Relaciones Internacionales

De la UNSAM a Málaga: memorias de una viajera PIME

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El Programa Internacional de Movilidad Estudiantil de la UNSAM lanza todos los años una convocatoria para que alumnos viajen al exterior a cursar un cuatrimestre en alguna universidad. Paula Símaro, estudiante de la Licenciatura en Terapia Ocupacional, cuenta cómo fue su experiencia de estudio en la Universidad de Málaga (España).

Por Paula Símaro

Durante el primer cuatrimestre de 2015, tuve la posibilidad de realizar un intercambio estudiantil y cultural en la ciudad de Málaga, Andalucía-España. El intercambio fue gestionado a través del Programa Internacional de Movilidad Estudiantil (PIME) de la UNSAM.

Todo comenzó como una idea, un sueño o simplemente un posible proyecto entre otros. Entre muchas dudas y miedos, pero con la certeza de querer transitar por esta experiencia, llegó el momento en que este proyecto se transformaría en algo real. Atreverme a dejar lo que hasta entonces era cotidiano y conocido, los amigos, la familia, las rutinas y costumbres… trasladarme a un nuevo país y a una nueva cultura, con todo lo que ello implica.

Hace días intento pensar en la mejor manera de volcar en algunas páginas todo lo vivido y experimentado en estos meses… Cómo expresar en palabras tantos sentimientos y vivencias. Cómo trasmitir el valor y el sentir de cada encuentro, de cada momento… Un viaje lleno de personas, historias, culturas, tradiciones… Una vez más, momentos y encuentros que significaron grandes oportunidades para crecer, desafiarme, aprender, conocer, descubrir, valorar. Pero no sólo por haberme ido del país, sino por haber vivido una experiencia de las que, como muchas, hacen a nuestro desarrollo personal, profesional, cultural y humano. Los momentos, los encuentros con personas, con historias, con situaciones, con culturas: el poder mirar más allá de una frontera. Es decir, un viaje que excedió las fronteras geográficas.

Debo decir que también Málaga se transformó en algo cotidiano. Mi rutina allí, la gente con la que compartí, los amigos con los que formamos una “familia” y nos acompañamos, teniendo la propia a tantos kilómetros, la ciudad, la cultura. Todo hizo que me sintiera “como en casa”.

Volé dispuesta a disfrutar y vivir cada momento, dispuesta a aprender de cada desafío, a abrirme a nuevas personas, a un nuevo mundo. Y así fue. Lo disfruté de principio a fin, y disfruto hoy y cada día en pensar en los futuros reencuentros, en probar nuevas experiencias y nuevos desafíos como estos. Aquí, en nuestro país o quizás afuera. Una vez más, afuera de lo cotidiano, donde pareciera que uno se reencuentra, se reconoce y también se diferencia, identificándose con lo que le es propio y lo que no.

Y hablando nuevamente de oportunidades (personalmente es una palabra que me significa mucho), y de lo que me permitió esta experiencia, no quiero dejar de mencionar la de alcanzar las herramientas para un futuro desempeño profesional. Y la menciono aquí, no por menos importante sino porque tengo la convicción de que no sólo debemos obtener herramientas teóricas y prácticas para nuestro futuro desempeño como profesionales y nuestro actual como estudiantes: nuestro desarrollo personal también hace a nuestra formación profesional. Y a esto han aportado tanto lo cotidiano y lo pequeño del día a día durante esta experiencia, como también el haber transitado por diversos ámbitos de trabajo y encuentros con estudiantes y profesionales de otras partes del mundo.

Ir a una nueva universidad, relacionarme con nuevos compañeros, transitar y desenvolverme en nuevas modalidades de enseñanza y evaluación del aprendizaje, conocer otros puntos de vista y metodologías de trabajo de los terapeutas ocupacionales de otras partes del mundo; todo ello me permitió valorar la formación recibida en mi universidad y en mi país, como también formar una mirada crítica en relación a cómo es la realidad de la profesión en la Argentina, cómo es en relación a otras realidades, cuáles son aquellas cosas que podrían contribuir a su crecimiento y cómo esta se ve atravesada por la realidad social-cultural-política y económica en la que se encuentra inmersa.

A esto también han aportado las rotaciones y visitas que he podido llevar a cabo a través del contacto con profesionales, quienes muy amablemente me han abierto las puertas de su lugar de trabajo, de su conocimiento y experiencia, con gran calidez y predisposición. No hay manera de agradecer tanta enseñanza, la trasmisión de grandes valores profesionales y personales.

Sumado a ello, he asistido a un Congreso Internacional de Estudiantes de Terapia Ocupacional realizado por estudiantes de la Universidad Miguel Hernández- San Juan de Alicante, España. Ha sido muy enriquecedor participar de este encuentro, conocer otras miradas en relación a la profesión, otras modalidades de trabajo, otras formas de desempeño del rol estudiantil. Y aún más gratificante fue el haber oído mencionar y agradecer a profesionales de nuestro país y de nuestra universidad por el aporte a trabajos de investigación.

Para concluir, quisiera destacar que, si bien este intercambio ha sido realizado en el marco de una experiencia académica, ha significado muchísimo para mi crecimiento personal.

No tengo más que agradecer a todos aquellos que me han acompañado y que han hecho que todo esto sea posible.

 

Nota actualizada el 30 de septiembre de 2015

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