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“El lugar del arte en la universidad es lo desconocido, la aventura y el riesgo”

Según Carlos Almeida, decano del Instituto de Artes Mauricio Kagel, “en la génesis de toda obra hay una pregunta”. En esta entrevista habla sobre el rol de la formación artística en la generación de conocimiento y destaca las posibilidades que ofrece la interacción con la ciencia.

Vanina Lombardi, Agencia TSS | Fotos: Pedro Roth

De voz pausada y serena, el titiritero Carlos Almeida se fascina por la observación del mundo y las preguntas sobre la vida, que intenta responder a través del arte. Hace 17 años llegó a la UNSAM para hacerse cargo de la compañía de titiriteros y desde entonces continúa trasmitiendo su experiencia artística. Además, desde 2014 Almeida se desempeña como decano del Instituto de Artes Mauricio Kagel (IAMK), donde, según él, hay dos mundos en constante diálogo: “El de la enseñanza de las artes y el de la producción artística”.

Creado formalmente en 2012, el IAMK hoy dicta cuatro licenciaturas (Fotografía, Música Argentina, Cine Documental y Artes Escénicas —con tres focalizaciones: Teatro de Títeres y Objetos, Artes Circenses y Danza—), dos diplomaturas (Creación con Máscaras y Artes Visuales) y dos cursos de posgrado (Música Expandida y Comunicación Audiovisual). “Si miramos otras universidades del país y el mundo, lo que pasa en la UNSAM con las artes es una situación bastante atípica. En el contexto de una universidad cuya fortaleza son las ciencias, las artes empiezan a aparecer como una nueva forma de generar conocimiento, de ver la vida y la realidad. Eso nos permite cruzarnos y vincularnos con otras áreas más tradicionales del mundo universitario”, señala Almeida.

¿Qué aporta la enseñanza artística en un ámbito universitario?

La mirada artística genera una nueva concepción epistemológica y una nueva forma de construir conocimiento. ¿Qué buscamos al ponerla en igualdad de condiciones con las ciencias duras y las sociales? La construcción de un conocimiento intuitivo, transgresor, de una mirada insatisfecha que busca otro tipo de respuestas. En general, la formación de artistas y la enseñanza de las artes en las universidades están ligadas a la idea del entretenimiento, se las piensa desde las áreas de extensión como una forma relajada y fluida de acercarse a la comunidad, pero no como algo central en la construcción de la vida universitaria. Sin embargo, las artes revelan, anticipan, cuestionan y se expanden sobre el resto de las miradas con las cuales convivimos en la universidad. La UNSAM apuesta a las artes porque busca miradas que construyan un acorde, una visión un poco más sinfónica de la realidad.

¿Por qué “las artes” y no “el arte”?

Porque pensamos en la formación de artistas que dialoguen entre sí. Las artes no caminan cada una por su andarivel, sino que estamos, permanentemente, cruzando el cuerpo con la imagen, con la música, con las artes visuales, con la fotografía… A veces veo estudiantes o profesores por los pasillos y descubro que en la mirada tienen preguntas. Al convivir con artistas de otras disciplinas, esas preguntas se comparten y los resultados que van produciendo al final de cada cursada son interdisciplinarios. Por eso, un artista que se forma en esta universidad seguramente será diferente a quienes se formen en otros lugares. Acá están conviviendo con otras artes, tiene 19 materias en común y ese diálogo de pasillo construye luego el diálogo de la escena.

¿Cuál es el rasgo distintivo del Instituto Kagel?

Tratamos de vincular la formación artística con la producción y por eso tenemos compañías profesionales de danza, de teatro de títeres y objetos, y de teatro acrobático, y cada una de las nueve áreas del instituto está dirigida por un prestigioso artista en actividad. Nuestra intención al momento de lanzar nuestras carreras es que los estudiantes avancen en la producción artística. No tenemos la mirada puesta en la crítica o el análisis, sino en la investigación en tanto producción. La obra de arte es una pregunta que responde la misma obra de arte.

¿Las producciones siempre se hacen con alumnos y profesores o convocan artistas externos?

