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“La educación pública tiene un compromiso con la sociedad porque genera transformación”

El decano de la Escuela de Humanidades de la UNSAM habla sobre la importancia de las ciencias humanas para el desarrollo socioeconómico y anuncia el lanzamiento de una nueva carrera de grado: la Licenciatura en Comunicación Audiovisual. También destaca la creación de becas para el último año de carrera.

Por Nadia Luna, Agencia TSS | Foto: Pablo Carrera Oser

La Escuela de Humanidades (EH) de la UNSAM tiene más de 3000 alumnos y una oferta académica que incluye 6 carreras de grado, 15 de posgrado y 12 ciclos de complementación curricular. Además, tiene una particularidad: los dos rectores que ha tenido la universidad fueron miembros de la Escuela, uno como parte del cuerpo docente (Daniel Malcolm, rector entre 1997 y 2006) y otro como exdecano (Carlos Ruta, rector desde 2006).

“La UNSAM tiene una visión universal del conocimiento, pero no se olvida del lugar donde está radicada”, dice Carlos Greco, decano de esta Escuela desde agosto de 2014, para quien, si bien el fuerte de la Universidad es la investigación, cuando se habla de una institución del conurbano bonaerense, el área de transferencia a la comunidad ocupa un lugar prioritario.

¿Qué desafíos se planteó cuando asumió como decano de la EH?

Nuestra propuesta inicial tuvo distintos momentos de despliegue: un proceso de consolidación de lo que ya se había realizado y otro de desarrollo y maduración de nuevas instancias. En formación, investigación y extensión o transferencia, la Escuela siempre tuvo un compromiso con la excelencia. En términos de formación, nos propusimos consolidar las ciencias humanas, y había un capítulo pendiente, la carrera de Historia, que había sido creada, pero no estaba disponible por un problema de financiamiento. Así que lo conseguimos y pudimos lanzarla.

¿Cuáles son los objetivos centrales de la formación en la Escuela?

Nosotros concebimos la formación de manera integrada a la investigación. La UNSAM es una universidad orientada a la investigación, al desarrollo tecnológico y a la justicia social, y en la Escuela tratamos de que, en el cumplimiento de nuestras funciones, se materialicen esos objetivos. Creemos que las ciencias humanas tienen una voz superlativa, en el sentido de que son disciplinas que están comprometidas con la reflexión de todo el entorno universitario. Este año estamos diseñando la Licenciatura en Comunicación Audiovisual, que hoy existe como ciclo de complementación curricular, pero que ahora queremos ofrecer como carrera de grado completa. La idea es lanzar la preinscripción en el segundo cuatrimestre. Queremos que esté orientada a la investigación, para no replicar ofertas ya disponibles.

¿Cómo se vincula el trabajo de la Escuela con el de las otras unidades académicas de la universidad?

De distintas maneras. Participamos en varios proyectos de la convocatoria Diálogo entre las Ciencias, que son proyectos interdisciplinarios. Además, ahora estamos trabajando en dos cuestiones muy importantes. Una es que estamos haciendo la formulación para conseguir transformarnos en una unidad del CONICET. Para nosotros es importante porque significa fijar un estándar que avala lo que proclamamos sobre la investigación como área fundamental de la Escuela. La segunda cuestión tiene que ver con poner a disposición fondos concursables. Más allá de los fondos de la Secretaría de Investigación de la UNSAM, la Escuela decidió ofrecer subsidios para nuestros investigadores a partir de recursos que hemos generado. Los concursos tienen que ver con líneas de investigación que definimos como prioritarias y que incluyen temas como vulnerabilidad, movimientos sociales de resistencia, filosofía de las ciencias y alfabetización y enseñanza. Lo que buscamos es que los proyectos sean interdisciplinarios: tienen que tratar de conciliar distintas visiones.

¿Qué canales de relación establecen con la comunidad?

Realizamos un trabajo importante con escuelas de la localidad de José León Suárez. Uno es el que llevamos adelante con la Escuela de Política y Gobierno (EPyG) y el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) para montar un laboratorio ambiental en una escuela secundaria del barrio La Cárcova. Allí, capacitamos a los chicos para que realicen mediciones de contaminación del río Reconquista. También realizamos cursos de capacitación para educadores sobre infancia y vulnerabilidad, a pedido del municipio, y tenemos un programa de asistencia psicopedagógica para chicos con dificultades en el aprendizaje, que es un consultorio abierto a la comunidad. En octubre, vamos a desarrollar la Feria de Ciencias Humanas y Sociales, que tiene por objetivo acercar a los alumnos de la escuela media a la universidad. La idea es que realicen proyectos de investigación, asesorados por nuestros profesores durante todo el proceso, y que posteriormente presenten los resultados en una feria. Esos proyectos van a ser evaluados, y los que ganen van a recibir un premio, que va a consistir en material didáctico para las escuelas y becas de formación para los docentes.

El área de extensión también tiene el programa Mentorías Entre Pares. ¿En qué consiste?

