Honoris Causa, Rectorado

Gert Melville: “Cada vez que vuelvo a la UNSAM tengo una sensación de confianza y alegría”

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El reconocido historiador medievalista recibió el título de doctor Honoris Causa. Durante la ceremonia realizada en el Teatro Tornavía, el investigador brindó la conferencia “La ciudad en la Edad Media. Mito, pragmática y utopía”. Estuvieron presentes el rector Carlos Ruta y el secretario de investigación de la Escuela de Humanidades Claudio Ingerflom, quien dio la tradicional laudatio.

Por Gaspar Grieco | Fotos: Pablo Carrera Oser

“Con Gert Melville nos une una gran amistad desde hace años. Aprendí mucho de él como intelectual, pero también como amigo en la aventura del saber”, expresó el rector Carlos Ruta al inicio de la ceremonia. “Los Honoris Causa los hacemos para todos nuestros estudiantes. Es nuestra manera de honrar a los maestros de vida como Melville, porque creemos que un maestro de vida es mejor que mil maestros de lecciones”.

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A su vez, el secretario de investigación de la Escuela de Humanidades y director del Centro de Estudios de los Mundos Eslavos y Chinos (CEMECH), Claudio Ingerflom, brindó la tradicional laudatio, en la que destacó la extensa trayectoria del historiador: “La obra de Gert Melville se destaca por la intencionalidad orientada a la comprensión empática de un otro. No hay en sus escritos traza alguna de esa mirada de superioridad tan habitual en muchos autores, fundada en la convicción de vivir en un mundo más racional que el de nuestros antepasados y con un saber etiquetado como científico”.

En cuanto a sus méritos como historiador, Ingerflom señaló: “En sus textos, Melville articula las múltiples facetas de la vita religiosa, los desplazamientos espirituales y culturales, el entrecruzamiento de las experiencias, pero también nos abre senderos para lo que quizás sea la tarea más difícil del historiador: comprender y explicar los cambios históricos”.

Luego, Ruta le otorgó a Melville el título de doctor Honoris Causa y le colocó el distintivo de la UNSAM. En ese momento, el Teatro Tornavía estalló en un caluroso aplauso.

Para ver la laudatio completa, clic aquí.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Un recorrido por las ciudades del pasado sin salir de Buenos Aires

Gertz Melville subió al escenario y, tras saludar a todos sus “amigos de la UNSAM”, expresó: “Haber recibido este título es un gran honor y demuestra que 50 años de estudio y dedicación no fueron en vano. Cada vez que vuelvo a la UNSAM tengo una sensación de confianza y alegría que atesoro en mi corazón”.

Luego, brindó la conferencia “La ciudad en la Edad Media. Mito, pragmática y utopía”, en la que realizó un sentido homenaje a la Ciudad de Buenos Aires: “Cada vez que vengo a Buenos Aires quedo deslumbrado por esta gran ciudad y su conurbano. Empiezo a entenderla cuando busco las raíces de las ciudades en la historia europea y me encuentro con la Edad Media. De pronto, en el mito y en la utopía de estas ciudades, se me representa la ciudad de Buenos Aires, pues ya entonces la idea de la ciudad había llegado a tener todas las características que siguen vigentes hasta hoy”.

El historiador medievalista contó que, si bien las primeras ciudades del mundo tuvieron un “origen espinoso” —dado que eran una mera aglomeración de “pueblos, iglesias y ruinas”—, a partir del siglo XII hubo un florecimiento en el norte de Italia que dio origen a grandes metrópolis, como París y Londres, con poblaciones de hasta cincuenta mil habitantes.

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“Estas ciudades tenían algo revolucionario, algo extraño; para quienes no pertenecían a ellas producían al mismo tiempo atracción y rechazo. Al noble le resultaba abominable la pusilanimidad de los tenderos y, a su vez, lo deslumbraba la riqueza de la ciudad. Para el monje, la ciudad era el polo opuesto de su modo de vida y se le presentaba como una metáfora de la blasfemia, del enredo y la perturbación terrenal de la naturaleza creada. Sin embargo, fueron los monasterios de los monjes los que hicieron posible en muchos casos que surgieran las ciudades”, explicó Melville.

Asimismo, el historiador realizó un recorrido por las emblemáticas ciudades del Medioevo, paseó por las calles de Babilonia y Jerusalén, y visitó los monasterios y centros comerciales: “A partir de los siglos XII y XIII la ciudad europea alcanzó paulatinamente una autonomía. La ciudad creó su propio tiempo, el tiempo del comerciante, personificado en la campana y en el reloj en la torre de la comuna. La ciudad creó su propio espacio, en la forma y en el ámbito de derecho de su cinturón de muros. La ciudad creó sus propios patrones de medida, sus propias normas sociales, en la forma de estatutos abstractos, reguladores del futuro y sus propios símbolos”.

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Finalmente, Melville realizó un paralelo entre las principales ciudades del Medioevo y Buenos Aires: “Buenos Aires vivió y experimentó las bonanzas y desgracias propias de la historia de toda gran ciudad y, sin embargo, nunca perdió la convicción y la creencia en la fuerza pedagógica de su belleza. Basta con pararse en la esquina de de la Avenida Presidente Roque Saenz Peña y Bartolomé Mitre para dejarse atrapar por el mito del Renacimiento a través de los relieves de los 13 palazzi; basta con mirar la aguja utópica del Puente de la Mujer en Puerto Madero y basta con tocar el Obelisco que desde el suelo de esta ciudad se extiende al cielo y une uno con otro. En esos momentos somos trasladados al mundo de aquello que eleva al alma a la grandeza de las leyes intemporales que la Edad Media ya conocía”, concluyó.

La ceremonia finalizó con un brindis en el que la investigadora de la UNSAM Laura Carugati obsequió al homenajeado un aguayo de tela del norte argentino.

Para ver la conferencia completa, clic aquí.

 

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Nota actualizada el 18 de abril de 2017

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