Es algo mixto. Tratamos de trabajar con estudiantes, egresados, profesores y algunos artistas destacados que invitamos para fortalecer lo que hacemos. El nivel que logramos es altísimo: las tres compañías están reconocidas por la crítica y los medios, hacen giras internacionales y ganan premios.

¿Cómo se mide el éxito?

Es difícil. Por ejemplo, hay un espectáculo que me fascina, Trasiegos, del que hicimos muy pocas funciones. Entonces, es un éxito relativo. Pero sí lo fue en cuanto a que un grupo contó algo. Lo mismo con La vida es sueño, que es una maravilla… Diría que el éxito no es un palabra muy apreciada por nosotros porque estamos en una universidad. Si trabajáramos en un teatro de la calle Corrientes, lo necesitaríamos para sobrevivir. Acá podemos fracasar porque es parte de la investigación. Parte del juego es arriesgar: estar en la cornisa, con el vértigo en el alma, dispuestos a saltar y a que ojalá se nos abran alas y podamos volar. El lugar del arte en la universidad es lo desconocido, la aventura y el riesgo.

¿Cómo es el vínculo entre las artes y las ciencias? 

Trabajamos con diferentes disciplinas, como antropología y sociología, y estamos pensando un cruce con nanotecnología en un espectáculo sobre lo macro y lo micro a partir de la lectura de Galileo sobre cómo la Tierra gira sobre su eje a 1800 kilómetros por hora y estamos en un movimiento exasperante, y sobre cómo, cuando miramos una partícula mínima a través de un microscopio poderoso, también vemos un mundo construido. Pero, al mismo tiempo, no solemos tener una plena noción de esas cosas. Un espectáculo siempre empieza con una pregunta y con una imagen. Esa es nuestra arma: armar redes de imágenes que capturan imágenes. Este espectáculo recién estamos comenzando a idearlo y todavía es muy pronto para decirlo, pero en general tenemos una estética un poco extraña. Trabajamos con cuerpos y objetos, muchas veces mezclamos danza y acrobacia con diversos materiales.

¿Están trabajando con científicos para desarrollar esta idea?

Todavía no, pero nos estamos aproximando. Por ejemplo, ya hablé con los decanos del Instituto de Nanosistemas (INS) y del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB-INTECH) para hacer algunos estudios con microscopios.

¿Cómo resultaron otras experiencias de este tipo?

Hicimos Leonardo, una reflexión sobre la vida de Leonardo Da Vinci, y ADN. Fueron dos espectáculos de circo en los que se trabajó esta temática. Los artistas ensayan frente al IIB-INTECH y eso permite cruces. Los decanos nos invitan a ver sus proyectos y, a su vez, ellos se acercan a nuestros talleres. Algunos están haciendo trapecio volante, otros escriben cuentos… El mismo rector inspiró la obra Trasiegos con su libro de poesía. Estos cruces dentro de la universidad son cada vez más frecuentes y ahora las artes dialogan en igualdad de condiciones, ya dejaron de mirarnos como a bichos raros. Hace 10 años éramos unos muchachos simpáticos, pero ahora somos un instituto que tiene 360 estudiantes y son todos artistas porque para estudiar acá hay que tener un desarrollo personal previo. Hay un talento enorme dando vueltas en este lugar y tal vez sea el secreto de nuestro desarrollo.

¿Qué proyección de crecimiento tienen?

Queremos consolidarnos, ser un instituto de artes de primera línea y dialogar con los mejores del mundo, algo que ya estamos haciendo. Hay profesores internacionales que nos visitan, como artistas del Cirque du Soleil que dictan clases acá y que dialogan con un grupo compuesto en un 80 % por estudiantes de primera generación de universitarios, pibes del barrio. Ellos están dialogando con las mejores figuras del mundo artístico y eso genera una transformación social, es inclusivo, es un ir y venir con la comunidad. El arte genera transformación. Es más fácil que el cambio de nuestra concepción de la vida venga desde el arte antes que de la economía. Por eso, tenemos que apostar a estas cosas, que son riesgos y apuestas fuertes. Pero tenemos un rector poeta, así que son posibles.

Nota actualizada el 29 de agosto de 2016

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