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Gabriel Osorio: “La Tecnicatura en Animación 3D de la UNSAM es una utopía hecha realidad”

El cineasta chileno, ganador del Oscar 2016 por su corto animado “Historia de un oso”, llega a la UNSAM como tutor de los proyectos seleccionados para el programa de desarrollo en animación y efectos visuales de Incubadoras Chrysalis.

Por María Emilia Paris | Fotos: Ana Zeigner

Con Historia de un oso, Gabriel Osorio consiguió para Chile la primera estatuilla dorada de los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. Lo que más le alegra de ese reconocimiento es que el mensaje del cortometraje, inspirado en la historia de su abuelo durante la Dictadura chilena, llegó a todo el mundo. Con mucha confianza en el talento latinoamericano, ahora Osorio desembarca en UNSAM como tutor del área de dirección de Incubadoras Chrysalis.

“Es un programa muy entretenido porque hay mucha gente interesada en hacer animación, la mayoría con talento y potencialidad narrativa,  y también hay historias que no han sido contadas y que son diferentes”, dice el realizador chileno sobre el proyecto. “Me hubiera encantado contar con esta oportunidad cuando estaba en la universidad. Pienso en los años que demoré aprendiendo como autodidacta y veo que, con las incubadoras de Chrysalis, se aprende en meses”, asegura.

Sus inicios

Desde chico, a Gabriel Osorio le gustaba dibujar, pero, sobre todo, disfrutaba de contar historias. Aún conserva los cuadernos de cuando tenía siete años en los que escribía escenas graciosas inspiradas en sus programas de televisión favoritos. Ya en el secundario, su mamá le regaló su primera computadora, con la que comenzó a incursionar en la animación digital. “Los primeros experimentos que hice fueron con stop motion. Tenía unos muñecos de madera y comencé a ponerlos en diferentes poses y a tomarles fotos. Esos fueron mis primeros acercamientos a la animación”.

Aunque sabía que quería ser animador porque le gustaba dibujar y tenía facilidad con la computadora, en Chile aún no existía esa carrera, por lo que Gabriel decidió estudiar Artes Plásticas. Luego de complementar sus estudios con cursos cortos de animación en escuelas independientes, comenzó su desarrollo profesional como pasante en la película de Papelucho —un personaje muy famoso en Chile— y dejó atrás la preocupación que le generaba no saber si iba a poder vivir del arte.

“Hoy en Chile ya hay carreras universitarias de animación; de hecho, soy profesor en una de ellas, pero que exista una tecnicatura como la de la UNSAM es una utopía. Soñamos con que haya una carrera pública y gratuita. Me parece excelente que exista esta oportunidad para la gente que quiera contar historias y sacar adelante la identidad del país”.

Cabe destacar que la Tecnicatura Universitaria en Animación 3D y Efectos Visuales del Instituto de Artes Mauricio Kagel de la UNSAM posee un programa acorde a la demanda laboral de nuestro país y del exterior. Para confeccionarlo, se tomaron en cuenta los casos de éxito de escuelas y universidades de todo el mundo y la asesoría de profesionales y de los estudios de animación y posproducción más importantes de la Argentina.

Su historia, la historia de un oso

La idea de Historia de un oso lo acompaña desde que era niño. El cortometraje está inspirado en la historia de su abuelo, quien estuvo dos años preso durante el golpe de Pinochet, luego debió exiliarse y pudo regresar a Chile muchos años después, con el retorno de la democracia. “Yo lo conocí a mis 9 años, con el retorno de la Democracia. Antes, solo lo veía en fotos, no entendía porqué mi abuelo no estaba. Por eso, siempre tuve dando vueltas esta idea de contar la historia de una familia separada a la fuerza, quería decir que eso era algo que no debía suceder”.

Si bien el personaje principal mutó varias veces —primero fue un conejo, luego un león al que encerraban en el zoológico y, por último, el oso, que es llevado por el circo— lo central siempre fue contar la historia de una familia de animales separada contra su voluntad.

Con eso en mente, en 2010 se postularon al fondo del Ministerio de Cultura y se les asignó un presupuesto. El dinero alcanzaría para ochos meses de producción, por lo que se propusieron terminar el corto en ese tiempo. Pero, finalmente, el proyecto concluyó 4 años después habiéndose financiado con la realización de publicidades y contenido para canales de televisión.

“Dos años después de iniciado el proyecto, yo pensaba que no terminaríamos nunca, pero insistimos sobre todo porque sentíamos que la historia proponía un mensaje importante y, si nos teníamos que demorar diez años, lo haríamos igual. El objetivo para todos los socios de la productora es aportar algo real. Con Historia de un oso logramos compartir un mensaje que es parte de la historia de Chile y de toda Latinoamérica”.

