decisiones y atravesar decenas de finales e historias posibles. Los científicos del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM leen las células de la misma manera.

Los genes que componen un genoma se pueden prender, apagar y desordenar obligándolo a cumplir otra función. Es decir que se puede jugar con ellos para saltear la lectura del código genético y hacer que la célula haga otra cosa, tenga otro final.

El equipo liderado por Alfonso Soler trabaja con dos tipos de bacterias; con los genes de la bacteria que provoca el cólera buscan ralentizar su crecimiento, y con la que se inyecta en la soja trabajan para lograr lo contrario: que crezca más rápido. Gracias a un subsidio de 75 mil euros otorgado por el Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología (ICGEB), les investigadores podrán acceder a equipamiento específico para continuar sus desarrollos.

Belén Bordignon es de Luján, pero vive en la Ciudad de Buenos Aires para poder cursar la Licenciatura en Biotecnología en la UNSAM. Este es su último año. Leticia Larotonda es biotecnóloga por la Universidad Nacional de Quilmes y se unió al equipo de investigación del IIB el año pasado. Ambas estudian la bacteria del cólera, una enfermedad que según la OMS causa entre 21 mil y 143 mil muertes por año y contagia a alrededor de 3 millones de personas.

Muestras de las bacterias

“Esta bacteria se reproduce cada diecisiete minutos, es de las que se dividen más rápido. Intentamos modificarle el genoma alterando el orden de los genes para ver si eso produce que se divida más lento”, dicen las investigadoras, que buscan comprobar si el experimento puede funcionar como vacuna.

Leila Bartrolí es estudiante de biología en la UBA e integra el equipo de investigación del IIB. “Por la mañana curso en Ciudad Universitaria, por la tarde vengo al Campus Miguelete y por la noche vuelvo a cursar allá”, dice. Ella es la encargada del estudio de la bacteria que se utiliza como inoculante de la soja para aumentar la producción. El microorganismo se vierte sobre la semilla y ayuda a la fijación de nutrientes.

“Esta bacteria tarda veinte horas en dividirse, tiene un proceso muy lento. Estamos tratando de hacer modificaciones en su ADN para lograr un crecimiento más rápido y ver si a futuro eso tiene un impacto positivo”, explica Bartrolí.

Soler llegó repatriado a la Argentina en 2017 tras una instancia posdoctoral de seis años en Francia. El compromiso con su país y con su familia lo hicieron volver. Desde que está acá no para de agradecer el apoyo brindado por la UNSAM y de sentirse orgulloso de su equipo de trabajo. “Sin ellas no hubiéramos ganado el subsidio. Le ponen muchísima garra y trabajan un montón”.

Financiamiento

El Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología (ICGEB), que recibe el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cuenta con 63 países miembros y está dedicado a financiar investigaciones y brindar capacitaciones vinculadas con la salud, la nutrición, la agricultura y el progreso industrial de países en desarrollo.

La Argentina participa de sus actividades a través de la Dirección de Cooperación e Integración Institucional del Ministerio de Ciencia y Tecnología y, todos los años, presenta decenas de proyectos científicos que requieren financiamiento.

“Los subsidios nacionales que teníamos se redujeron a la mitad y hubo perdida de programas y retraso de partidas presupuestarias. Por eso tuvimos que recurrir a un subsidio internacional”, dice Soler.

En 2018 se presentaron a la convocatoria un total de 43 proyectos de investigación, de los cuales seis pasaron la primera instancia de selección. Tres de esos seis proyectos fueron desarrollados por científicos del IIB de la UNSAM, de los cuales el titulado “Reprogramación genómica del crecimiento bacteriano” resultó ganador.

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Nota actualizada el 22 de febrero de 2019

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