Los tratamientos convencionales contra el cáncer, como la quimio y la radioterapia, afectan el crecimiento de los tumores que generan la enfermedad, pero su nivel de toxicidad es tan alto, que en muchas ocasiones generan efectos adversos al organismo del paciente. Hoy, el desarrollo de la nanotecnología -en auge a nivel mundial- ha permitido mejorar estos resultados.

Galo Soler Illia, decano del Instituto de Nanosistemas de la UNSAM (INS) cuenta que “en salud, el tratamiento que se está haciendo es revolucionario. Es complejo, pero igualmente a lo que apunta la nanotecnología es a hacer medicina personalizada, en el sentido de que, cada vez, se conocen más y más las bases moleculares de muchísimas enfermedades. De allí que en estos momentos se estén construyendo nanonaves o nanosistemas con las cuales se puede mejorar mucho, no la droga que le suministra al paciente, sino la forma en la que ésta llega al lugar específico de la enfermedad”.

La nanotecnología se refiere a la manipulación de materiales en escalas de tamaño ínfimos (mil veces inferior al diámetro de un cabello), a los que se denomina nanomateriales. Su potencialidad puede ser utilizada en medicina para la lucha contra el cáncer.

“Yo puedo tomar nanocápsulas en las cuales meto el remedio adecuado y le pongo sensores (anticuerpos, biomoléculas). Puedo hacer que ‘aterrice’ directamente en la célula enferma. Pero además, esa nanonave está cargada con ‘explosivos’. Sobre esa nanopartícula puedo poner un control remoto o activarla desde afuera con un rayo láser o con una descarga (magnética o eléctrica). Por ejemplo, puedo tener una partícula de oro que, cuando es irradiada con un rayo láser o un infrarrojo, vibra, se calienta localmente y puede expulsar moléculas”, explica el Illia.

La potencialidad de la nanotecnología aplicada a estos tratamientos es probada constantemente en estudios de laboratorio con resultados alentadores.

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