Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental

La UNSAM se suma al programa Corredor Azul de la Fundación Humedales

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La iniciativa busca preservar la conectividad del sistema de humedales Paraná-Paraguay y promover el uso sustentable de los recursos naturales.

Por Mariana Lanfranco. Fotos: Rubén Quintana

El programa regional Corredor Azul es una iniciativa de la Fundación Humedales —red ambientalista que preside Rubén Quintana, investigador del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM—, financiada por la organización holandesa DOB Ecology a través de Wetlands International.

Bajo el lema “Conectando gente, naturaleza y economías a lo largo del sistema de humedales Paraná-Paraguay”, el programa Corredor Azul cuenta con una propuesta ambiental que incorpora diversos enfoques. “El objetivo es aportar a la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales del corredor beneficiando a las comunidades locales”, explica Quintana. El denominado “corredor azul” se extiende a lo largo de 3400 kilómetros desde su origen en el Gran Pantanal brasileño hasta el Delta del Paraná en la Argentina. Debido a su gran flujo de agua libre y continuo —libre de represas— es uno de los mayores complejos de humedales fluviales del mundo.

Los investigadores del 3iA Claudio Baigún, Patricia Kandus y Priscilla Minotti, así como varios becarios doctorales y posdoctorales de la UNSAM, participan del programa junto con Quintana realizando aportes fundamentales desde sus respectivas áreas de investigación.

El programa, coordinado desde la Argentina y con representación en Brasil a través de la Fundación Mujeres del Pantanal (MUPAN), está pensado en dos escalas: local y regional. Para la primera escala se han considerado tres macrosistemas de humedales: el Pantanal —ubicado en la región transfronteriza de Brasil, Bolivia y Paraguay—, los Esteros del Iberá y el Delta del Paraná. “Se trata de un corredor fluvial que atraviesa grandes ciudades y que establece una conexión muy importante no solo desde el punto de vista ambiental, sino también económico y social. La mayoría de las poblaciones que se encuentran a lo largo del corredor —muchas de las cuales viven en condiciones muy precarias— dependen de sus recursos”, explica Quintana.

El desarrollo que tuvo la región durante los últimos años ha impactado no solo sobre la biodiversidad sino también sobre las economías locales. Actividades como la agricultura o la ganadería industrial han crecido mucho, impulsadas por inversiones públicas y privadas. “Para que estas economías puedan desarrollarse es necesario alterar el ecosistema mediante diferentes elementos como, por ejemplo, la intensificación ganadera, el avance de las fronteras agrícola y forestal, el desarrollo de infraestructura, etc. Todas estas alteraciones ponen en peligro el equilibrio ambiental dado que aumentan los riesgos de inundaciones y disminuyen la capacidad del ecosistema para atenuar los efectos del cambio climático”, amplía Quintana.

La propuesta del Corredor Azul está pensada para ser desarrollada en diez años, con una evaluación por parte de DOB Ecology a los dos años de iniciado el proyecto. Quintana señala que “además de hacer foco en la conservación de los sistemas de humedales del corredor, el programa tiene un importante componente social ya que está orientado al trabajo con las comunidades locales y busca colaborar con aquellas políticas públicas que estén dirigidas al desarrollo sustentable del corredor”. En ese sentido, el proyecto incluye colaboraciones con distintas universidades nacionales, la Administración de Parques Nacionales y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

“La Fundación Humedales viene trabajando desde hace tiempo en la zona del Delta, y este programa nos permite continuar en esa línea pero con una planificación a largo plazo”, concluye Quintana.

Nota actualizada el 23 de agosto de 2018

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