Tiene el objetivo de vencer la barrera del acceso, pero, más que una barrera de conocimiento previo, es una barrera de tipo social, que tiene que ver con el proceso de socialización universitaria. Creemos que esa barrera se vence a partir de dialogar con un par, y, por eso, los mentores son alumnos que previamente tienen que cursar un seminario que les brinda las capacidades necesarias para trabajar con los ingresantes. Están identificados con un distintivo, y sus lugares de trabajo son los espacios públicos de la Escuela de Humanidades. Estos mentores trabajan con sus compañeros ingresantes para ayudarlos con esos problemas que pueden parecer simples, pero que terminan dificultando el estudio, como saber en qué materias anotarse, cómo se pide un libro en la Biblioteca o cómo formar grupos de estudio. Otras unidades de la universidad están interesadas en aplicarlo. El programa de Mentorías partió de una iniciativa de alumnas avanzadas de la carrera de Psicopedagogía, que querían ayudar a sus futuros compañeros. Cuando nos enteramos, las convocamos al Consejo de la Escuela para que contaran la experiencia y decidimos sistematizarla.

¿Qué le pueden aportar las ciencias humanas al desarrollo económico y productivo del país?

Desde las ciencias humanas tenemos que dar un aporte sustantivo a la hora de decir cómo se compromete el conocimiento con la vida de la sociedad: por ejemplo, a través de la filosofía, en un sentido reflexivo; de la historia, en términos de que la memoria y la recuperación de los hechos históricos nos tienen que permitir proyectar el futuro; y de la educación, en términos de brindar un proceso de educación con sentido cívico, cultural y político que permita formar ciudadanos responsables. La educación pública tiene un compromiso con la sociedad porque genera transformación. Un egresado va a tener mayor posibilidad de insertarse profesionalmente, pero también estará comprometido a tener una mejor acción en relación con la sociedad.

Suele decirse que la ciencia tiene que estar al servicio de la sociedad y más si se habla de una institución o universidad pública. Pero ¿cómo se hace para saber qué necesita la sociedad?

A través de un diálogo permanente. Igual, tengo mis reservas sobre eso que se dice. Algunos autores incluyen a la universidad dentro de un triángulo en cuyos vértices están la sociedad, el Gobierno y la academia. En ese esquema, la universidad tiene el compromiso de generar cohesión entre los tres intereses, que pueden o no ser coincidentes. Entonces, si la universidad atiende solo a una dimensión, la de la sociedad, deja de lado las otras. El gran desafío que tiene es responder de manera integrada a esos intereses. Tiene una voz propia que debe hacer valer. Por ejemplo, la sociedad le va a demandar a la universidad tener una salud mejor, pero es la universidad la que tiene que hacer estudios epidemiológicos o definir líneas de investigación básica y aplicada para desarrollar una vacuna. En ese espacio, la universidad tiene una capacidad que debe hacer valer para tratar de solucionar ese problema; tiene que anticiparse, estar un paso adelante, no tiene que esperar a que la sociedad le diga lo que tiene que hacer.

¿Qué objetivos se plantea la Escuela a mediano plazo?

Con el lanzamiento de la Licenciatura en Comunicación Audiovisual creemos que, en materia de formación, estaremos satisfechos. Ahora vamos a lanzar las becas de terminalidad, exclusivamente dirigidas a alumnos del último año, porque vemos un problema en los alumnos que no se reciben. Estas becas completan las diferentes instancias que tenemos para estimular el rendimiento de los estudiantes, que comienzan con el programa Mentorías, continúan con el sistema de adscripciones (para que participen como ayudantes de cátedra) y siguen con las becas de formación e investigación para alumnos avanzados. Las becas de terminalidad son el último escalón. También queremos profundizar el proceso de internacionalización, para que puedan tener alguna experiencia de intercambio. Creemos que esto propicia una visión más universal de la disciplina. También queremos profundizar la relación con el entorno, especialmente con los alumnos de la escuela media. Hace poco nos visitó el director federal de Escuelas de la provincia de Buenos Aires y le propusimos una instancia de formación compartida entre los institutos de formación y nuestra Escuela, en la que podamos aportarle un año de formación universitaria a los futuros maestros, y les interesó la propuesta. Así que estamos tratando de hacerles llegar un proyecto para que los futuros maestros tengan un paso por la universidad que les sume conocimientos sobre nuevas tecnologías.

Usted ha participado de buena parte del proceso de crecimiento de la universidad. ¿Cómo evalúa su desarrollo a lo largo de los años?

La Universidad ha tenido que afrontar, desde sus comienzos, desafíos muy grandes en entornos demandantes, necesitados de otras cuestiones no solo vinculadas con la formación de profesionales, sino con necesidades de tipo alimentarias y habitacionales. Entonces, poder conciliar esas demandas con un proyecto institucional de primer nivel, orientado a la innovación, al desarrollo tecnológico y a la excelencia académica, implica un paradigma importante para llevar adelante. Creo que, durante estos años, la Universidad ha sabido consolidar ese desafío porque ha crecido en términos materiales, en su espacio físico, pero también con el despliegue de nuevas ofertas y líneas de investigación que le dan sentido a una institución con una visión universal del conocimiento, pero que no se olvida del lugar donde está radicada.

Nota actualizada el 8 de junio de 2016

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