De la “empresa garage” al Oscar

La productora PunkRobot surgió hace diez años cuando Gabriel y tres amigos —Antonia, Mari y Pato— decidieron que querían vivir de lo que disfrutaban hacer y, al mismo tiempo, realizar un aporte a la sociedad. Su primer proyecto fue una serie preescolar de animación de 13 capítulos que tenía un estilo similar al de Plaza Sésamo. Lo postularon a uno de los fondos de fomento que había en Chile en ese entonces y, para su sorpresa, lo ganaron. Tenían entre 23 y 24 años.

“Nos juntamos en el departamento de la Antonia con cuatro computadoras y empezamos a trabajar. El típico concepto de los gringos de “empresa garage”; eso éramos. Trabajábamos en un mismo espacio las 24 horas. Tuvimos la suerte de ganar el concurso el mismo año que nos postulamos.

Con el financiamiento recibido y luego de trabajar un tiempo en el departamento, comenzaron a buscar una oficina. Fue en ese momento cuando a Gabriel se le ocurrió conversar con el director de la carrera de Animación de la Universidad de Las Américas, en la que ejercía como docente. Le contó que tenían un proyecto que ya estaba financiado y que buscaban un lugar donde desarrollarlo y producirlo. La propuesta fue bien recibida y el acuerdo se mantiene hasta el día de hoy.

“A nosotros como productora nos sirve mucho estar en contacto con gente  interesada en hacer animación. Al mismo tiempo, los alumnos se sienten inspirados por los trabajos que hacemos en la sala de al lado. Ellos saben que estamos haciendo proyectos de animación. Nosotros, como parte de la productora, vamos generando contenido y después se lo enseñamos. No solo aprenden la técnica de animación, sino además la forma de administrar el proyecto y los flujos de trabajo. Una vez que los alumnos aprenden eso, pueden llegar a trabajar de una manera más fluida. Entre la productora y la universidad se genera una simbiosis, una comunidad académica en la que los alumnos se sienten parte de lo que se está produciendo”.

Cuando ganaron el Oscar con Historia de un oso, Gabriel, Pato, Mari y Antonia subieron al escenario a recibir el premio. En Chile, todo el país los acompañaba y lo sentía propio. “Nosotros siempre lo hemos dicho, el premio no es solo nuestro. Es de todas las personas que trabajaron en el corto, que construyeron la película. Esas personas son los alumnos que estudiaron en la Universidad y que ahora trabajan con nosotros”. Se trata del primer Oscar que recibió la industria del cine chilena.

De cara al futuro

El libro de Historia de un oso, una bella edición de páginas coloreadas con acuarela, se convirtió en un best seller en Chile, y llegó a países tan disímiles como España, China y Corea. Además, Osorio y su equipo están trabajando en un largometraje que continúa explorando el desarraigo, pero contado desde una perspectiva diferente. En Historia de un oso vemos la tragedia de un padre que es separado de su esposa e hijo, mientras que para la película buscan contar la visión del niño.

Si bien tienen la posibilidad de trabajar afuera, PunkRobot apuesta a seguir produciendo en su país. Quizás por eso, a pesar de su agenda llena de compromisos, Gabriel Osorio se organizó para estimular y ayudar a los participantes de las incubadoras de la UNSAM.

“Tenemos hartas ganas de lograr levantar una industria de animación y efectos visuales chilena y latinoamericana. Creemos que es importante. Si nos fuéramos a vivir afuera, perderíamos nuestro objetivo de contar nuestras historias con nuestra identidad. No me quedan dudas de que hay talento en América Latina, solo nos hace falta organizarnos y ponernos de acuerdo entre los diferentes países”.

Incubadoras Chrysalis

L​as Incubadoras Chrysalis UNSAM ​fueron creadas​ para impulsar la industria de la animación y los efectos visuales en la Argentina. Los ocho equipos seleccionados —2 largometrajes, 2 series, 2 cortometrajes y 2 videojuegos—​ trabaj​a​rán durante seis meses ​en el desarrollo de sus proyectos junto ​con algunos de los profesionales más destacados de la industria en Latinoamérica.

El grupo de tutores está conformado por Gabriel Osorio y Fernando Salem en dirección, Muriel Cabeza en producción ejecutiva; ​Gabriel Medina​ en guión; y Mauro Do Porto en dirección de arte conceptual. En la categoría videojuegos: Martina Santoro en producción ejecutiva; Daniel Benmergui en game design y Darío Georges en arte y diseño de personajes. Durante el proceso de incubación, los equipos también tendrán a su disposición el espacio de trabajo y el equipamiento que necesiten.

​Los proyectos seleccionados son: La balada de Rulo y Rita y El cuco y yo en la categoría Largometrajes; Latimos y Uh manos en la categoría Cortometrajes; Mezzanine y El perro Valenzuela en Series y los Videojuegos “Edificio 404” y “BeeSmart”.

Nota actualizada el 16 de mayo de 2017

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